El titular de LA PRENSA no deja de sorprender a cualquier lector de periódicos: “Un año de bloqueo aduanero”, mientras Ortega proclama con el mayor cinismo que “en Nicaragua existe la más absoluta libertad de expresión”. No sé cómo hemos hecho para sobrevivir, pero han sido varias dictaduras a las que LA PRENSA ha sobrevivido a lo largo de sus 93 años de vida.
Son muy pocas las empresas en Nicaragua que tienen casi un siglo de existencia y creo que solo el Ingenio San Antonio sobrepasa el siglo. En su haber LA PRENSA ha sobrevivido a las dictaduras de Somoza y la primera de Ortega, a largos períodos de censura previa en ambas dictaduras; cierres breves y prolongados; el exilio de sus dueños, mis abuelos paternos, en 1944; la destrucción masiva de dos terremotos, el del 31 de marzo de 1931 y el del 23 de diciembre de 1972; la quema y destrucción total de sus instalaciones por la guardia somocista el 11 de junio de 1979 durante la insurrección. Un mes después, Somoza huía de Nicaragua.
Esta última destrucción total fue la más dura de todas porque el seguro no cubría lo que entonces se catalogaba como “un acto de guerra”, pero como en otras ocasiones LA PRENSA volvió a renacer de las cenizas como el Ave Fénix.
Mi padre atesoraba en una urna de su casa el primer recibo de pago de mi abuela Margarita Cardenal cuando tuvo que trabajar en una fábrica de ropa en Nueva York, en octubre de 1944, durante el exilio que le tocó vivir con mi abuelo Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, quien trabajó como bibliotecario en la biblioteca de la ciudad.
El método que está usando la dictadura para cerrar LA PRENSA actualmente es sutil, pero efectivo: simplemente bloquea el suministro de papel y tinta. En respuesta, LA PRENSA ha recortado sus páginas para que las existencias duren más y ha usado todo tipo de papel para imprimir el Diario, pero las existencias se agotan y aunque no puedo decir cuándo, un día dejará de circular en su versión impresa, que es su “leitmotiv”, porque LA PRENSA como su nombre lo indica, viene de prensar el papel, como se ha venido haciendo en la historia de la humanidad desde el año 1440 con la primera imprenta inventada por el orfebre alemán Johannes Gutenberg.
¿Habrá llegado el fin de LA PRENSA, a como la conocemos y el régimen de Ortega Murillo será el acreedor de tal “hazaña” que no lograron los Somoza, dos terremotos y ni la primera dictadura del propio Ortega y el FSLN en los años 80?
No lo sabemos, pero una cosa está clara: el que se precia de un régimen de silencio, de falta de libertad de expresión, también pasará a la historia y la verdad impresa, con la última gota de tinta, prevalecerá siempre.
El autor es periodista y fue codirector de LA PRENSA en los años 80.