Nunca antes, en tan poco tiempo, un gobierno había asesinado a tantos estudiantes, campesinos, civiles y niños, como lo hizo entre abril de 2018 y abril de 2019 la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo: entre 325 muertes, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y 585, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos.
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Al margen de las cifras, que la dictadura reduce a 199, la represión desatada por la Policía Orteguista, paramilitares y fanáticos del régimen derivó en una matanza que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) califica como delitos de lesa humanidad.
La represión, de acuerdo con los informes internacionales de derechos humanos y datos de organizaciones locales, incluyó asesinatos, torturas, secuestros, desapariciones, violaciones y tratos crueles e inhumanos. Dentro de las víctimas hay campesinos, estudiantes, obreros, mujeres y niños de varias edades.
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La masacre incluye la incineración viva de una familia de seis personas en el barrio Carlos Marx, atribuido por vecinos y familiares a policías y paramilitares orteguistas en junio del 2018.