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Rosario Murillo. LA PRENSA/Archivo/EFE

¿Qué hay detrás del estallido de epítetos de odio de Rosario Murillo contra los opositores en Nicaragua?

“Repito, reitero, los traidores… son plagas que ahí están; son comejenes que se reproducen, hongos, bacterias”: las nuevas palabras del "glosario" de odio de Rosario Murillo. Aquí le contamos

El viernes pasado Ortega al concluir el discurso en recordatorio del Héroe Nacional Benjamín Zeledón  calificó a los opositores de “criminales” y que estaban documentando sus acciones;  por su lado en rueda de prensa la vicepresidente y vocero Rosario Murillo brindó declaraciones y lanzó nuevos insultos de odio a los opositores calificándolos de “comejenes que se reproducen, hongos, bacterias”.

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Al respecto el sicólogo, escritor y excarcelado político Roger Alfredo Martínez valoró que: “La actitud de Murillo es similar a la de los niños que cuando no obtienen lo que quieren, no reciben la atención que necesitan “patalean”, en este caso se denota de contingencia emocional para poder refrenar esos impulsos; y el verbalizarlo es una forma de liberarlos, pero en el contexto en el que se encuentra Murillo, no tiene delimitado o barreras fuertes que le permita evitar expresarse de la manera como lo hizo, a consecuencia de una inmadurez emocional”, valoró

Asimismo agregó: “Sabemos el cargo que ostenta y este necesita tener ciertos límites  y lógicamente cuando no existe sicológicamente esos límites bien cimentados sucede lo que escuchamos”.

Esto fue lo que dijo Murillo:

“Desgraciadamente también cuando decimos que la historia se repite, tenemos que reconocer que desgraciadamente, repito, reitero, los traidores… son plagas que ahí están; son comejenes que se reproducen, hongos, bacterias que se reproducen; pero es más grande el alma de nuestro pueblo, mas grande que cualquier comején; no es lo mismo ese insecto que el alma y la dimensión humana, de coraje y grandeza”.

Para José Pallais, miembro del Consejo Consultivo de la de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, los insultos de odio de Murillo son una clara señal de su “desesperación, porque han fracasado como Gobierno y porque ha perdido la aceptación de la población”. Y como se han granjeado el repudio reacciona molesta, “insultando, despreciando e inventando epítetos descalificativos, y son de su frustración”.

Están contradictoriamente mezclados con palabras de amor, sobre los héroes o la Biblia.  En la práctica sostiene Pallais, lo que hace Murillo es hablar de amor cuando habla de odio, y esta es una característica de su “lenguaje autoritario, retórico y engañoso”.

Autoritarismo a favor del “gran hermano”

Y “están presentes” en las ideas de la novela y cuento del escritor británico George (“1984” y  el cuento “La rebelión de la granja”), asoció Pallais. La narrativa de los escritos de Orwell– criticas del autoritatismo ruso –  hablan sobre la manipulación de la verdad a favor del “gran hermano”.

“Insisto, es parte de su frustración, porque su mentalidad dictatorial, lo lleva controlar todo, y que todo mundo acepte su visión y forma de hacer las cosas, y cuando no lo logra… lo lleva a cargarse de odio y resentimiento contra la población”, observó Pallais.

El reiterado lanzamiento de epítetos de Murillo ha adquirido niveles de preocupación psicológica. “Ella no termina de entender  y adecuar la realidad a su visión de la sociedad, y eso la ha llevado a estos estadios de explosión de odio y de sentimientos negativos”, valora Pallais, al reflexionar sobre la exacerbación Murillo defensora del Estado totalitario y centralizado de familia-partido-gobierno.

Los políticos generalmente lanzan palabras descalificativas en sus debates o contiendas electores, pero el caso de Murillo no tiene antecedentes en los anales de la cultura política nicaragüense, porque ha creado su propio “glosario” de odio, a partir del estallido de las protestas del 2018 y el presente.

Murillo y el régimen orteguista han tildado a los grupos opositores de: “traidores”, “terroristas”, “golpistas”, “minúsculos”, “puchitos”, “vampiros chupasangre”, “vandálicos”, “lenguas afiladas”, “tóxicos”, “rastreros”, “chingastes” “seres pequeños”,  “satánicos”, “diabólicos”, entre otras palabras donde expone sus insultos, desprecio y crimen de odio.

La ira de sistema dictatorial lo ha extendido a la comunidad internacional (ONU, Unión Europea, OEA, entre otros), al calificarla de “injerencistas”.

Autoconvocados escriben la palabra “Por aquí pasamos los puchitos”, escrita como una respuesta con ironía a la campaña de odio de Murillo. LA PRENSA/ARCHIVO/Cortesía

Mientras Murillo habla de amor, la fuerza represiva y virulenta del régimen — militar, judicial, política, financiera, diplomática — continúa con su escalada de agresiones y violaciones a los derechos humanos, libertad de expresión y movilización.

Organismos de derechos humanos  han reflejado en sus informes continuas violaciones de los derechos humanos en Nicaragua. Durante la crisis del 2018 y la llamada “operación limpieza” murieron entre 325 y 535 personas.  En tanto el régimen solo reconoció 195.

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Por su lado la oposición ha demandado la salida del poder de Ortega, adelanto de elecciones, y ha demandado se establezca una comisión de la verdad que investigue los “crímenes de lesa humanidad” del régimen, el cual ha sido sancionado y calificado de corrupto.

La comunidad internacional le ha hecho ver al régimen la falta de cumplimiento en materia de derechos humanos y democracia, dice Pallais, y esto ha también molesta a Murillo que ha reaccionado con ataques de furia.

Murillo busca levantar el ánimo a sus seguidores e intimidar

Para Moisés Hassan — ex miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que coordinó Daniel Ortega — tanto ella (Murillo) como su marido (Ortega) buscan levantar el ánimo a sus seguidores y mostrar “que no estamos débiles, que estamos fuertes y que estos come mierdas, no nos hacen mella del todido”. Es su mensaje principal; y en segundo lugar intimidar a algunos opositores.

Para Hassan, su retórica es “estrafalaria”; y que si no fuera porque la estamos viviendo pensaría  que “es una comedia que estamos montando en un teatro y que hay un actor cómico que trata de hacernos reír con locuritas”.

Con relación a sus contradicciones y diatribas de “amor-odio”, Hassan supone que Murillo no “anda bien de la cabeza”, porque ella tiene una evaluación muy baja de los nicaragüenses, porque cree que “son tarados”, con una idea fija, e incapaces de pensar.

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En este juego de palabras contradictorias Murillo también ha llegado a calificar de “héroes del amor”, a sus fanáticos orteguistas, paramilitares o fuerzas policiales que han obedecido las ordenes de represión contra la indefensa ciudadanía.

“Ella piensa que la mayoría, pues creo, que la mayoría de los nicaragüenses con ese lenguaje lleno de caramelos pueden ser engatusados”, comentó Hassan, quien fue guerrillero del frente interno y líder del Repliegue a Masaya en 1979.

Hassan, coincide con Pallais, que también en el fondo hay desesperación por más que traten de aparentarlo, y tratan de mandar el mensaje de: “a nosotros nos vale un pito las sanciones, aquí estamos fuertes”. Y buscan además minimizar las demandas de muchos de sus seguidores que han sido sancionados.

Esta es una patología mental expresada en la exacerbación que busca minimizar a sus adversarios al tildarlos de “puchitos”, “bacterias” para crear confianza en sus seguidores;  también están “desesperados y sienten que cada vez están más solos y que el final está más cerca”, enfatizó Hassan  es el mensaje de la campaña de odio de Murillo contra los opositores.

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