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Miembros de Aprovet en Alamikamba. LAPRENSA/Cortesía

Los que no se olvidan de los animales en tiempos de huracanes

Los animales son los más olvidados en los desastres naturales. En comunidades donde apenas las personas pueden comer, decenas mueren a la intemperie y otros necesitan alimentos. Un grupo de voluntarios lucha por llegar a asistirlos

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La imagen más triste que Lester Tapia ha visto en estos días son los perritos muertos en la calles de comunidades cercanas al río Prinzapolka, hasta donde ha llegado, con un grupo de veterinarios más, para asistir a los animales que han sufrido los embates de los huracanes que azotaron la Costa Caribe Norte de Nicaragua, en el mes de noviembre.

Era evidente que los perritos habían muerto ahogados o golpeados por los fuertes vientos de los ciclones Eta y Iota. Sin embargo, Tapia tiene la satisfacción de salvar decenas de vidas, como la de una vaca que asistieron cuando paría justo en el momento que ellos llegaron. Esta vaca había sido salvada por su dueño cuando estaba siendo arrastrada por las fuertes corrientes de un río. “Gracias a Dios logramos rescatar a los dos (el ternero y la vaca) con vidas”, dice Tapia.

A más de 630 kilómetros de Managua, en la comunidad Alamikamba, del municipio de Prinzapolka, en el Caribe Norte, Lester Tapia, cinco veterinarios y dos asistentes más estuvieron internados cinco días brindando asistencia a los animales necesitados. En total, calculan que atendieron a 1,200 animales.

En esa zona de Alamikamba fueron los únicos. Pero en Bilwi, que se ha visto embestida por los huracanes, llegó una brigada de la Organización Nicaragüense Ambiental, con el apoyo de doce empresas, veterinarias y fundaciones, para ayudar con alimentos y atenciones veterinarias a los animales del lugar.

Solo Aprovet atendió a 1200 animales. LAPRENSA/Cortesía

En tiempos de desastres naturales se prioriza salvar vidas humanas. Pero pocos recuerdan que los animales quedan vulnerables. Si a duras penas hay albergues de humanos, la mayoría de las mascotas son dejadas a la intemperie, cruzando los dedos para que sobrevivan. Si lo logran, tampoco hay quienes curen sus heridas o los alimenten.

Es por eso que, en estos días, un grupo de activistas y veterinarios han viajado horas para internarse al otro lado de Nicaragua con el fin de realizar esta labor de las que pocos hablan, pero muchos agradecen.

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Camino

El camino para llegar a Alamikamba fue duro. La carretera de Siuna hasta este lugar, en la ribera del río Prinzapolka, está siendo reparado y hay varios trechos retrasaron la llegada de los veterinarios a la comunidad. Había árboles caídos. Y atravesaron un río que se desbordaba. “Pero llegamos bien”, dice Tapia.

En el lugar miraron los albergues llenos. Los pobladores pedían ayuda, y algunas iglesias entregaban ropa y alimentos. Sin embargo, nadie ayudaba a los animales. A lo lejos, solo se miraba a un niño que permanecía al lado de su perro, amarrado a una de las verjas del sitio donde estaba refugiado.

Alamikamba fue uno de los lugares más afectados por el huracán Eta. Por tener amigos en la zona, Tapia fue llamado para asistir a los animales porque centenares se estaban muriendo. La mayoría de enfermedades que los afectaban eran respiratorias y diarreas, porque la única agua de la que beben está sucia y contaminada.

Un niño con su perro atendido en Alamikamba. LAPRENSA/Cortesía.

Mientras tanto, en Bilwi, llegaba la brigada de la Organización Nicaragüense Ambiental. Pero antes, hay que contar la odisea que pasaron. Para empezar, hay que decir que demoraron dos días en llegar. Partieron de Managua el domingo y lograron arribar el martes por la noche. Gran parte del camino que recorrieron era de tierra, en donde se echó mano de la doble tracción de los vehículos para avanzar. En medio del camino se les pochó una llanta, y antes de entrar a Bilwi esperaron una fila de camiones por casi cinco horas.

Se cuenta todo esto porque todos los activistas consultados no recibieron ningún pago y ellos se costearon sus gastos personales: alimentos, alojamiento y gasolina. Las organizaciones que los apoyaron les entregaron medicina y alimentos para los animales. “Con la cruzada del río teníamos miedo de pasar ahí la noche, solo habíamos desayunado, había tantos zancudos, sin nada de luz, y todos estábamos en un lugar que nunca habíamos estado”, dice un dirigente de esta organización que no quiere ser identificado.

Así llevaban los pobladores sus animales rescatados. LAPRENSA/Cortesía

A llegar al lugar, miraron los estragos del huracán: árboles caídos, casas destruidas y muchos animalitos a los que les sobresalían los huesos. “Aunque las personas quieran a sus animales, es difícil poder alimentarlos bien, cuando ni la misma gente tiene qué comer”, dice el veterinario.

Algunas personas salieron desesperadas en busca de ayuda para sus animales. Les contaban historias aterradoras sobre el paso del huracán. Muchas de ellas resistieron en sus casas a las orillas del mar, sembradas en riscos inmensos, donde el agua logró llegar, pero por suerte no las rebalsó.

“Hicimos todo lo posible por llevar la ayuda a los más necesitados, pero esa gente necesita más apoyo. Nos comentaban que no ha llegado ayuda alguna, y que las comunidades como Prinzapolka, Wawa Bar, Haulover y Karatá fueron de las más golpeadas y afectadas. Hasta el momento toda esa gente sigue sola sin apoyo”, dice un comunicado en la página de Facebook de la Organización Nicaragüense Ambiental, publicado en estos días.

Los principales problemas que atendieron fueron respiratorios y de diarrea. LAPRENSA/Cortesía

Solidaridad

Por haber nacido en medio de la naturaleza, en una finca donde se sembraba plátanos y otros cultivos, y había animales de granja, Lester Tapia primero estudió Ingeniería Agrónoma y después Medicina Veterinaria, la carrera en la que se ha seguido desarrollando hasta el día de hoy.

Trabajó durante ocho años con una de las organizaciones más importantes que velan por el bienestar animal, World Vets (Veterinarios mundiales), con la cual viajó a varios países de Latinoamérica realizando proyectos de asistencia. “Me duele mucho saber que los animales sufren, porque tienen muchísimas necesidades. Muchas personas no pueden pagar servicios veterinarios”, dice Tapia.

Sin embargo, con la crisis política de 2018, la organización cerró todos los programas en Nicaragua. Entonces, Tapia fundó la Asociación Veterinaria de Protección, Conservación y Bienestar Animal (Aprovet), una veterinaria que brinda servicios gratuitos a personas que no pueden pagar, con sedes en Granada y Managua. Por ejemplo, ayudan a los caballos carretoneros cada seis meses, realizan esterilizaciones en lugares donde existe sobrepoblación animal y programas de entrenamiento para veterinarios.

La Organización Nicaragüense Ambiental planifica un viaje en enero a la zona afectada por los dos huracanes, en la cual realizaría jornadas de atención gratuita y entregaría alimentos. Mientras tanto, Lester Tapia y su equipo se preparan este lunes 23 de noviembre para salir a las tres de la madrugada en una gira de seis días por Bilwi.

Alamikamba fue una de las comunidades más azotadas por los dos huracanes. LAPRENSA/Cortesía

Si quiere ayudar a Aprovet en esta labor, puede llamar al siguiente número: 85408032. O contactar a la Organización Nicaragüense Ambiental: 85899104

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