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Daniel Ortega, reformas

¿Cuál es la ruta? La amnistía no.

Lo que necesita Nicaragua no es amnistía. Porque trae impunidad. Lo que se necesita es justicia. Sentar un precedente para que no vuelva a ocurrir una masacre como la que se vivió.

Amnistía

Un viejo zorro de la política con quien conversé hace unos días me dijo: “¡Olvidate, viene una amnistía!” Eso sería fatal para Nicaragua, le repliqué. “Cómo se te ocurre a vos”, insistió, “ que el que tiene la “cañas huecas” (armas) va a aceptar que todos los adversarios queden exonerados y los suyos vayan a la cárcel”.

Carambola

No sé si al final el “viejo zorro” tendrá razón, pero de lo que estoy casi seguro es que la palabra amnistía va a salir, abierta o disfraza, inevitablemente en algún momento de estas negociaciones. Eso explica, en parte, todo el juego y rejuego que existe con los presos políticos. El plan de Daniel Ortega siempre fue ese: meter tantos presos, someterlos a las condiciones más inhumanas posibles, condenarlos a penas inverosímiles sin apego a ninguna ley, para que desde las mismas víctimas, desde los inocentes encarcelados, salga la grita de ¡amnistía, amnistía! que en el fondo beneficie de carambola a los verdaderos criminales que andan libres.

Error de cálculo

Sin embargo, a mi criterio, cometieron un grave error de cálculo. En su afán de poner como héroes a los criminales y como criminales a los héroes, no iniciaron procesos contra ninguno de los suyos. Ni siquiera para guardar las apariencias. No hay investigación sobre el asesinato de Alvarito Conrado. Ni está presa ni en juicio una policía que mató a sangre fría de un balazo en el pecho a Donald López. Tampoco se sabe nada de los francotiradores que desde el Estadio Nacional dispararon contra la marcha del 30 de mayo. ¡Y tantos más! La falta de procesos juega en su contra. No pueden entrar los suyos en la “anulación de los procesos judiciales contra todos los que participaron en los hechos violentos desde abril hasta la fecha” porque simplemente no abrieron procesos para ellos.

La ruta

Si la amnistía no procede porque libraría de la cárcel a inocentes pero también a los culpables, ¿cuál es la ruta? La solución la dieron ellos mismos. Los juicios que emprendió el régimen contra centenares de ciudadanos parecen diseñados para declararse nulos. No sobreviven a la revisión de un estudiante de primer año de Derecho. Desde la capturas a mano de paramilitares encapuchados, sin orden legal ni procedimiento de ningún tipo, hasta los testigos amañados, las violaciones al proceso y los disparates con que salían los jueces. Son una parodia legal. La anulación de todos esos juicios es la ruta y así lo ha expuesto ese valiente abogado, el doctor Julio Montenegro.

Jueces

La revisión de los procesos lleva de por si la posibilidad de abrir nuevos procesos contra los jueces que deliberadamente faltaron a su deber y causaron tanto daño. Esa fue otra masacre y no se puede considerar un problema menor a la hora de buscar justicia.

Justicia

Lo que necesita Nicaragua no es amnistía. Porque trae impunidad. Lo que se necesita es justicia. Sentar un precedente para que no vuelva a ocurrir una masacre como la que se vivió. Que los asesinos no vuelvan a culpar a las víctimas de sus propias muertes. Para que los jueces no vuelvan a servir como francotiradores judiciales. Hay muchas muertes que esclarecer. Muchos desaparecidos sobre los que rendir cuentas. Dolor causado por violaciones y abusos contra los secuestrados. Hay muchas facturas por pagar y lo único que se pide es que se haga sin consideraciones a ningún color político.

Cañas huecas

Los presos políticos deben salir y ya. Noventa días es demasiado. Y ojalá no sirvan para que otra vez en la historia de Nicaragua el que tiene las “cañas huecas” limpie sus propios crímenes con el sufrimiento de otros en nombre de una, otra, amnistía.

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