El Real Estelí juega de memoria. Los automatismos se repiten una y otra vez con fluidez y efectividad. En el Tren del Norte cada jugador sabe cómo hacer en cada situación del juego y todos responden al rol asignado. El coach dominicano David Rosario tiene bien aceitada la maquinaría, que parece sin fisuras y con cara de tricampeón de la Liga Superior de Baloncesto (LSB).
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Los estelianos aplastaron 95-63 a los Indígenas de Matagalpa el viernes por la noche en el primer duelo de la final, que es al mejor de cinco juegos. El Tren del Norte mostró una superioridad tan abrumadora que se dio el lujo de meter a a los suplentes los últimos cinco minutos para cerrar un encuentro definido desde el arranque en el gimnasio Alexis Argüello donde los matagalpinos parecen tener menos posibilidades de ganar al disputarse ahí toda la serie.
En tres o cuatro partidos, el Tren del Norte se coronará por tercera vez vez consecutiva en la LSB y representará a Centroamérica en Liga de Campeones de las Américas, que despega el 7 de enero. El boleto lo adquirió por decisión de la FIBA que le extendió la invitación porque es la organización más profesional de la región y el año pasado compitió al clasificar a los cuartos de final superando a los Capitanes y Fuerza Regia de México.
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La clave del éxito de los norteños es la continuidad la base del equipo del año pasado desde el coach Rosario, hasta los puertorriqueños Jezreel de Jesús (14 puntos y 9 rebotes) y Christopher Gastón, más nacionales de calidad como Bartel López (14 puntos y 11 rebotes), Vansdell Thomas (11 puntos), el nacido en Puerto Rico y nacionalizado Jared Ruiz (14 puntos), Dalton Cacho, Sharlon Hodgson, entre otros, quienes dominan en sus respectivas posesiones.
El Estelí anuló a Matagalpa en casi todo el partido al imponerse en tres los cuatro períodos: 27-13, 15-24, 25-18 y 28-8. Los Indígenas se acercaron a dos puntos del Estelí en el tercer cuarto pero resultó un espejismo porque terminaron a siete. Dos triples de Thomas, y uno cada uno de Ruiz y Jilmer Castillo apagaron el ímpetu de los Indígenas en el último capítulo donde los estelianos no necesitaron de sus figuras para garantizar el éxito.