Mientras gran parte de las actividades económicas sufren los estragos causados por la crisis sociopolítica que enfrenta el país desde hace 160 días, al sector cárnico se le suman el cierre de algunos mercados y la reducción del precio de la carne en el mercado internacional.
La suma de estos factores provocará que la industria cárnica cierre el año con una contracción cercana al siete por ciento.
“La matanza se había caído en los meses anteriores, pero se ha recuperado en julio y agosto. Aún así, entre enero y agosto el sacrificio industrial acumula una reducción de 5.14 por ciento, que equivale a unas 24 mil reses menos con respecto a las que se sacrificaron entre enero y agosto del 2017”, detalla Onel Pérez, director ejecutivo de la Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadoras de Carne Bovina (Canicarne).
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Las estadísticas oficiales de la matanza aún no se actualizan. El más reciente reporte del Banco Central de Nicaragua (BCN) incluye hasta mayo cuando la matanza industrial y artesanal acumulaban en conjunto 317,300 reses sacrificadas —entre enero y mayo de este año—. Dicho volumen es de 23,400 reses menos con respecto a las 340,700 que se procesaron en los mismos meses de 2017.
Ventas también mermaron
Según Pérez, el envío de carne y despojos al mercado externo también fue afectado en los meses más intensos de la crisis, pero entre julio y agosto dio signos de recuperación. No obstante registra una caída con respecto a lo exportado en el mismo lapso del año pasado.
Según los reportes del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex) entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2018 solo se enviaron al mercado externo 77,632 toneladas de carne y despojos bovinos; volumen que representa una caída de 6.6 por ciento con respecto a las 83,143 toneladas exportadas en el mismo periodo del año pasado.
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Esta reducción de 5,511 toneladas en las exportaciones cárnicas provocó que en el periodo de referencia de este año solo se percibieran 340.35 millones de dólares. Monto menor en 7.9 por ciento (equivalentes a 29.07 millones de dólares), con respecto a los 369.42 millones de dólares generados por estas ventas en el mismo lapso del año pasado.
Pérez explica que esta reducción en la actividad del sector no solo es provocada por la crisis sociopolítica que enfrenta el país, sino también por una menor oferta de ganado y por el cierre del mercado venezolano.
Cierre venezolano afecta
“Claro que ese cierre afecta porque el mercado venezolano se había convertido en el segundo comprador de nuestra carne. Pero la economía de Venezuela enfrenta una situación bastante deplorable, vemos en las noticias que falta carne en los anaqueles de los supermercados pero el intercambio comercial con ellos ya no es posible”, admite Pérez.
De acuerdo con los reportes del Cetrex entre enero y agosto solo se mandaron a Venezuela 2,515 toneladas de productos cárnicos, por las que ese país pagó 13.43 millones de dólares. En los mismos meses del año pasado, pese a que la relación comercial ya se estaba deteriorando se enviaron 13,877 toneladas por un valor de 68.69 millones de dólares. En la época de auge de la relación comercial entre ambos países las compras superaban las treinta mil toneladas anuales.
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El cierre de este mercado es atribuido por Canicarne a varios factores, entre ellos la reducción de las compras de petróleo y derivados venezolanos por parte de Nicaragua; esto prácticamente eliminó el mecanismo de pago de un porcentaje de la factura petrolera con alimentos.
También han incidido las dificultades que provocan las sanciones impuestas por Estados Unidos a la estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), que es dueña del 51 por ciento de las acciones de Alba de Nicaragua (Albanisa), empresa que realizaba los envíos de alimentos hacía ese país a través de una de sus empresas Albalinisa (Alba Alimentos de Nicaragua).
Estados Unidos paga menos
Y aunque el cierre del mercado venezolano está siendo compensado en parte por el incremento del volumen de envíos a otros mercados, principalmente Estados Unidos, ahí la carne local están enfrentando mucha competencia, generada por el incremento de la oferta, que a su vez ha provocado una reducción del precio.
Esto según Pérez está siendo provocado por el incremento del sacrificio en mataderos estadounidenses, que hasta septiembre se había elevado en veinte por ciento, pero que para finales de año podría elevarse hasta en 42 por ciento, porque antes los estragos que está provocando la sequía en algunos zonas de Estados Unidos, los ganaderos han optado por sacrificar el ganado.
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Según el Cetrex entre enero y agosto el volumen de envíos de carne y despojos nicaragüenses a Estados Unido creció 19.9 por ciento.
Sin embargo, los ingresos que produjeron estas ventas no crecieron en la misma proporción. Este año este mercado ha pagado en promedio 4,350 dólares por tonelada, precio menor en cien dólares con respecto a los 4,450 dólares por tonelada que pagó en el periodo de referencia del año pasado.
Debido a que algunos de estos obstáculos se contemplaron cuando se fijaron las metas para este año y dado que se han sumado otros como el cierre del mercado panameño, según Pérez no hay oportunidad para que se revierta la proyección de que el sector cierre el 2018 con una contracción de al menos siete por ciento.
Panamá cierra puertas
Pese a que Nicaragua tiene un acuerdo comercial con Panamá y un contingente de 2,340 toneladas con arancel cero, la semana pasada el gobierno de ese país publicó una resolución en que establece medidas temporales para el ingreso de la carne nicaragüense con arancel preferencial. La medida que afecta también a la carne de Costa Rica, establece que el importador panameño que quiera hacer uso del contingente con arancel preferencial tendrá que comprar volúmenes similares de carne local. Según Canicarne la medida deja en desventaja a la mayoría de los mataderos locales para beneficiar exclusivamente a uno que es propiedad de un grupo panameño que es además el importador más grande de Panamá.
Buscan otros mercados
Mientras el mercado venezolano —que se había convertido en el segundo comprador de la carne y despojos locales— cada vez compra menos, la Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadoras de Carne Bovina (Canicarne) continúa realizando trámites para concretar la apertura de otros mercados, entre ellos el de Chile, que pese a ser muy exigente hasta ahora se va cumpliendo con los requisitos que exige. También se hacen esfuerzos por entrar a Tailandia y para incrementar los envíos a Hong Kong.
Pero también Onel Pérez, director ejecutivo de la Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadoras de Carne Bovina (Canicarne), lamenta que al sector le haya ido “tan mal” en la negociación del tratado comercial con Corea, ya que se fijó un periodo de desgravación de 19 años y mientras se concreta se debe pagar un arancel del cuarenta por ciento que deja a Nicaragua fuera de posibilidad de exportar a ese país.