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Camillo Ulloa, jugador de baloncesto, estudiante de comunicación y artista del entretenimiento. LA PRENSA/ROSA MEMBREÑO.

El basquetbolista que se abre paso en la vida a carcajadas

En el mundo de la risa, Camilo Ulloa es Pirrimplín, un payaso inquieto y alegre, y que en sus shows enseña valores como el respeto y el amor entre los padres e hijos.

Cuando Stephanía iba a cumplir tres años de edad en el 2012, su mamá María Meléndez, quería festejarlo a lo grande, con globos, música, magia y payasos, pero no tenía dinero. Así que Camilo Alfonso Ulloa Meléndez no la pensó dos veces y se vistió de payasito para animar la fiesta de su hermanita, sin imaginar que el arte de entretener se convertiría en su gran pasión y que combinaría con el baloncesto y sus estudios de comunicación.

Desde que era un niño, Camilo fue hiperactivo, le llamaban Pirrín por ser un niño “necio, inquieto y nefasto”. “No se si Pirrimplín nace por necesidad o por el destino”, afirma Ulloa.

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“Desde pequeño me llamaron la atención los deportes y también los payasos. Recuerdo que mi papá me llevaba al circo y al regresar a casa me ponía a inventar. Recuerdo le dije a mi mamá que si me conseguía pintura me pintaba de payasito para animar la fiesta de mi hermana y así fue, desde ese día mi vida dio un cambio rotundo. Luego me presentaba en los cumpleaños de la familia, amigos y vecinos, fue una locura, me gustaba cada día más”, confesó Camilo.

El joven, de 19 años de edad, vio en la risa un arte de entretenimiento y buscó como mejorar cada día. Con el tiempo, supo que tenía un tío lejano también payasito llamado Oscar Morán y conocido cariñosamente como Payayín, con el que aprendió el arte de la risa.

Media hora le toma a Camillo Ulloa pintar su rostro para convertirse en Pirrimplín. LA PRENSA/ROSA MEMBREÑO.

Nace Pirrimplín

En el mundo de la risa, Camilo es Pirrimplín, un payaso inquieto, alegre, que en sus shows no solo incluye música, pintacaritas y magia, sino también enseña valores como el respeto y el amor entre los padres e hijos.

“No ha sido difícil ser payasito, lo único que ha sido complicado es dividir el tiempo de trabajo y del deporte, y además elegir entre las dos. Las fiestas infantiles son los fines de semana al igual que el baloncesto”, agregó el chavalo.

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Pirrimplín afirma que goza con las preguntas de los niños. “Cuando los niños me ven me preguntan si esta es mi nariz, mi pelo y mis zapatos. Por naturaleza los niños son curiosos. Ellos piensan que nosotros somos así o que nacimos así, ellos no comprenden que somos un personaje. Disfruto hacer reír a los niños”, dice entre risas Pirrimplín.

También campeón

Combinar su profesión del entretenimiento con la disciplina de baloncesto y los estudios de comunicación no ha sido fácil, pero lo ha sabido hacer .

En la temporada del 2019, Camilo se coronó campeón en el Torneo Nacional de Baloncesto Carlos Ulloa In Memoriam Sub-19 con el equipo Jass, que organiza la comuna capitalina.

“Desde pequeño me ha gustado el deporte. Empecé jugando beisbol, luego futbol, pero en el baloncesto es en donde me he destacado”, relata Camilo.

Fue a los 12 años que Camilo empezó a jugar el deporte de los aros junto a sus vecinos y además porque su papá Iván Ulloa, es entrenador.

“Mi papá me ha ayudado y enseñado baloncesto, él ha sido fundamental”, confiesa el joven, que en septiembre cumplirá 20 años de edad.

Camilo regresó al baloncesto en el 2019 luego de hacer una pausa desde el 2014.

“Me perdí del baloncesto por un buen tiempo debido al trabajo del entretenimiento porque además de gustarme significaba una entrada de dinero. Tanto el baloncesto como mi trabajo chocaban porque solo se desempeñaban el fin de semana.

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Este año, Camilo estaba con muchas ganas de seguir desarrollando su juego en la cancha. Acudió a un Try Out de baloncesto con el equipo Real Estelí con miras al Torneo Nacional de Baloncesto Carlos Ulloa In Memoriam, categoría mayor, pero luego de varias pruebas no hizo el grado.

“Lamentablemente no pude clasificar y no encontré luego equipos, así que ahorita, me dedico a entretener, pero espero en Dios que salga otras oportunidades para jugar”, manifiesta Ulloa, quien tiene una privilegiada estatura.

Camilo Ullo junto a su papá y entrenador de baloncesto Iván Ulloa. LA PRENSA/ROSA MEMBREÑO.

Comunicador

Comunicar es algo natural de Ulloa. Tiene el don de la palabra. De ahí su interés por el área de la comunicación.

“Estudiar para mí es fundamental. Ser payaso me ha formado como persona y ser humano, he aprendido a madurar y el baloncesto me ha ayudado a trabajar en equipo, cumplir los sueño y no darse por vencido. Me gustaría seguir creciendo como artista, que la gente conociera mas de mi, quisiera dejar un legado y en el deporte representar a Nicaragua, ser un basquetbolista profesional”, finalizó Ulloa.

Ulloa, quien estudia segundo año de la carrera de Comunicación en la UdeM, espera concluir su profesión y combinarla con su trabajo de payasito ya sea en radio o televisión.

El chavalo elabora el maquillaje que usa para su rostro que son cremas naturales y antialérgicas. Media hora le toma a Ulloa pintar su rostro como Pirrimplín.

El papá de Pirrimplín es quien realiza los bocetos de la ropa para luego dar a elaborar la vestimenta a una costurera.

Pirrimplín espera incluir en su show a un personaje basquetbolista que haga piruetas con el balón.

Deportes Baloncesto payaso Torneo de Baloncesto Carlos Ulloa

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