Para un muchacho moldeado a golpes como Alexander Mejía, el ring no es otra cosa que el reflejo de su existencia. Este sábado en Guatemala realizó una buena presentación contra el púgil mexicano José Benito Peláez , quien es dirigido por Nacho Beristáin. Popeye celebró su ascenso en las 122 libras en la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) hasta la sexta posición, derrotando por decisión unánime a su oponente. Una exhibición con creces, pero que aún deja elementos moldeables en Mejía.
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Popeye solo sabe enfrentar los retos de frente. Desde que sonó la campana nunca metió retroceso. Un pequeño tanque hacia adelante lanzando sus combinaciones cortas y muchas veces sin demasiada brújula. No obstante, su empuje tiene premio y es la presión agobiante que sufre el rival. Mejía dejó claro su resistencia y aguante, mejoró un poco en la defensiva y cuando Peláez cambiaba de guardia constantemente desequilibraba al pinolero.
Para un boxeador ubicado en tan importante posición en la AMB, debe saber terminar las peleas cuando el rival sangra, jadea y se coloca en un estado endeble. Pelaez parecía no tener ni piernas ni aire para seguir en el cuarto asalto. El desgaste de ir hacia atrás y de recibir la izquierda en gancho y la derecha en volado de Mejía estaba pasando factura. Popeye lo vio e intentó liquidarlo pero lo dejó con vida. Menos mal que el nicaragüense parece ser de hierro, porque aunque el mexicano descargó su mano izquierda con mucha fortaleza daba la impresión que sus puños terminaban aplastados cuando chocaban en el rostro de Popeye.
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Al final no hubo objeción en la decisión final: dos jueces marcaron 60-54 y uno 58-56, todos a favor del nicaragüense, quien se prepara para volver el 5 de abril a Guatemala.