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La cónyuge de Ricardo Baltodano, Emilia Ruiz, ha denunciado los vejámenes que el orteguismo le está haciendo a su compañero de vida, a quien ella conoció cuando él era un joven guerrillero que luchaba contra Somoza en León. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Ricardo Baltodano, el profesor atrapado en las oscuras celdas del orteguismo

La historia de Ricardo Baltodano, el profesor de historia que fue guerrillero contra Somoza, fundador de la Juventud Sandinista y hoy es reo del orteguismo

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El despertar político de Ricardo Baltodano pudo haberse dado cuando en los años setenta vio salir de la casa a su hermana Mónica Baltodano rumbo a la clandestinidad, a la lucha en contra de la dictadura somocista. Y lo que lo empujó a también él involucrarse en la insurrección contra Somoza fue ver a su hermana presa.

Estudiando en León, Ricardo se unió al movimiento estudiantil contra Somoza. Obtuvo el seudónimo de Lucas y lo ubicaron en el barrio Zaragoza. Y allí despegó como guerrillero. Estuvo involucrado en la insurrección de septiembre de 1978 y en la insurrección final, en 1979, cuando aún no había cumplido los 19 años de edad, lo pusieron a cargo de un comando en el que fusil en mano combatió contra la Guardia Nacional.

La cónyuge de Ricardo Baltodano, Emilia Ruiz, ha denunciado los vejámenes que el orteguismo le está haciendo a su compañero de vida, a quien ella conoció cuando él era un joven guerrillero que luchaba contra Somoza en León. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Casi 40 años después, el próximo 4 de diciembre, a pesar de ser un catedrático universitario, que imparte clases de Historia en varias universidades, especialmente en la Upoli, Baltodano se va a sentar en un banquillo judicial, acusado de terrorismo y por el incendio en una delegación de la Alcaldía de Managua. A Baltodano lo acusa el régimen de Daniel Ortega, quien tiene control total de todo el sistema de justicia de Nicaragua, desde la Policía Nacional hasta la Corte Suprema de Justicia, pasando por la Fiscalía y todos los órganos de justicia penal.

Lo capturaron ilegalmente —afirman sus familiares—, el pasado 15 de septiembre en su casa en el reparto Santo Antonio, después de participar en una marcha pacífica. Una de las principales evidencias en contra de Baltodano que la Policía Orteguista se llevó de la residencia es una bandera azul y blanco de Nicaragua.

La Policía orteguista presentó a Baltodano como terrorista, tras capturarlo ilegalmente. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN DE EL 19 DIGITAL

Cárcel infrahumana

Emilia Ruiz conoció a Ricardo Baltodano en el barrio Zaragoza de León, cuando él era activista en contra la dictadura somocista. Se enamoró de él casi desde que lo conoció. A ella le atraía la convicción que Baltodano tenía, y la forma en que animaba a los demás jóvenes a involucrarse en la lucha antisomocista.

Desde entonces están juntos. No tienen hijos. Ella lo conoce bien. Dice que Ricardo Baltodano siempre ha protestado contra las injusticias.

En marzo de 1978, estudiantes de León marchan en contra de la represión somocista. A la izquierda, Ricardo Baltodano va con un megáfono. LA PRENSA/ CORTESÍA

El pasado 15 de septiembre, después de regresar de una marcha, ella salió a la venta y cuando regresó vio su casa rodeada de policías. No la querían dejar pasar a su vivienda. “Déjenme, el que está ahí es mi esposo”, les gritó.

Cuando Ricardo Baltodano vio que la Policía llegó a su casa, saltó a la casa vecina tratando de huir, pero fue apresado. Los policías se llevaron desde un carro que es propiedad de su cónyuge hasta todos los documentos de una tesis doctoral que él está realizando y que muchos de ellos están en memorias usb.

Lea también: Docente universitario de la Upoli presentado como terrorista por la Policía de Ortega

Cuando Emilia Ruiz vio a su cónyuge en la cárcel del Chipote, después de 15 días, lo encontró optimista, esperanzado de que lo trasladaran a la cárcel La Modelo de Tipitapa, pues en el Chipote la estaba pasando mal. En ese momento no sabía que estaba equivocado.

En La Modelo, Baltodano está peor que en el Chipote, en una celda de máxima seguridad, oscura, en la que no se ve ni las palmas de las manos. No tiene servicio higiénico sino solamente un hueco en el piso donde realiza las necesidades fisiológicas. A la par hay un grifo, del cual recoge agua para bañarse.

Eso sí, en la celda al menos tiene un colchón y una sábana.

“Mi hermano es un profesional, no es un delincuente, no es para que lo tengan así”, dice su hermana, la comandante guerrillera Mónica Baltodano.

