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Teófilo se aprovechó de la mala estrategia de Lomachenko. LA PRENSA/ CORTESÍA

¡Una estupidez! Lomachenko se ahogó en su propio talento a causa de una mala estrategia

Lo que hizo Lomachenko fue un suicidio, como ahogarse con su propia saliva o no saber cómo administrar tanto talento

Quiero iniciar pidiendo una disculpa por la palabra que voy a utilizar, pero Vasyl Lomachenko perdió por estúpido. No existe otra forma de describir un desenlace cuando fuiste más rápido, más efectivo y ganaste en todos los terrenos: en la larga, corta y media distancia; en el boxeo de estilismo, en los intercambios y en el golpeo de poder. Sin embargo, el ucraniano y, considerado el mejor boxeador del mundo ,decidió aplicar la estrategia de desgastar al rival en los primeros seis asaltos para luego ripostar, pero ese sacrificio le costó el combate. Y aunque mi tarjeta no se parece en nada al 116-112, 119-109 y 117-111 de los jueces que decretaron la unanimidad del combate a favor de Teófimo López, haciéndose con los títulos del CMB, AMB, FIB y OMB de las 135 libras, el planteamiento erróneo del considerado peleador experimentado trajo consecuencias.

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Lo que hizo Lomachenko fue un suicidio, como ahogarse con su propia saliva o no saber cómo administrar tanto talento. En el primer asalto el ucraniano no tiró golpes, se dedicó a ir hacia atrás y a pesar que el hondureño no conectó con contundencia sacaba los asaltos porque su rival estaba mudo a la ofensiva. Loma siguió esperando en el segundo, mientras el joven de 23 ganaba confianza y sin ser efectivo aterrizaba más su ofensiva. Cada asalto fue una repetición del anterior hasta en el sexto cuando Loma se detuvo en el centro del ring para intercambiar. Aunque ganó el sexto y perdió el séptimo, se dio cuenta que también en el choque a choque su velocidad y potencia de sus manos calaba demasiado en López y la cuota de sacrificio era poca.

En el octavo se pinchó el globo y empezaron a verse los fuegos artificiales, Teófimo no tenía que buscar a la leyenda, sino que ella venía hacia ella. Loma seguro pensaba: “que tonto fui: tiré mis títulos a la basura”. Lo tenía donde quería y poco a poco mermaba las condiciones del catracho. Curiosamente López no salía beneficiado del mano a mano, sino lastimado y arrugando la cara, buscando en ocasiones el amarre. El ucraniano se iba convirtiendo en una furia sin control hasta que López, lento de pierna y con la guardia baja decidió lanzar su ofensiva final en el round 12. Logró quedar magullado, pero sacó el epílogo.

En mi tarjeta el combate terminó 114-114, cada peleador debió irse a casa con sus mismos cetros: Lomachenko con tres y López con uno. No obstante, la estupidez del peleador de 32 años causó su derrumbe. Este es el claro ejemplo de tenerlo todo, pero no saber cuando ni donde utilizarlo. López no ganó la pelea, sino que Lomachenko se ahogo en su propio talento y saliva.

Deportes Vasyl Lomachenko

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