El clima estaba frío en Diriamba, pero ardiendo en la cancha. Entre el Real Estelí y los Caciques las batallas son siempre las mismas: pisotones, codazos, mentadas de madres, expulsiones, pero sobretodo, emoción e incertidumbre en el resultado. En los clásicos no se pide jugar bien, sino ganarlos, por orgullo, por historia y porque la gente lo pide. El duelo de la jornada 16 finalizó salomónicamente (2-2), con más oportunidades de gol para el Real Estelí, con la polémica de una mano en el área a un defensor norteño, con los gritos y algarabías finales que provocaban que el árbitro principal quisiera desaparecer de ese infierno.
Estelí se plantó mejor en el inicio del encuentro. Lorente se sentía acosado bajo los tres palos. Pero el gol apareció hasta el minuto 35. Una jugada iniciada por el mexicano Fernando Mercado, brilló no solo por su pelo morado, sino por su conducción y vista panorámica para detectar a Henry García. Turquitín recepcionó, encontró posición de disparó y soltó el latigazo de zurda. Collado rechazó, pero no estaban sus defensores al rescate, sino Jorge Betancur, quien remató, gritó como un loco por la selva, se quitó la camisa y se ganó la amarilla. 0-1 se colocó el desafío y un mundo por jugarse.
La incorporación del brasileño Maycon Santana en el génesis de la segunda parte le dio desborde al Diriangén. Tan solo tres minutos de haber comenzado Alexis Ramos cabeceó un centro de Luis Coronel, pero el travesaño le negó la entrada al paraíso. Al 54’ la insistencia diriambina tuvo su recompensa. Centro tras jugada a balón parado, Alexis Ramos controló en el área pequeña y asistió a Luis Coronel. El 9 hizo un enganche y soltó el alma en ese disparo de derecha, batiendo al arquero Jean Iglesias.
Estelí estaba lejos de haber muerto. El argentino Luis Acuña buscaba despegarse del marcador. Lo intentó dos veces de larga distancia sin suerte, pero luego en un desborde de Henry García apareció en el momento justo. Su zurda ya caliente estalló como pólvora cuando impactó el esférico a un lado de Lorente Collado, penetrando las redes y colocando arriba al Estelí. Euforia en el campo y velorio en las gradas. Aún García pudo sentenciar el duelo, no obstante, Lorente evitó el trágico final.
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Al 86’ ocurrió la mayor polémica con una mano en el área del Real Estelí. Era evidente el penalti, pero los que imparten justicia mostraron ceguera. El duelo se movió a un círculo del infierno. Dos minutos después un centro de tiro libre del uruguayo Bernardo Laureiro fue una zarza ardiendo para el arquero Jean Iglesias que no pudo con el rebote hasta que Abner Acuña la empujó para salir del fango.
Terminó la guerra y los soldados estaban heridos. Unos contentos porque defendieron su fortaleza y otros felices porque viajaron a sumar puntos. Salió la bandera blanca entre polémica y cuatro goles.