El asesinato del taxista Henry Antonio Álvarez Khuin, de 47 años, el pasado 22 de agosto no fue por un asalto como creían sus familiares. Según la Fiscalía, el crimen se debió a una fallida transacción de droga entre Álvarez y dos sujetos que viajaban en el carro en el sector de la Clínica Don Bosco, en el barrio Venezuela, en Managua.
La Fiscalía detalló en la acusación que presentó este martes contra tres sujetos (dos acusados por asesinato agravado del taxista, el otro como encubridor) que a las 8:26 de la noche del 22 de agosto, Álvarez conducía de norte a sur un taxi color celeste, placas M 02680, en el barrio Venezuela.
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A bordo del taxi iban Norman José Membreño Dávila, de 41 años, en el asiento trasero, y entre su cintura y la ropa que vestía, de manera ilegal portaba un arma de fuego marca Makarov 9 milímetros, serie TE1788 (parcialmente eliminada). El otro acompañante era Sergio Antonio Avilés Baldelomar, de 34 años, quien viajaba en el asiento del copiloto.
Transacción de droga
En la acusación, Membreño y Avilés se disponían a realizar una transacción de estupefacientes con la víctima, pero de pronto, los dos sujetos iniciaron una discusión con Álvarez en el interior del carro en marcha. Luego, Álvarez detuvo el carro de la Clínica Don Bosco dos cuadras al este, media cuadra al sur, en una zona despoblada del barrio Venezuela y de inmediato Membreño con el arma de fuego que portaba, apuntó de manera sorpresiva al taxista en la parte de atrás de la cabeza (región parietal derecha). Mientras Avilés continuaba discutiendo con el taxista.
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De pronto, Membreño manipuló el arma de fuego y realizó una detonación que impactó al taxista en la cabeza. El tiro tuvo orificio de salida en maxilar izquierdo (entre la nariz y los dientes superiores), que le provocó un trauma cráneo encefálico severo (fractura) y le ocasionó la muerte debido a una hemorragia y contusión cerebral.
Pistolero huyó
Membreño se bajó del taxi y ocultó el arma de fuego en la cintura y caminó con dirección al sur hacia su casa de habitación en la colonia Primero de Mayo. Por su lado Sergio, se quedó en el interior del taxi buscando sustancias prohibidas debajo del asiento y en el compartimiento del vehículo.
Cuando los vecinos del lugar se acercaban al taxi, Avilés salió huyendo y abordó otro taxi con dirección a su casa en la colonia Primero de Mayo y al ingresar a su casa se cambió la ropa que vestía.
Membreño entregó el arma a Mario José Weelki, con la finalidad de que este último la escondiera. Weelki ocultó en otra vivienda el arma, la que envolvió en una camisa color blanco y dentro de una bolsa plástica.
La Policía Orteguista (PO) aseguró que durante la inspección del taxi, en el portavasos, entre el asiento del conductor y copiloto y en la parte interior de la carcasa (que protege el timón del automóvil) se encontraron 60 bolsas plásticas pequeñas con sustancias color blanco hueso, que resultaron ser cocaína hasta de un peso final de 20.03 gramos.
Al banquillo
Aunque las defensas de los acusados solicitaron al juez Séptimo Distrito Penal de Audiencia, Abelardo Alvir Ramos, que rechazara la acusación, el judicial admitió la misma contra Norman Membreño y Sergio Avilés por el asesinato del taxista Álvarez. A Mario Weelki por encubrimiento del crimen y a Membreño por portación ilegal de arma de fuego.
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Para el 4 de septiembre de 2019 fue programada la audiencia inicial contra los tres acusados, quienes fueron dejados en prisión este martes.