Segundo de izquierda a derecha, Ricardo Baltodano aparece en esta imagen con otros dirigentes de la Juventud Sandinista, entre ellos Moisés López, Evelyn Pinto, Luis Rodríguez, Donald Méndez, Marlon Siú, Pedro Hurtado y Sixto Mario Garache. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN/ ÓSCAR NAVARRETE

El exvicecoordinador general de la Juventud Sandinista, Pedro Hurtado, señala que Ricardo Baltodano es uno de los fundadores de esa organización y recuerda muy bien a Baltodano, a quien describe como un joven que participó en cuanta cosa se le pidió que hiciera, como ir a cortar café, algodón, alfabetizar…

Hurtado recuerda a Baltodano como alguien que practicaba lo que predicaba o lo que creía. “Su discurso siempre fue coherente con lo que hacía”, dice.

A sus 58 años de edad, Baltodano tiene problemas de hipertensión arterial, artritis reumática, hernias discales y síndrome de colon irritable. La prisión también le ocasiona depresión.

En los años ochenta, como dirigente de la Juventud Sandinista, Ricardo Baltodano (en el centro, de civil), organizaba visitas de familiares a los movilizados en los BLI. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN/ ÓSCAR NAVARRETE

Una persona crítica

Después de la caída de Somoza, Ricardo Baltodano participó en la revolución sandinista y, como muchos jóvenes de esa época, fue a la Cruzada Nacional de Alfabetización y es uno de los fundadores de la Juventud Sandinista.

La hermana de Ricardo, la excomandante guerrillera Mónica Baltodano, recuerda que su hermano siempre procuró participar en las estructuras del FSLN y en la educación política. No ocupó un puesto en el gobierno sandinista de los ochenta.

Donde más se desarrolló fue en la Juventud Sandinista. En León fue coordinador departamental y después regional. En Managua también fue coordinador regional y luego pasó a ser vicecoordinador general de la Juventud Sandinista, en todo el país. Fue el segundo de Carlos Carrión y también del padre Fernando Cardenal. Baltodano pudo ser el coordinador general de la Juventud Sandinista, pero no quiso, afirman sus familiares.

Para 1988, Ricardo Baltodano ya no se sentía conforme con el FSLN y con algunas cosas que estaban ocurriendo en el país. Su cónyuge Emilia Ruiz dice que Ricardo Baltodano todavía trabajó en la campaña presidencial de 1990, a favor del FSLN, en las elecciones que Daniel Ortega perdió ante doña Violeta Barrios de Chamorro.

Después de 1990, Ricardo se alejó del FSLN. Aunque algunos puedan decir que fue oportuno porque el FSLN ya no estaba en el poder, su hermana Mónica alega que su hermano Ricardo en realidad es una persona muy crítica y que su divorcio del Frente Sandinista fue por motivos de convicción, tanto que él se alejó de ella también. Siempre se respetaron las ideas, pero Ricardo y Mónica dejaron de relacionarse por un tiempo debido a que ella continuaba en el FSLN.

Para 1995, Ricardo Baltodano apoyó al Movimiento Renovador Sandinista (MRS) que impulsaron Sergio Ramírez Mercado y Dora María Téllez. Y en las elecciones del 2006, Baltodano apoyaba la fórmula presidencial Herty Lewites-Edmundo Jarquín.

Los “pecados” de Ricardo

¿Qué mueve al orteguismo a tener en una celda de máxima seguridad a Ricardo Baltodano? Las razones pueden ser varias. Es hermano de Mónica Baltodano, la excomandante guerrillera que ahora es disidente del FSLN desde que Daniel Ortega pactó con Arnoldo Alemán. Su sobrina, Mónica López Baltodano, ha apoyado el movimiento anticanal y es una de las que ha estado junto a la lideresa campesina Francisca Ramírez, un personaje que incomoda al orteguismo.

Ricardo Baltodano es también profesor de Historia en la Upoli, una de las universidades que sirvieron de trinchera a los estudiantes que iniciaron protestas contra el régimen de Daniel Ortega desde el pasado 18 de abril. De hecho, Baltodano es secretario del sindicato de profesionales y docentes de la educación superior Américo Tapia Columna, que funciona en la Upoli. Cuando Baltodano fue electo secretario de ese sindicato, en 2012, el orteguismo de la Upoli se opuso a su elección. En el 2015, el Mitrab ya no quiso entregar la certificación a dicho sindicato, pero la Upoli sigue reconociendo al mismo y mantiene el convenio colectivo firmado.

Cuando estallaron las protestas en contra de Ortega, en abril pasado, Ricardo Baltodano se encontraba en su casa, supervisando desde marzo la construcción de cuatro cuartos que le anexó a la vivienda y para lo cual había hecho un préstamo de 12 mil dólares en un banco.

El segundo piso de la casa de Ricardo Baltodano, por donde él intentó huir de la Policía Orteguista el pasado 15 de septiembre, pero finalmente fue capturado en una casa vecina. A la derecha se observa, en la pared, se observa el impacto de una bala disparada por la Policía. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Aún así, Baltodano se las arregló para participar en dos marchas, en protesta tras las primeras personas asesinadas durante las manifestaciones del pueblo. “A él lo están criminalizando por defender su derecho a marchar por algo que no le parece. Él combate al régimen con sus ideas, es incapaz de hacer de lo que lo acusan”, sostiene su cónyuge Emilia Ruiz.

