La fe del náufrago es la que profesa René Alvarado, esa que empieza con un deseo dentro de la botella lanzada a la mar esperando una respuesta. El Gemelo está consciente de que no saltará como favorito este sábado ante el campeón de las 130 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Andrew Cancio, pero existe esa luz de esperanza brillando en el horizonte. Sin embargo, tomando como referencia el combate entre ambos hace cuatro años y las últimas presentaciones que han tenido, no se ve una gran diferencia del campeón al retador.
Capacidad de asimilación
Para René Alvarado, esa será la principal incógnita a despejar, si tiene una gran capacidad de asimilación. Cuatro años atrás, en el octavo asalto una mano izquierda de Cancio a la mandíbula lo hizo tambalear, anteriormente, parecía soportarle la pegada. Sin embargo, luego del conteo de protección el mexicano-estadounidense fue una avalancha sobre el Gemelo y, aunque no volvió a conectar con contundencia, fue suficiente para que el réferi detuviera las acciones por la poca reacción del nicaragüense. Aguantar la mano izquierda de Cancio podría ser el elemento diferenciador porque le permitiría tomar riesgos, intercambiar golpeo en el fuego y ser insistente en todo momento. Cancio demostró resistir las mejores combinaciones de Alvarado en la primera pelea.
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No perder la iniciativa
El entrenamiento de René Alvarado es inmejorable. No perder la iniciativa será elemental. Ser un rival hostigoso, que no deja respirar al oponente tirando golpes, ya sea adentro a la media o a la larga distancia obligaría a Cancio a pensar poco y a actuar por instinto. El Chango, como se le conoce al campeón no se gana aplausos por su técnica, pero sí por su coraje. El Gemelo tiene iniciativas en sus combates, pero con Cancio en esa primera pelea la perdió a partir del cuarto asalto. Cedió terreno y el rival se fue creciendo hasta noquearlo.
No ser un blanco fijo
Cancio, como la mayoría de pugilistas considerados pegadores, la movilidad no es su fuerte. Alvarado es más rápido, tiene más combinaciones de golpes y se mueve muy bien en reversa. No ser un blanco fijo y estar en constante circulación sobre el cuadrilátero evitaría estar todo el tiempo en la línea de fuego del enemigo. Cancio solo sabe hacer una cosa y lo hace bien: el choque. Así es como construye sus victorias. De sus 21 triunfos, 16 son por la vía del nocaut. Y como todo destroza-mandíbulas tiene el tiempo a su favor: 12 asaltos para asestar un golpe definitorio.