La impresionante imagen de una paloma blanca, sangrante, enredada con alambres de púas, con señales de impactos de bala que perforan sus alas y cuerpo, pero viva y con un olivo en el pico en señal de vida y esperanza, es la nueva escultura de la sensible artista María Renée Pérez: La paz en Nicaragua.
Un reciente informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) expone la represión gubernamental durante las protestas ciudadanas y da a conocer que desde el 19 de abril hasta el 2 de julio más de trescientos personas han muerto y 1,500 resultaron heridas, de las cuales 46 presentan lesiones con daños permanentes.
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El escenario de Nicaragua en estos dos meses ha sido de terror, indignación, dolor, traumas, y denuncias de ciudadanos y organismos de derechos humanos, que buscan establecer procesos de justicia y que los asesinatos no queden impunes.
En este contexto la artista Renée Pérez ha querido representar la paz con esta imagen de la paloma herida de bala, atrapada en alambres, y que a pesar de este doloroso drama se vislumbra el camino del diálogo y la paz.
“La paloma es Nicaragua… y su situación es bastante dolorosa”, dice la artista dolida y angustiada porque actualmente los nicaragüenses viven tiempos difíciles que están dejando huellas imborrables.
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Y agrega: “En cada una de ellas, viven los sentimientos de Nicaragua y su gente, debatiéndonos entre el dolor, el miedo y la incertidumbre futura”.
Barrotes de miedo
Otras obras como la titulada Barrotes de miedo, tratan de explicar el encierro que viven los nicaragüenses a causa de los grupos encapuchados y antimotines que han sembrado el terror en las calles o que realizan detenciones ilegales.
“La gente se encierra, tiene miedo, no pueden ver a sus hijos, otros permanecen en las cárceles”, trata de explicar la artista en esta obra. Así como la necesidad de que la libertad vuelva a recobrar sus alas.
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Su tercera obra Heridas, se explica por sí sola, “las heridas son imborrables”, dice impresionada por las huellas de sangre inocente derramada y por el daño emocional que han causado a las familias de las víctimas.
Y su última obra El laberinto del diálogo, insta a la pronta solución de conflicto. La artista explica que esta obra expone desde su metáfora y simbolismo la complejidad del diálogo nacional, pero confía que el camino de la paz y la justicia sean la única salida a esta crisis nacional, por lo que pide cese la escalada de violencia que se vive en el país.
Renée Pérez, además de trabajar la escultura, ha incursionado en la pintura y el grabado. Su última exposición la realizó en la galería Códice hace dos años.
En ese entonces expresó: “Busco demostrar que con desechos podés hacer arte y transmitir tu mensaje de protección a la naturaleza, a lo poético, romántico o tu reflexión artística y creativa”.