Tiene casi 17 años de hacer periodismo. Ha estado en los medios más importantes del país y actualmente escribe en internacionales como Reuters y The Washington Post. Dice ser muy obsesionado con su trabajo y que lo que más le gusta de ser periodista es “ser testigo de la historia. Es un privilegio, pero sobre todo una gran responsabilidad”.
¿Cuál es su primer recuerdo?
Mi padre visitándonos esporádicamente en los 80 con su uniforme de militar. Llegaba un día y al día siguiente no amanecía. Estaba en norte del país. Decía que defendía la revolución. Y yo para entonces le creía.
Una mujer que admire.
Mi madre, que a pesar de que no tuvo la oportunidad de ir a la escuela, siempre creyó que mi hermana y yo debíamos estudiar.
¿A quién invitaría a tomar un café?
A Carlos Martínez Rivas y quizá no solo a un café…
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El mejor consejo que le han dado.
Que dejara de jugar beisbol y que me dedicara a estudiar. Me lo dieron a los 17 años.
¿Cuál es su apodo?
En la calle de los vehículos me gritan “cabeza de bujía”.
¿Qué música lo hace bailar?
Una de mis frustraciones es que no bailo, pero una buena salsa me hace mover las piernas.
¿Ha estado cerca de la muerte?
Desde 2018 a la fecha en tres ocasiones. Dice mi madre que a los 6 meses tuve un tumor en la cabeza, me iban a operar y de repente los médicos vieron que había desaparecido el tumor: Soy un milagro.
¿Cuál es el tema sobre el que le avergüenza saber tan poco?
De física, de química, no sé cómo aprobé esas materias en el bachillerato.
Un sueño no cumplido…
Publicar mi libro…
Si pudiera saber solo una cosa del futuro, ¿qué preguntaría?
¿Cuándo Nicaragua va a ser libre?
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¿Qué quería ser cuando era niño?
Jugador profesional de beisbol.
¿Practicó o practica algún deporte?
Beisbol y Voleibol en secundaria. Fui de la selección de mi colegio.
¿Tiene algún equipo o jugador favorito?
Los Dodgers de Los Ángeles. Mookie Betts es el jugador que todo mánager deseara tener. Aquí fui boerista hasta 2018.
¿Cuál es la película que más veces ha visto y por qué?
El Padrino, cada vez que la veo me deja una nueva lección.
¿Cree en Dios?
En medio de todas mis contradicciones, sigo creyendo en la existencia de un dios.
¿Qué lo pone nervioso?
Las preguntas incómodas de mi hija Milena, de 14 años. O que me deje “en visto”. Es la mujer que me ha hecho las preguntas más difíciles.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Meterme a una calle de Jinotega tomada por simpatizantes armados del gobierno junto con el periodista de la VOA, Donaldo Hernández. Nos escondimos en una casa y monseñor Herrera llegó a rescatarnos.