El secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, manifestó este jueves que el testimonio de la excapitana de la Policía, Wendy Flores Gámez, coincide con cinco denuncias de oficiales que también tuvieron temor de renunciar personalmente a la institución policial, porque los podían encarcelar, torturar o matar.
La excapitana Flores huyó del país porque era asediada por los paramilitares, después que su esposo participara en las manifestaciones pacíficas, realizadas por la población desde abril pasado, las cuales fueron reprimidas brutalmente por el Gobierno.
Lea también: Madre denuncia que su hijo policía fue torturado, antes de ser asesinado
“Tenemos una Policía colapsada. La Policía que hay es una Policía partidaria, es una Policía que no te da ninguna seguridad, más bien es una Policía que te reprime, te persigue, te asedia, te amenaza, te encarcela, te tortura e incluso hasta han quitado la vida a muchos ciudadanos”, dijo Carmona.
En equipo de futbol
Según la excapitana Flores, ella trabajó como jefa de logística del equipo de futbol de la institución, el Walter Ferretti, hasta que decidió escapar del país y enviar su renuncia desde un país que no quiso revelar.
El relato de Flores está lleno de detalles como la evidente partidarización de la fuerza pública, dirigida por el comisionado general Francisco Díaz, consuegro del mandatario. Carmona relató que desde 2010 la CPDH venía advirtiendo la división entre los oficiales que mantenían una postura profesional y quienes seguían una línea partidaria. Ocho años después, el representante de la CPDH cree que ganó la tendencia partidaria. Hasta ahora, las autoridades no se pronuncian sobre el caso de la excapitana Flores.
Otros oficiales
El defensor de derechos humanos Marcos Carmona confirmó que ha recibido denuncias de policías que temen por su vida, porque se negaron a reprimir a los ciudadanos que protestan contra el gobierno de Daniel Ortega.
La CPDH dio a conocer el caso del policía Faber Antonio López Vivas, que fue torturado antes de que le quitaran la vida de un balazo, porque ya no quería pertenecer a esa institución.
El pasado 20 de julio, la CPDH reveló que dos oficiales entregaron sus uniformes, armas y chip a esta organización, porque tuvieron miedo de renunciar personalmente.