Las solemnes notas de Mozart, Tchaikovsky, Mendelssohn, Beethoven o de compositores nacionales como Luis Abraham Delgadillo que solían escucharse alegres y sonoras en las aulas del Conservatorio de Música de la Upoli —antes de los trágicos sucesos de abril— ahora guardan un silencio doloroso. Y la razón es porque “hay fuga de talentos”, revela María Caridad Rosado, directora de este centro de estudios.
Parte de los talentosos maestros que impartían sus clases magistrales a los alumnos destacados que las interpretaban han emigrado hacia Costa Rica en busca de trabajo o para continuar sus estudios académicos, dice Rosado quien lamenta la situación.
Este próximo martes 18 de septiembre se cumplirán cinco meses del estallido social que ha enlutado, no solo al país con sus cerca de cuatrocientos personas asesinadas y más de dos mil heridos, sino también la memoria colectiva de la música clásica.
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Rosado reconoció que muchos de sus profesores eran pagados con fondos propios, y que al no haber clases han tenido que marcharse a países como Costa Rica y Honduras en busca de mejorar su nivel de vida y mantener a sus familias.
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Entre ellos —añadió Rosado—, se encuentran Iván Guevara, maestro de viento y metal graduado en la Universidad de Costa Rica (UCR) y Juan Rosales, maestro de clarinete y flauta y con estudios en una prestigiada escuela de Estados Unidos.
Por igual tomaron sus maletas en busca de nuevos horizontes en otros países, Génesis Díaz, alumna destacada de trombón, y Laura Barquero, graduada en enseñanza artística musical, entre otras.
Estamos ante una “fuga de talentos” hacia la Universidad de Costa Rica y otros países, sin contar con los que han recibido formación profesional en el Conservatorio. Es doloroso, muy doloroso”, expresó Rosado en tono de preocupación.
El Conservatorio —detalló Rosado— contaba en sus registros con 325 alumnos, en niveles elementales, medio y superior, y continuará cerrado en lo que resta del año.
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El “detonante”: Falta de trabajo y amenazas de muerte
Por su lado Mario Rocha, director de Ars Nova y del grupo Ucali de la Universidad Centroamericana, dijo que el “detonante” para salir del país fue la falta de trabajo y amenazas de muerte recibidas en las redes sociales por expresar su repudio ante la masacre orteguista.
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Recordó que la última actividad fue un concierto sacro en la iglesia Fátima en la colonia Centroamérica, luego canceló los conciertos, Pajarita mía, Solo a Dios la gloria, y otro de música inédita.
Señaló que muchos de sus alumnos tenores, barítono y sopranos, están fuera del país en busca de trabajo o estudio, ya que el país no presenta las garantías necesarias para montar los eventos o continuar con sus actividades normales.
Eventos suspendidos
La programación de música clásica de la Asociación Pro Arte Musical María Caridad Rosado (Pro Arte), también fueron suspendidos. “Desde el segundo sábado de abril no se dado ningún evento”, lamentó Rosado, ya que la gente “no quiere salir de sus casas”.
En el reciente recorte presupuestario del Gobierno, a Pro Arte le quitaron su asignación total que era de 250 mil córdobas. Por lo que ahora tampoco cuentan con estos fondos para los conciertos musicales del 2018.
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Para la soprano y promotora de Pro Arte, Lisbeth Berríos, esta situación de crisis e incertidumbre ha afectado a todos, y en su caso han tenido dificultades para realizar los conciertos. “Esperamos que la situación no dure tanto, porque muchos de nuestros músicos están buscando como irse”, comentó la artista.
A pesar de todo Berríos comentó que ha buscado reactivar Pro Arte, y que habían abierto una asesoría, pero la gente no está haciendo los show. También están buscando recursos con el fin de enfrentar estos nuevos desafíos por el cual pasan los artistas de la música clásica en el país.