Las lluvias continúan en el departamento de León. Producto de los desbordes de ríos, más de 350 viviendas han sido anegadas en los municipios de Malpaisillo, El Jicaral, El Sauce, Achuapa, Santa Rosa de Peñón y Nagarote.
Según algunos líderes comunitarios en el municipio de El Jicaral, hay aproximadamente 120 viviendas afectadas, 80 casas en el municipio de Malpaisillo, 30 en Nagarote, 40 en Santa Rosa del Peñón; 30 en el municipio de Achuapa, 30 en Santa Rosa del Peñón y 40 viviendas afectadas en el municipio de León.
Entre el sábado y el domingo unas 100 familias fueron obligadas a autoevacuarse tras los desbordes de ríos producto de las intensas lluvias.
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El joven Dolmus Brenes, del sector de Dos Montes, en el municipio de Malpaisillo, expresó que desde que iniciaron las lluvias (pasado jueves), las viviendas se llenaron de agua. “La gente se está saliendo de sus casas, los ríos de la zona de arriba están desbordados y toda el agua viene a caer aquí”, dijo Brenes.
Las familias afectadas han buscado refugio donde amigos y familiares. Aseguran que las autoridades no llegan a las zonas más afectadas.
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Juana Leiva, de 60 años, habitante sector Las Lomas, en el municipio de Malpaisillo, aseguró que las autoridades del gobierno no se han presentado a la zona. “Estamos inundados y no tenemos ayuda de nadie, nadie a ha venido, llevamos tres días de lluvias”, dijo Leiva.
El río que atraviesa el municipio de El Jicaral, en León, se desbordó la noche del viernes y mantiene incomunicadas a unas diez comunidades, entre ellas El Tamarindo y La Mojarra.
En la comarca Troilo, al noroeste de León, más de 20 familias solicitan a las autoridades alimentos. También se reportan afectaciones en los balnearios de Salinas Grandes y Miramar, en Nagarote.
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Los habitantes de los municipios de Malpaisillo y El Sauce han aprovechado los desbordes de los ríos para sacar pescados.
En Teustepe, Boaco
El desborde del río Malacatoya dejó 23 casas anegadas, según el recuento oficial, en la comunidad La Cruz, Teustepe, Boaco. Los pobladores también tuvieron que autoevacuarse hacia la carretera y llevaron consigo sus pertenencias en busca de seguridad.
“La gente empieza a decir ahí viene el río y nosotros empezamos a meter la ropa en bolsas plásticas, (sacamos) lo esencial para poner todo en la carretera, que es lo más cerca que tenemos”, asegura la pobladora Martina Valerio Díaz.
Hace dos días que la familia de Valerio no regresa a su vivienda, una parte duerme con otros familiares en la misma comunidad y el resto se queda en una caseta improvisada con plástico negro, al resguardo de sus pertenencias. “Todavía no hemos querido meter las cosas, porque dicen que va a llover el martes otra vez”, agrega.
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Este es el segundo año que los pobladores deben autoevacuarse, puesto que la vulnerabilidad de esta comarca, ubicada a escasos metros del río no ha logrado solventarse. Hasta el momento, la solución de las autoridades municipales es proveer colchonetas, plástico y granos básicos.
“Aquí es una tristeza, porque el río se mete aquí en todas estas casas, el año pasado nadamos y perdimos todas las cosas, este año no perdí mucho”, cuenta Reyna González, mientras muestra las marcas de agua en la pared de su casa. González señaló que ya llegó ayuda a la comunidad, que consistía en un paquete con granos básicos.
Reubicación sería una solución
Para el poblador Julio Mora el problema radica en la cercanía del poblado al río Malacatoya, cuyo desborde ocasiona las inundaciones. “Aquí la única solución sería que la gente se fuera a vivir a un lugar más seguro, porque siempre sucede (la inundación) con esos temporales lluviosos, yo creo que aceptaría que me reubiquen, sería bueno”, sentenció.
Asimismo, el poblador Mauricio Urbina opinó que lo más plausible sería el apoyo estatal en la búsqueda de un terreno más alto, el cual se les done a los pobladores. “Así la población dejaría de salir año con año con la creciente del río”, añadió.