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La carrera política de Joe Biden inició cuando tenía 29 años y fue electo senador por el estado de Delaware.

La trayectoria de Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos

¿Es comunista? ¿Cuáles son sus puntos fuertes y cuáles los débiles? ¿Quién es el hombre al que los medios de comunicación estadounidenses han declarado presidente electo? Estas son algunas pistas para descifrar al próximo inquilino de la Casa Blanca

Joe Biden lleva casi cinco décadas en el corazón de la política estadounidense. A los 29 años se convirtió en uno de los senadores más jóvenes del país norteamericano y ahora que tiene 78 se le considera el presidente electo más viejo en la historia de Estados Unidos. Pero su larga trayectoria no ha impedido la controversia sobre sus inclinaciones ideológicas. Se ha dicho que es “socialista” e, incluso, “comunista”.

Los señalamientos fueron atizados, esgrimidos y capitalizados por el Partido Republicano durante la campaña previa a las elecciones de noviembre de 2020 y tuvieron éxito entre la comunidad latinoamericana que ha vivido bajo regímenes que se dicen de izquierda. Hablamos de esa parte de la diáspora nicaragüense, cubana y venezolana cuyo principal temor es que el nuevo gobierno estadounidense “afloje” la presión contra los regímenes de estos países.

“Mi oponente quiere darle todo a Cuba y a los Castro, y también quiere darle todo a Nicaragua y a Venezuela”, señaló el presidente Donald Trump en un mitin en Florida el pasado 12 de octubre. Sin embargo, no hay información contundente que sustente esas afirmaciones, más allá de que en algunos momentos de su carrera Biden ha sido popular entre los grupos progresistas y de la idea de que los republicanos son más frontales y beligerantes que los demócratas cuando se trata de enfrentar a los gobiernos de discurso socialista.

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Un Joe Biden joven.

El Partido Demócrata “cobija un abanico de almas ideológicas”, pero “entre los demócratas progresistas son pocos los que se atreven a declararse abiertamente socialistas para no espantar a un buen número de sus votantes”, dice el diario español La Verdad.

Se han declarado de izquierda, demócratas como el senador Bernie Sanders y la senadora Elízabeth Warren, quienes hicieron campaña a favor de Biden tras fracasar en las elecciones primarias del partido. Sin embargo, el presidente que los medios de comunicación estadounidenses consideran electo es más bien un “moderado”, un “centrista” o un “moderado de centro”. Y ha dicho con todas sus letras: “Seré bien claro: yo no soy socialista”.

49 años de vida política lo respaldan. Sobre todo sus casi cuatro décadas votando en el Capitolio. De hecho, sus posturas “de centro” le valieron críticas del sector más de izquierda de su partido, que no estaba interesado en el centrismo y prefería a representantes “mucho más liberales como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez”, señala la BBC en el artículo Joe Biden: 4 ventajas y 4 puntos débiles del candidato demócrata a la Casa Blanca, publicado en agosto de este año.

Biden era “el candidato demócrata más moderado y experimentado pero eso también le valió críticas por ser demasiado viejo, demasiado moderado, demasiado blanco, demasiado melancólico, demasiado senatorial”, dice el Dallas News.

Este año, cuando aspiró por cuarta ocasión a alcanzar la Presidencia de Estados Unidos, no era la misma figura que en 1988 se alzó como “una estrella joven de su partido”. Ahora era más notorio su escaso talento para los debates y la oratoria, su falta de carisma y su tendencia a cometer “errores verbales”, mal hilvanar sus discursos y a salir con comentarios que suelen colocarlo en posiciones incómodas, como una especie de Bridget Jones de pelo cano.

Biden a los 10 años de edad.

Orígenes y tragedia

Joseph Robinette Biden Jr. es el mayor de cuatro hermanos. Nació en una familia de clase obrera el 20 de noviembre de 1942, en Scranton, Pensilvania. Cuando tenía 10 años su familia se mudó a Wilmington, en el estado de Delawere, porque su padre consiguió empleo como vendedor de automóviles. Fue ahí, en Delawere, donde comenzó su vida política y donde vivió una de sus peores tragedias.

En 1972, cuando tenía 29 años, fue electo para ocupar el cargo de senador por ese estado; pero se preparaba para asumirlo cuando su esposa, Neilia Hunter, y su hija de 12 meses, Naomi, murieron en un accidente de tráfico provocado por un conductor borracho. Sus hijos Beau y Hunter también viajaban en el carro y resultaron gravemente heridos. Biden rindió juramento en el hospital donde los niños se recuperaban.

Tras asumir el cargo, “viajaba todos los días en tren desde y hacia Washington, D.C., por más de tres décadas”, dice la BBC. Esto contribuyó a su imagen de “ciudadano de a pie”.

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Con el presidente Jimmy Carter.

El 9 de junio de 1987 Joe Biden anunció su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos “apoyándose en su popularidad entre los grupos progresistas, como presidente del Comité Judicial del Senado que rechazó al ultraconservador Robert Bork para el Tribunal Supremo”, señala el portal Biografías.

Sin embargo, un suceso vergonzoso puso fin a su candidatura cuando se le consideraba uno de los favoritos de la primaria demócrata. Biden fue acusado de plagiar el discurso electoral pronunciado apenas unos meses antes por el líder del Partido Laborista británico, Neil Kinnock.

Esto decía el discurso de Biden: “¿Por qué es que Joe Biden es el primero en su familia en ir a una universidad? ¿Por qué mi mujer, que está sentada ahí fuera en la audiencia, es la primera de su familia en ir a la universidad? ¿Es porque nuestros padres y madres no eran brillantes? ¿Es porque soy el primer Biden en mil generaciones que fue la escuela y obtuvo un título de grado que yo era más inteligente que el resto?”

