Juan Diego Montes está acostumbrado a las miradas de reojos por ser un jugador de beisbol guatemalteco. Cuando jugaba en las categorías infantiles con la Selección Nacional de Guatemala, los rivales preguntaban si sabían de pelota en ese país. Ha pasado toda su vida batallando con los estigmas, pero ha superado los baches en el camino. Una vez en República Dominicana, cuando llamaban a todos los peloteros “julio 2” (se utiliza para conocer a todos los jugadores firmados ese año a nivel internacional), el respondía: “soy 15 de mayo”, su fecha de nacimiento. Por eso quedó con ese apodo. “En Guatemala no es normal que se conozca ese término”, confiesa Montes. No obstante, más allá de eso, ha roto paradigmas, al ser firmado con 18 años por los Orioles de Baltimore, pasar seis años con esa organización, batear .301 de promedio en la Liga del Golfo y jugar Liga Profesional con los Gigantes de Rivas. Ahora su reto será en el Tren del Norte.
Montes estuvo pendiente de la escogencia del draft de la Liga Profesional, tenía la esperanza que algún equipo lo tomara. No fue así. Pero el muchacho de 25 años, de padre guatemalteco y madre nicaragüense, no se rindió. Empezó a llamar a los encargados de los equipos pidiendo una oportunidad. “Recibí dos: una en Chinandega y otra en el Tren del Norte. Ambos fueron claros conmigo, vení probate y tratá de ganarte un cupo”, indicó. Y lo hizo, ahora Lenín Picota lo ve como titular en el jardín central. “Eso me motivó más sabiendo que me iba a medir a buenos peloteros. Me gustó el Tren por ser un conjunto nuevo y, a pesar de eso, tiene muy buena organización. También el clima se parece al de Guatemala”, agregó.
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No es primera vez que Montes juega en Nicaragua. Debutó con los Gigantes en la pasada campaña. “Se lesionó Moncho Flores y Rivas me invitó a jugar. Solo tuve dos turnos en la temporada y otro en la semifinal, el cual fue base por bolas”. Más tarde participó con Rivas en el Pomares y fue líder del equipo en jonrones (5) y bases robadas (10). En el promedio de bateo voló bajo con .264. “Soy un jugador que no me conformo fácilmente, me gusta andar en constante progreso, soy bueno robando bases, me considero un bateador de poder, sin embargo, trato de conectar líneas”.
Sus inicios
De niño recuerda en Guatemala cuando esperaba el bus, mientras su papá y hermano se boleaban para matar el tiempo. A su mamá le agradaba la idea de practicar ese deporte porque le traía a su memoria las raíces nicaragüenses. “Fui creciendo en selecciones nacionales. Tuve entrenadores cubanos, puertorriqueños, panameños y nicaragüenses. Con Ángel Hoyos como mánager Guatemala ganó un Williamsport y en otro fuimos terceros”, explica.
Con 18 años varios scouts de Grandes Ligas estaban en Guatemala para ver a peloteros cubanos, quienes habían zarpado de la isla y jugaban en el mismo equipo que Montes. Uno de los scouts lo vio jugar y le gustó la destreza mostrada por el joven. Lo invitó a más pruebas en Estados Unidos hasta firmarlo. “Me convertí en el décimo pelotero firmado en la historia de Guatemala. En total somos 11”.
Montes tiene un reto enorme y es quebrar los esquemas para eliminar el estigma hacia el jugador guatemalteco. “Eso me motiva. Sé que mucha gente dirá que no tengo idea del beisbol y me juzgará antes de verme, no obstante, sé de lo que soy capaz y seré uno de los mejores jugadores de la Liga Profesional. Cuando pasé de Dominicana a Estados Unidos me hacían a un lado y durante un tiempo estuve en la banca por ser guatemalteco, a pesar de haber sido de los mejores bateadores”, asegura el joven que habla inglés y estudia Ciencias de Salud y Bienestar online en una universidad estadounidense.
En Nicaragua pretende cambiar las miradas de reojo por el foco de las cámaras por sus buenas actuaciones.