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CONTENIDO EXCLUSIVO.Los compañeros de su generación definen a Milton Bustos como un especialista en provocaciones para que el rival pierda la cabeza y sea expulsado. El Pichón, como le conocen a nivel nacional, no se medía en sus insultos: hablaba de la mamá, las hermanas de los jugadores o incluso les tocaba las nalgas en los tiros de esquina y tiros libres para buscar una reacción violenta que conllevara a la roja directa.
Bustos decidió poner en práctica su “estrategia” a nivel internacional y le salió el tiro por la culata. El 6 de septiembre de 2003 en el terruño, Nicaragua enfrentó a Panamá en las eliminatorias Olímpicas para Atenas 2004 y el Pichón apuntó a José Luis Garcés, una de las principales figuras del equipo panameño, bautizado en su país como el Pistolero por dos procesos de homicidio en su juventud. Bustos desconocía todo y cada vez que estaba cerca le decía cosas impronunciables que le haría a su hermana y mamá cuando llegara a Panamá el 10 de septiembre en el partido de vuelta. El defensor no consiguió expulsarlo como se proponía, pero al menos evitó que marcara, y la Azul y Blanco Olímpica sorprendió empatando 2-2.
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Nicaragua llegó ilusionada a Panamá con ese marcador, sin embargo nadie esperaba que en el túnel del estadio Rommel Fernández, Garcés, el capitán Felipe Baloy, Blas Pérez, Luis Tejada, entre otros, empezaran a golpear a Bustos por todo lo que había dicho cuatro días atrás. Denis “El Pulpo” Espinoza, Rudel Calero, Emilio Palacios, Ismael Reyes, entre otros, intentaron intervenir y también fueron “galleteados” por los futbolistas panameños. “El que recibió más golpes fue el Pichón”, asegura uno de los testigos del partido. “Recuerdo que Mario Morales se metió pero al ver que los superaban se escapó gateando”, señala otro de los protagonistas de la historia.
La trifulca terminó hasta que uno de los jugadores nicaragüenses corrió a buscar a los árbitros para calmar la situación. “Ellos (los árbitros) se encontraban fuera en la pista de atletismo, solo los jugadores estábamos en el túnel”, apunta otro de los presentes. En el reporte de los periódicos de la época no hubo ningún señalamiento del suceso. “Y quién iba a decir si fuimos golpeados y goleados, no fue bonito lo que nos pasó”, recuerda una de los integrantes del equipo Sub-23.
Panamá, que terminó goleando 4-1, intimidó a los nicas desde antes del incidente en el túnel. “Recuerdo que también nos decían que nos iban a dar con todo en el campo, nos enseñaban los tapones metálicos de los zapatos, que eran especiales por el tipo de campo, y nosotros con nuestros tacos normales. Muchos jugadores jugaron con miedo, se les miraba porque no iban al choque”, asegura uno de los titulares por Nicaragua en ese juego.
La selección canalera estaba integrada por algunos miembros del grupo que clasificó ese año a su primer Copa Mundial Sub-20 en Emiratos Árabes como Gabriel Gómez. Esa generación panameña prometía mucho porque contaba con jugadores de proyección como Jaime Penedo, Felipe Baloy, quien jugaba en el Gremio de Brasil, Blas Pérez (Envigado, Colombia) , José Luis Garcés, Luis Henríquez y Luis Tejada (Deportes Tolima, Colombia). Todos consolidaron grandes carreras internacionales y clasificaron a Panamá a la Copa del Mundo Rusia 2018.
Nicaragua contaba con futbolistas que lograron consolidarse a nivel nacional como El Pulpo Espinoza, Calero, Palacios, Ismael Reyes, Mario Morales, Bustos, Franklin López, David Martínez y Jaime Ruiz.