Han pasado ocho años desde que Ricardo Mayorga anunciara por primera vez de manera firme su adiós en el boxeo: ocurrió después de ser noqueado por Miguel Cotto en 2011. Ya sus exhibiciones sobre el cuadrilátero empezaban a provocar jugos gástricos a los espectadores. Lo hacía con 36 años y una vida colmada de excesos que nunca ocultó. Su estrella turbia empezaba a pasarle factura. Después de ese primer contacto con el retiro ha estado sobre una montaña rusa de ir y venir: ahora con 45 años sorprende en medio de su decadencia con volver al boxeo el 6 de abril en Guatemala contra una joya chapina llamada Lester Martínez, y como es su costumbre, evoca la misma frase: “Si pierdo será mi retiro”.
Te puede interesar: Un Ricardo Mayorga sin aire y fuerzas es noqueado por una Cobrita sin veneno
La realidad es que Mayorga como tal ya está retirado. Aquel boxeador que provocaba espectáculo y agitaba el país en su época de esplendor yace en la tumba desde 2008 cuando enfrentó por primera vez a Shane Mosley. El Matador que ha estado posterior, especialmente en sus últimas seis peleas, no es otra cosa que un fantasma sobre el ring. De esos ojos de campeón con brillo muchas veces paranoico, solo queda lo paranoico, un reflejo más que vive alejado de una realidad, la de su extensión de la agonía boxística.
Lea además: En la vejez boxística, los cuatro excampeones mundiales nicaragüenses que pelearon con más de 40 años
Después de aquella pelea con Cotto en la cual utilizó de excusa una lesión en el brazo, volvió a asegurar que se retiraba cuando enfrentaría a Andrik Saralegui en 2014, el pugilista señaló que anhelaba despedirse ante su afición y se realizó el combate en el Puerto Salvador Allende, pero otra vez el boxeo le tentó y un año posterior decidió enfrentar en revancha a Mosley: “si pierdo me retiro”, volvió a decir su trillada frase. Se hizo polémica cuando le tocó las nalgas en la conferencia a la pareja de su oponente. Mayorga perdió al caer noqueado y se desapareció del panorama.
Dos años pasaron y el Matador regresó contra Jaudiel Zepeda, la razón era la misma: despedirse de su público en Nicaragua, venció al mexicano que no parecía deportista y siete meses después, en su eterno retiro se enrumbó a Rusia ante Andrey Sirotkin, ocasionándole otra derrota y el año pasado sorprendió apareciendo en Laredo en lo que él mismo catalogó su retiro en Estados Unidos: igual finalizó noqueado.
Le puede interesar: Ricardo Mayorga vetado de por vida en el CMB y las más leídas de la semana
Con 45 años y un físico desgastado ya firmó los papeles de la pelea contra Martínez, tendrá dos meses para prepararse, volver a perder y luego… decir: “si pierdo me retiro”.