No hay consuelo que valga. Qué el Ajax jugó un futbol asociativo y encantador, qué estructuraban jugadas brillantes previo a la definición de un gol, qué siendo un conjunto pequeño lograron tocar las puertas del cielo estando 2-0. La derrota no se sabe digerir por más atenuantes que existan. Los resultados se toman en seco y de golpe, si no hay que refrescar las imágenes: el Tottenham saltando lleno de euforia al lograr la gesta de la remontada (2-3) y el Ajax tendido a punto de cortarse los pulsos sobre la improvisada cama llamada césped.
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Un muchacho brasileño que en su momento fue el fichaje más caro del futbol de ese país, que debutó con el PSG y se hundió en el ostracismo al tener una estrella intermitente y, que en la temporada pasada no marcó un solo gol con el Tottenham, hizo su erupción en Ámsterdam. Lucas Moura anotó los tres goles de la remontada. Por muy increíble que parezca, el club inglés no se desfondó como el Barcelona. Perdían 3-0 tras las anotaciones de De Light (5) y Ziyech (35), más el gol del partido de ida. Los locales no tenían la posesión total de la pelota, pero dominaban las acciones y poco a poco en casa implantaron su gen en el desafío.
No obstante, el cuento de hadas fue destrozado por un equipo que hizo ajustes en el medio campo con Eriksen al juntarlos más con Sissoko, dando más versatilidad a Llorente y teniendo como resultado más pelotas a la ofensiva. El primero llegó al 55 con un pase de Rose a Alli para que asistiera a Moura. Las esperanzas resurgían, luego cuatro minutos después de nada sirvió la atajada de Onana, Moura terminó empatando el juego en medio del momento de confusión de dónde estaba el balón. Y el final ocurrió en el tiempo agregado. Faltaba menos de un minuto para que el Ajax celebrara cuando Alli volvió a asistir a Moura y con la frialdad de un crack resurgido mató al protagonista de esta Champions… ahora tratarán de conquistar el Metropolitano.
Fin del sueño del Ajax… ojalá les baste el consuelo.