Este museo fue creado por la Asociación Madres de Abril (AMA) para dignificar a las víctimas del régimen Ortega Murillo, a través de las pertenencias de los jóvenes asesinados. De todos los lugares del país hay objetos que pertenecieron a los héroes de abril de 2018 a esta parte.
Sesiones con familiares de los asesinados, en las cuales ellos contaron las vidas de sus parientes y también coleccionaron las pertenencias de los mismos.
En esta imagen se aprecian pertenencias de varios de los jóvenes caídos durante la marcha del 30 de mayo de 2018. El museo tendrá una segunda fase, pues faltan familiares de asesinados que se unan al proyecto.
Pertenencias de Vicente Rappaccioli. La asociación mantendrá el museo hasta el 1 de noviembre en el local del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Ihnca). Pero virtualmente será permanente.
En esta imagen se aprecian mapas en los que se identifica, por departamento, el recorrido que hizo cada víctima el día en que fue asesinada. También el ataque en que cayó.
Gafas de Vicente Rappaccioli. Además de artículos personales de los caídos, hay audios con las voces de los familiares exigiendo justicia.
Otro grupo de pertenencias de los asesinados, entre las que destaca una edición de la Revista Domingo, en la que se publicó un artículo sobre el comisionado Ramón Avellán, uno de los grandes represores del orteguismo.
Sala principal del museo. Los organizadores explican que buscan un lugar seguro para establecer de forma permanente la exhibición, pero buscan con cuidado por seguridad de los visitantes, ya que todavía están bajo asedio, dice Tamara Morazán.
En el museo hay varios altares. Todo fue construido por familiares de los asesinados y ellos mismos cuidan el museo y trabajan en él edecanes.
La sotana que iba a vestir Sandor Dolmus, el sacristán de la catedral de León. La dejó lista, pero ya no la usó porque cayó muerto a manos de paramilitares orteguistas.