Y esto el de Kinnock: “¿Por qué soy el primer Kinnock en mil generaciones que puede llegar a la universidad? ¿Por qué es Glenys –su esposa– la primera mujer de su familia en mil generaciones que puede ir a la universidad? ¿Fue porque todos nuestros predecesores eran comunes?”

El escándalo por el plagio copó las portadas de los diarios y su eco persiste hasta estos días, por eso fue noticia que Kinnock felicitara al demócrata por su triunfo en las presidenciales de 2020. Biden es “un adulto calmo y sabio, lo que le permitirá realizar una gran labor en Estados Unidos y en todo el mundo”, declaró a la AFP, y en seguida agregó con ironía: “Pero también es un hombre duro, y se nota porque simplemente hace su trabajo y no se jacta de serlo, como el último tipo, ¿cuál es su nombre?”.

El último encuentro de ambos políticos se dio en 2007, cuando, según Infobae, Joe Biden lo introdujo ante sus colaboradores lanzando: “Amigos míos, les presento a la persona que escribió mis mejores discursos, Neil Kinnock!”.

Meses después de aquel plagio, la vida de Biden fue sacudida por otra noticia. Los médicos le descubrieron un aneurisma cerebral. “Antes de la operación, Biden les dijo a sus hijos que, si moría, cuidasen a su hermana y madre”, relata El País, retomando el episodio que el político reconstruye en sus memorias:

—No digas esto, papá —le respondió Beau—. Tú no te vas a ningún sitio.

Entonces Biden bromeó:

—Por cierto, en mi lápida no quiero que ponga senador y estas cosas. Quiero que ponga: hijo, hermano, marido, padre… atleta.

“La familia estalló en una carcajada. Sabían que nadie se creería lo de atleta. El humor de Biden, su talento para reírse de sí mismo, es uno de sus rasgos distintivos”, cuenta el diario español en el artículo publicado en mayo de 2015, luego de que otra tragedia tocara a la puerta de la familia Biden. Beau, el hijo mayor, murió por un tumor cerebral a los 46 años.

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Biden con su hijo Beau, en la Convención Demócrata de 2008.

Camino a la presidencia

Biden había aspirado a la Presidencia durante más de tres décadas, “dos veces sin éxito y pasando una tercera apuesta para intentar suceder a Obama hace cuatro años”, dice el Dallas News en el texto ¿Quién es Joe Biden?

Este año Biden “sí fue el favorito que no logró ser en 1987, cuando su primera candidatura a la Casa Blanca terminó vergonzosamente con un discurso plagiado; o en 2008, cuando Obama y otros lo derrotaron en los caucus de Iowa; o incluso en 2016, cuando la combinación de la muerte de su hijo Beau en 2015 y el apoyo entre bastidores de Obama a Hillary Clinton lo obligaron a abandonar la carrera presidencial como precandidato”.

El tartamudeo que sufrió cuando era niño y lo hizo blanco de burlas, más las numerosas desgracias que ha sufrido a lo largo de su vida, han generado empatía entre el público, pero también han despertado dudas “sobre su estabilidad mental”.

Barack Obama, dos veces presidente de Estados Unidos, no vacila al poner las manos al fuego por su antiguo vicepresidente. “Es un hombre extraordinario. Con una carrera de servicio público extraordinaria”, dijo en 2017, el día que le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, justo antes de que ambos se despidieran de la Casa Blanca. Y en 2020 se volcó en apoyo a la candidatura de Biden.

Estrechando la mano del presidente Ronald Reagan.

El presidente electo no ha dudado en tildar como dictaduras tiránicas a los regímenes de Nicaragua y Venezuela. En julio del 2018, por ejemplo, pidió a la comunidad internacional aislar a Ortega y a su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, y los señaló de ser los responsables de la violencia contra las protestas ciudadanas, una brutal represión estatal y parapolicial que dejó más de 320 personas asesinadas, según organismos de derechos humanos.

Entre otras declaraciones que posiblemente no le agradaron a Ortega, a inicios de septiembre Biden calificó de “dominio tiránico” al régimen sandinista. Y en su cuenta de Twitter se refirió al asilo político que han solicitado algunos migrantes nicaragüenses que han llegado a territorio estadounidense escapando de la dictadura.

“Los solicitantes de asilo nicaragüenses que huyen de la opresión merecen que se escuchen sus casos. En cambio, están siendo deportados de nuevo al dominio tiránico de Daniel Ortega sin la oportunidad de continuar con sus reclamos”, denunció Biden en su cuenta oficial de Twitter.

El nicaragüense Harold Rocha, asesor del Partido Demócrata durante más de treinta años, asegura que de la administración de Biden se puede esperar “un cambio de tono”, pero no “un cambio de fondo”. “Las sanciones se mantienen y se mantienen en parte porque el poder legislativo, las cámaras del Congreso, se lo exigirán”.

No se trata de simplemente decir ‘voy a presionar a Maduro mandando unos buques al Caribe’, sostiene el abogado. “Esas cosas tienen efecto mediático, pero no tienen ningún efecto práctico ni político. Ni Maduro tiembla con eso, ni Ortega temblará tampoco, si de pronto dicen que van a mandar aviones del Comando Sur”.

Al final del día “la política de Estados Unidos hacia la región es bipardidista y consensuada y no depende del presidente en sí, sino que depende de una serie de factores, entre ellos el Congreso”, afirmó Rocha en una entrevista concedida a LA PRENSA. “Esa es la garantía para saber que ni Trump fue mejor ni Biden va a ser peor. Simplemente la política de Estados Unidos continuará. Ese camino ya está trazado y pasa por las elecciones de noviembre de 2021”.

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