Un día antes de que la Policía lo matara, Bryan Murillo López, de 22 años, estuvo bailando reguetón con su hijo. “¿Cómo baila tu papa?”, le preguntaba. Y, riendo, el niño imitaba sus pasos. Hoy sábado el hijo de Bryan está cumpliendo cuatro años, pero no tendrá piñata, porque hace dos días sepultaron a su padre.
También un día antes un hombre vestido de civil habría sido visto haciendo fotos a la casa de Marina López, madre de Bryan; pero la familia lo supo muy tarde. Un vecino se los contó cuando ya Bryan estaba muerto y su hermano Kenner en cuidados intensivos.
“Ellos (los policías) tenían planeado lo que iban a hacer”, afirma Karen López, hermana de ambos muchachos.
El ataque
A las 4:30 de la madrugada del reciente miércoles 17 de julio casi todos dormían en casa de doña Marina. Bryan se había acostado en el sofá de la sala, como hacía cada vez que se quedaba en casa de su madre y no iba a la de su suegra, donde vivía con su compañera y su hijo.
De pronto unos diez oficiales armados tiraron la puerta de enfrente y entraron con violencia, relata Karen. “Abrí la puerta de mi cuarto y vi que un policía estaba sobre alguien. Después me di cuenta de que era mi hermano, el fallecido. Detrás de mí venía mi otro hermano (Kenner) y le dispararon. Entraron disparando. Cuando abrí la puerta nada más miraba chispazos”.
Bryan murió en un pasillo. Kenner fue herido de gravedad y se encuentra en el hospital, donde su familia lo vigila día y noche. Tienen miedo de dejarlo solo.
Solo Javier Cortés, esposo de una prima de los Murillo López, se encuentra fuera de peligro. “Le dispararon solo a los varones, a todo varón que encontraron en la casa”, señala Karen. “Es el momento, el día, la hora, y nos seguimos preguntando por qué”.
Para doña Marina, el único “delito” de su hijo fue participar en las protestas que la ciudadanía organizó en 2018 en respuesta a la represión del régimen de Daniel Ortega.
Ahora que Bryan se encuentra bajo tierra, su familia está ordenando algunas cosas y en rincones de la casa van apareciendo orificios, casquillos y charneles. “Es la hora y todavía seguimos encontrando residuos de balas”, afirma Karen.
El niño de Bryan ya sabe que no volverá a ver a su padre, pero todavía no comprende la magnitud de su pérdida. “Mi papito es un angelito”, dice. “Desde el cielo me va a proteger”.
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Proceso y asedio
El jueves 18 de julio Bryan Murillo López fue sepultado. Esa misma tarde tres patrullas llenas de antimotines estuvieron estacionadas cerca de la casa de Marina López.
La familia de las víctimas del ataque policial podría iniciar pronto un proceso contra la Policía. “Si fueron mandados por el Estado no lo sabemos, quien vino aquí y cometió el crimen fue la Policía”, sostiene Karen, hermana de Bryan.
Recuerda a su hermano como un muchacho callado pero alegre, que trabajaba en rumbos de albañilería, soldadura y pintura para mantener a su hijo.
Bryan no era estudiante de Medicina, como se dijo en las redes sociales. Tampoco esa era su foto. Él cursó la primaria y dejó los estudios porque prefirió el trabajo.
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