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Juan Barrera felicitado por sus compañeros. LAPRENSA/ CORTESÍA/ WILFREDO CORTEZ/ LIGA PRIMERA

A Copa Oro con un nudo en la garganta y los pelos de punta

Se ganó por oficio, por fortuna y porque a los caribeños no les servía mucho la victoria. Nicaragua vuelve a su pequeño mundial siendo el mismo equipo

Y volvió a tocar la puerta el sufrimiento. Barbados alérgicos a la pelota convertía en un juego de futbolín el área de Nicaragua. Nunca la tuvieron porque no les interesaba, se conformaban con ver cómo la Azul y Blanco estaba esterilizada ofensivamente. La tropa de Duarte se hizo con el boleto a la Copa Oro porque existió la destreza de Justo Lorente, los destellos de Juan Barrera y el chispazo de Carlos Chavarría. Se ganó por oficio, por fortuna y porque a los caribeños no les servía mucho la victoria. Nicaragua vuelve a su pequeño mundial siendo el mismo equipo, parece que hemos encontrado nuestro verdadero nivel: el triunfo por gotero contra países que apenas estamos descubriendo su existencia.

La Azul y Blanco jugó en cortocircuitos, querían imprimir velocidad sin control, nunca hubo calma, no eran más que una pista de carros chocones buscando el golpeo. El oponente estaba acostumbrado al caos y tirar a la contra, bien se decía que Nicaragua tenía el control: ¡grave error! tenía la pelota pero no el dominio del juego. Parece que se jugó sin mediocampo y la terquedad de insistir por la banda derecha en el primer tiempo obviando a Byron Bonilla en la izquierda. Cuando Bonilla recibió la ayuda de Barrera causaron desequilibrio, no obstante lo inutilizaron porque nunca confiaron en él. Tan así que cuando Chavarría hace su ingreso lo primero que hacen es compartirle la pelota y darle compañía.

Se debe calificar como exitoso el proceso a la clasificación de Copa Oro. Solamente se perdió contra Haití y, aunque la tropa de Duarte peleó con las uñas entregando hasta el último aliento, todos detrás de las pantallas teníamos los dedos cruzados y el corazón acelerado viendo como Justo Lorente parecía un arquero de futbol sala pateando con el pie el tanto del empate de Barbados, que cuando decidieron atacar derribaron los peones defensivos. ¿Y qué comentar del tiro libre en la recta final que rechaza cuando Dani Cadena se abre en la barrera? La puerta del sufrimiento sigue abierta, pero es más grande la ilusión y el optimismo del sueño utópico de hacer un papel más allá de nuestras posibilidades.

Un aplauso a los muchachos que nos dejaron con el nudo en la garganta y los pelos de punta.

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