Un miembro de la junta directiva del sindicato Américo Tapia Columna, quien prefiere el anonimato, explica que mientras los estudiantes y otras personas mantuvieron tomadas las instalaciones de la Upoli, desde abril pasado, el profesor Ricardo Baltodano llegaba a persuadir a los jóvenes para que no dañaran las instalaciones de la universidad.

Al final, cuando la universidad fue desalojada y quedó en manos de los pobladores que viven alrededor de la misma y, como vieron que las autoridades de la Upoli no se hacían presentes, los vecinos buscaron al profesor Baltodano y a Reynaldo Reyes para entregarles las instalaciones. Antes, Baltodano había llegado a la Upoli con Jorge Sequeira, administrador, para ver qué estaba pasando con la universidad, asegura la fuente anónima.

Ricardo Baltodano, un hombre de paz

La casa que Baltodano comparte con Ruiz en el reparto San Antonio está inundada de libros. Baltodano se ha dedicado desde hace varios años a estudiar las ciencias sociales, especialmente la historia, y se ha especializado en el tema de la cultura de paz. Ha estudiado todos los conflictos que se han solucionado con diálogos de paz, como los de El Salvador, Guatemala y Colombia.

En las universidades él imparte esa cátedra, la de Cultura de Paz, explica Mónica Baltodano, quien considera que su hermano, debido a sus estudios, es incapaz de recurrir a la violencia, porque por experiencia propia, cuando fue guerrillero contra Somoza, también aprendió que hay mejores maneras para solucionar los problemas.

La comandante Mónica Baltodano. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Los Baltodano Marcenaro

La familia de Ricardo Baltodano tiene una amplia trayectoria dentro del FSLN. La mamá, Zulema Marcenaro, era una gran opositora a la dictadura somocista. Por su casa pasaron resguardándose muchos guerrilleros sandinistas, entre ellos Carlos Arroyo y la ministra de Gobernación, Ana Isabel Morales.

Zulema Marcenaro fue de las mujeres que protestaron en el edificio de las Naciones Unidas tras el asesinato del director de LA PRENSA, Pedro Joaquín Chamorro, en 1978. Y también fue de Ampronac.

Una hermana de él, Zulema Baltodano Marcenaro, es héroe y mártir de la revolución. Ella fue asesinada por la Guardia Nacional en junio de 1979, durante lo que se conoció como la masacre de Batahola Norte.

Otra hermana, Alma Nubia, perdió las manos manipulando bombas de contacto que serían utilizadas en la lucha contra Somoza.
Su familiar más conocida es la comandante guerrillera Mónica Baltodano, hoy disidente del Frente Sandinista.

El único que no era allegado al FSLN fue el papá, Roberto Baltodano Lacayo, un prominente abogado hoy de 90 años de edad. En su momento fue un conservador zancudo del somocismo, miembro del tribunal de justicia.

La Upoli se convirtió en una ciudadela que refugia a los estudiantes que protestan contra el Gobierno de Daniel Ortega. LA PRENSA/ ARCHIVO
La Upoli se convirtió en una ciudadela que refugió a los estudiantes que protestaban contra el gobierno de Daniel Ortega en abril pasado. LA PRENSA/ ARCHIVO

El sindicato “golpista”

Desde que Ricardo Baltodano cayó preso, los trabajadores de la Upoli tienen miedo siquiera de preguntar por él. No lo mencionan para nada. Solo hay un grupito que sí pregunta, pero lo hace de manera sigilosa, explica un miembro de la directiva del sindicato Américo Tapia Columna, el cual es presidido por Baltodano.

La fuente indica que al sindicato que preside Baltodano le están llamando “golpista” y los orteguistas han hecho un nuevo sindicato, que se llama de Profesionales de la Educación Superior (Siproes), pero este último no tiene firmado convenio colectivo.

Además, amparados en un artículo del Código Laboral, los orteguistas de la Upoli le suspendieron el salario desde este mes de octubre a Baltodano por estar encarcelado. Sin embargo, la cónyuge Emilia Ruiz irá a gestionar el descongelamiento del mismo.
De acuerdo con la fuente de la Upoli, Baltodano se ha destacado como líder sindical, al grado de que lo han reelegido en varias ocasiones, ya que no ha dejado de resolver ni un solo caso laboral. Por otra parte, siempre ha mantenido la unidad y la armonía con los otros sindicatos de la Upoli, el Juan Ramón Padilla y el 14 de Junio.

El ambiente en la Upoli no está normal, alega la fuente anónima. Actualmente están organizando clases que se impartirán en línea y no están llegando todos los empleados a la vez, sino que lo hacen por grupo.

Las instalaciones de la Upoli están en perfectas condiciones, pero sí fueron saqueadas.

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