Estrés, preocupación financiera y miedo a perder el empleo son algunos de los efectos emocionales experimentados por los nicaragüenses durante la crisis que vive el país desde abril de 2018.
Esas fueron las conclusiones del estudio sobre la “Situación socio-emocional en Nicaragua en 2019“, realizado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) y Mujeres de Liderazgos.
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La investigación identificó que las preocupaciones surgidas a raíz del impacto económico de la crisis —como la situación financiera y el miedo a perder el empleo— juegan un papel importante en la apreciación y el estado socioemocional de la población.
“Las crisis económicas tienden a incrementar la pobreza, el desempleo y cuando estas se extienden en el tiempo impactan aspectos básicos, como la educación, la nutrición y la salud”, indica la investigación citando un estudio de Claessens y Kose, 2013.
Migración, pobreza y desempleo
El estudio explica, citando a especialistas en el tema, que “los efectos de la crisis económica sobre la salud pública se originan principalmente a raíz de tres elementos: las migraciones, el empobrecimiento y el desempleo.
“Cuando perder un empleo y encontrarse imposibilitado de conseguir otro supera cierto umbral crítico en las personas, esta situación comienza a afectar la salud. Esta afectación, sin embargo, no la sufre solamente quien queda desempleado sino también su familia, siendo esta una afectación individual y colectiva que genera empobrecimiento empeorando las condiciones de vida y la salud mental”, indica el estudio.
Todos son afectados
Además, la investigación reveló que las afectaciones a la salud emocional no solo la padecen quienes participan en las protestas civiles, sino también quienes nunca asistirían a manifestaciones y huelgas o que ni siquiera firmarían peticiones contra el régimen. Esas personas “se encuentran también agobiados”, concluye el estudio.
Encuesta
El estudio se realizó a partir de los resultados de una encuesta a 1,008 personas, la mayoría de ellas de la zona del Pacífico y en menor medida de la Costa Caribe del país.
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El 44.6 por ciento de las personas encuestadas son jóvenes de entre 16 y 29 años; 33.0 por ciento adultos de entre 30 y 45 años y con 46 años o más representan el 22.3 por ciento del total de entrevistados.
Los principales padecimientos de los nicaragüenses entrevistados incluyen: trastornos en el sueño, ansiedad, depresión, desesperanza y falta de apetito.
El estudio contextualizó la historia de Nicaragua: un país donde “las guerras y revoluciones, los pactos de paz, la discriminación social y económica, y las múltiples expresiones de la violencia, han hecho que generaciones de nicaragüenses crezcan y se desarrollen en contextos estructuralmente violentos (Sánchez et. al, 2015)”.
A esto se suma que “la crisis económica a raíz de la crisis política ha generado también impactos a nivel socioemocional en la población nicaragüense, en la medida en que el desempleo y la pobreza aumentan con el paso de los meses”, agrega el reporte.