Mientras las dificultades financieras del sistema de seguridad social se agudizan, especialistas advierten que mientras no se alcance un acuerdo político que ponga fin a la crisis que envuelve al país desde el 18 de abril, no existe ninguna posibilidad de frenar la insolvencia del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
Esto porque el Seguro Social depende del empleo y la generación de nuevos puestos de trabajo, y la reactivación de los perdidos, solo se concretaría si el país vuelve a la normalidad.
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Según proyecciones de la propuesta de Presupuesto General de la República 2019, el INSS cerrará este año con un déficit de 5,674.7 millones de córdobas, este es el sexto año consecutivo en que la institución cierra con pérdidas.
Este es el sexto año consecutivo que la institución acumula pérdidas.
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Dado que se desconoce el monto actual de las reservas de contingencia de la entidad, los especialistas advierten que indistintamente de las dificultades que el régimen Ortega-Murillo enfrente para cumplir las obligaciones financieras del Estado, si las reservas del INSS —que en 2012 acumulaban 16,400 millones de córdobas— se agotan o ya no existen, el Estado deberá garantizar los 850 millones de dólares que anualmente requiere para cumplir con sus obligaciones. Monto que se incrementará cada año por el aumento de jubilados.
Cumplir con esta obligación, que el Estado no puede eludir, presionará aún más las finanzas públicas y profundizará el deterioro de la economía.
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“El paso fundamental es la solución política del país y una vez que se haya resuelto el problema político, podríamos hablar de la reforma… porque el INSS ya tendría mayor seguridad en la creación de empleo y la restitución de los trabajadores que se han ido (han dejado de cotizar)”, dijo Manuel Israel Ruiz, especialista en seguridad social.
Según datos publicados por el Banco Central, entre diciembre de 2017 y septiembre de este año la institución ha perdido 166,640 cotizantes activos; de estos empleos formales 142,181 se malograron entre abril y septiembre, es decir, como consecuencia de las crisis sociopolítica que enfrenta el país.
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La pérdida de cotizantes incrementa el hueco financiero de la institución y lo deja a expensas de sus reservas o del apoyo estatal.
De acuerdo con Ruiz, en el estudio actuarial realizado en 2012 se reportaron 16,400 millones de córdobas en reservas técnicas pero los estudios posteriores ya no incluyeron información sobre estas reservas, por lo que se desconoce si están invertidas o si aún existen. Desde 1993 el remante anual de entre 75 millones de dólares y cien millones de dólares anuales pasaba a las reservas. Pero desde 2013 este fondo dejó de alimentarse, cuando por primera vez la institución cerró con déficit.
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Para Róger Murillo, exdirector de estudios actuariales del INSS, el problema de la institución es de “flujo de caja”, o sea, tener capacidad cumplir sus obligaciones. Por lo que mientras el problema político del país no se resuelva la única solución que queda es que “alguien le inyecte el dinero” que necesita para cumplir sus compromisos financieros.
Murillo espera que la crisis sociopolítica se resuelva lo antes posible, para que posteriormente los sectores involucrados se “sienten a revisar” todos los programas de la seguridad social, ya que eso permitirá determinar si las actuales tasas de cotización son suficientes para mantenerlos. “En estos momentos no podemos hacer nada más que buscar la plata para poder resolver los gastos que se avecinan hasta que se termine la crisis”, advirtió Murillo.
INSS necesita “meterle mano a fondo”
Donald Soza, exfuncionario del INSS y asesor independiente en seguridad social, expresó que no existe duda de que el INSS necesita que se le “meta mano a fondo”, pero considera que de momento cualquier cosa que se diga en torno a una reforma que enderece las finanzas de la entidad, es pura especulación porque la base del INSS es el empleo.
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“A menos empleos el problema del Seguro se agrava. Si hay estabilidad y volvemos a los índices de (asegurados) que tenía y necesitamos y propiciamos un crecimiento superior de (afiliados), el futuro del INSS será mejor. Que si ese futuro (INSS) tiene que ser administrado de una manera distinta, de eso estamos también seguros, porque hay que hacer mejoras para no estar cayendo frecuentemente en esta crisis”, aconsejó Soza.
Los tres especialistas participaron ayer en el foro Panorama de la Seguridad Social en Nicaragua, promovido por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).
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Ellos coinciden en que pese a que el régimen en su propuesta de presupuesto para el 2019 contempla la aprobación de una reforma que garantice la sostenibilidad del Seguro Social, en el actual contexto político del país no hay condiciones para lograr el consenso que requiere una reforma de este tipo. Por tanto, advierten que imponer una nueva reforma sin el aval del sector privado y los trabajadores únicamente agravaría la crisis.
En abril, una fallida reforma impuesta por el régimen establecía entre otros cambios el incremento de la tasa de cotización y un aporte del 5 por ciento a las pensiones; esto empujó a los pensionados a salir a las calles a protestar y aunque a los pocos días fue derogada, se convirtió en el detonante de la crisis que enfrenta el país desde hace 218 días, con un saldo superior a los quinientos muertos, miles de heridos, cientos de encarcelados y desaparecidos y casi mil millones de dólares en afectaciones económicas.
No solo cotización
Especialistas en temas de seguridad social advierten que la reforma “a fondo” que requiere la seguridad social no puede depende permanentemente del incremento de las tasas de cotización, ya que Nicaragua está entre los diez países de la región con los aportes más altos.
“Nicaragua ya no tiene margen de elevar las tasas de cotización, de 23 países de América Latina en este momento está ocupando el octavo lugar entre las más altas y con la reforma (fallida de abril) iba a caer en el sexto lugar, por lo tanto ya no tiene margen de elevar las tasas de cotización”, confió Manuel Israel Ruiz, especialista en seguridad social.