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De los fanáticos (políticos) ¡libranos Señor!

La única diferencia entre los fanáticos de izquierda y los de derecha es, generalmente, quien está en el poder y quien en la oposición. Por eso la lucha debe ser contra el fanatismo. A favor de la razón y el derecho.

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Derecha o izquierda

Ecuador. México. Venezuela. Nicaragua. Chile. Perú. Argentina. Lo peor que podemos hacer es ver lo que está pasando en Latinoamérica desde el punto de vista ideológico. Ponernos la camiseta de un equipo para decidir qué está bien y qué está mal.  Otra vez, derecha o izquierda. Fanáticos. Estas categorías anacrónicas y dañinas, que solo han servido para justificar lo que hacen los míos y condenar lo que hagan los otros. Los abusos a los derechos humanos son abusos los haga quien los haga. Nunca se justifican.

Bolivia

En las elecciones de Bolivia estamos viendo las próximas elecciones de Nicaragua, si nada cambia de aquí al 2021. Si Daniel Ortega fue capaz de asesinar a más de 300 personas para conservar el poder, ¿a alguien se le ocurre que la pensará mucho para robárselas, a costa de los que sea? Haya o no haya observadores, los votos serán los que Ortega diga. Sin demostrar nada. Aunque se le venga el mundo encima. Luego podrá siempre decir que hay un “golpe de estado en marcha”, la clásica “conspiración internacional” en su contra y quedarse atrincherado defendiendo otra victoria de su revolución. Aunque Nicaragua se caiga a pedazos.

Che Guevara

Los Che Guevara de estas “revoluciones” son los Roberto Rivas, las Tibisay Lucena, de Venezuela; o las María Eugenia Choque Quispe, de Bolivia. La receta es simular votaciones, robarse las elecciones, tener fuerzas de choque o paramilitares para sofocar los reclamos y recurrir al viejo manual de frases prefabricadas para victimizarse.

Policías

La policía es por su naturaleza un órgano represivo en cualquier parte del mundo. Para eso se crean.  Algunos me cayeron encima cuando hace unos meses dije en esta columna que el pecado de la Policía de Nicaragua no era exactamente reprimir. Le corresponde reprimir cuando una protesta deja de ser pacífica. Su pecado fue la desproporcionada violencia de la represión  a protestas, inclusive pacíficas, y las razones meramente políticas y no legales que tuvieron para hacerlas.

Protestas

A ver si esta vez me doy a entender: la protesta es un derecho ciudadano, siempre y cuando no violente el derecho de otros y no destruya la propiedad pública o privada. Hasta ahí la policía solo tiene que observar. Si hay vandalismo, la policía actúa. Es su naturaleza. Aleja a quien tiene que alejar o detiene a quien tiene que detener. Lo que no puede hacer es disparar balas vivas, matar a desarmados o golpear a todo el que encuentre en su camino. Esos desmanes, sin embargo, pueden ocurrir en cualquier sociedad. La diferencia es que en una democracia los abusos policiales se investigan y se castigan. No se premian, como sucedió aquí en Nicaragua.

Empatía

En Nicaragua tenemos todos los ejemplos de un mal gobierno. Aquí se han robado los votos, una familia se ha entronizado en el poder, la policía se ha desnaturalizado al punto de convertirse en una organización criminal con intereses políticos. Han criminalizado las libertades públicas. Hay una dictadura. Esas deberían ser razones suficientes para que veamos con empatía los problemas actuales de los vecinos, en una Latinoamérica en llamas.

Doble rasero

El asunto es que no podemos ir por la vida con dos raseros: uno para los amigos y otro para los enemigos. Decir que abusar de los derechos humanos está mal, “pero no tan mal” si quien abusa es un gobierno con que simpatizo. O al revés, calificar de acto criminal la represión policial, si está en el marco de sus funciones y los limites que le establece la ley.

Fanáticos

Desde mi punto de vista solo hay dos tipos de personas: los que se ponen los lentes de su ideología para decidir qué está bien y qué está mal, y los que ven las cosas malas independientemente de la ideología con que simpaticen. Porque, al final, fanático es fanático, sea de derecha o izquierda. La única diferencia generalmente es quien está en el poder y quien en la oposición. Por eso la lucha debe ser contra el fanatismo. A favor de la razón y el derecho.

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