Pese a los esfuerzos que realiza el régimen Ortega-Murillo por aparentar que el país volvió a la normalidad, entre ellos celebrar como todos los años las fiestas navideñas, los comerciantes de pólvora no esperan una buena temporada para su negocio.
Todo lo contrario: temen que por el miedo a represalias, la gente se abstenga de usar estos productos durante las fiestas, por lo que la mayoría de comerciantes de pólvora redujo considerablemente sus inversiones.
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Según algunos de ellos, este año muchos abrieron sus puestos únicamente para no perderlos, pues los puntos de venta que no se utilizaran serían entregados a otros comerciantes.
Y aunque admiten que como todos los años, empiezan la temporada con el optimismo de que venderán todo el producto, es evidente que existe la posibilidad de que la gente —por temor a represalias de las autoridades— se abstenga de utilizar la pólvora, especialmente la más ruidosa.
“Es por ese temor que la mayoría redujo considerablemente su inversión. Todos los años cada comerciante invierte en total unos doscientos mil dólares, en la pólvora, el tramo, los permisos, las instalaciones eléctricas, el agua y otras cosas que se necesitan, pero este año eso se redujo mucho. En mi caso, yo ni siquiera a la mitad de esa inversión llegué”, dijo Elizabeth Ortega, coordinadora de los 17 puestos de pólvora ubicados en la zona del Ministerio del Trabajo, donde vende tanto pólvora local como china.
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Jamileth Vásquez, encargada de unos de los diez puestos ubicados en la zona de Tiscapa, manifestó que como ellos distribuyen mayoritariamente pólvora china, gran parte de las importaciones ya se habían realizado y ahora solo queda confiar en que venderán el producto.
Con respecto a la disposición de la Policía Orteguista (PO), que durante la temporada comprendida entre el 6 de noviembre y el 6 de enero se prohíbe la “importación, elaboración, comercialización y manipulación de: morteros, carga cerrada de vara y bombas número diez (conocidas popularmente como mata suegra)”, los comerciantes esperan que no afecte sus ventas.
Según Vásquez, tradicionalmente estos productos se vendían durante la celebración de la Purísima, por lo que esperan que quienes los busquen los sustituyan con otros similares cuya venta sí está autorizada.
A quienes está afectando la prohibición de la PO es a los artesanos de la pólvora cuyos talleres, en su mayoría, están ubicados en Masaya; que fue una de las ciudades más afectadas por la saña de los paramilitares y la Policía.
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Uno de los dueños de un taller de pólvora, que solicitó proteger su identidad por temor a represalias, contó que en la última quincena de noviembre y las dos siguientes de diciembre los ingresos solo por la venta de morteros alcanzaban los cincuenta mil córdobas; sin embargo, por la prohibición policial, han tenido que elaborar otros productos para no dejar de trabajar.
Perderían permisos
Mientras los artesanos que se dedican a la elaboración de productos de pólvora admiten que la decisión de la Policía Orteguista de importar, elaborar, comercializar y manipular morteros, cargacerrada de vara y bombas número diez (conocidas popularmente como matasuegra) afectará sus ingresos, los comerciantes que los tienen en sus inventarios desde hace diez meses tendrán que destruirlos, por lo peligroso que resulta mantenerlos guardados durante un año más en espera de la próxima fiestas de diciembre.
Elizabeth Ortega, coordinadora de los 17 puestos de pólvora ubicados en la zona del Ministerio del Trabajo, explica que si los comerciantes tienen los productos en existencia, no pueden llevarlos a los puestos de venta, ya que si llega una inspección y encuentran los productos les suspenderán el permiso de comercialización de pólvora.