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Marel Álvarez compartió por última vez con su tío David Suazo en 2018. LA PRENSA/ CORTESÍA

El sobrino de David Suazo, leyenda del futbol hondureño, brilla con el Diriangén

El actual defensor del Diriangén disputa la séptima final consecutiva en Nicaragua: cinco de Liga Primera y dos de Copa

Marel Álvarez Suazo es un exjugador hondureño de los años ochenta y noventa. Se desempeñó como central y lateral en el Independiente Villela y Motagua, y tuvo un paso por el Galaxy de la MLS. Es hijo de Ramiro Álvarez Velásquez y sobrino de Josefina, la mamá de David Suazo, el más grande jugador del futbol hondureño en su historia.

El zaguero, ahora de 50 años, se juntó con Nora Suazo —prima de Nicolás Suazo, el papá de David— y nació su primer hijo hace 26 años. A él le dio su mismo nombre pensando que siguiera sus mismos pasos y trascendiera futbolísticamente. Probablemente el hijo ya superó al padre. Marel Álvarez consolidó su carrera en el futbol nicaragüense donde ha jugado con dos de los clubes más importantes, Managua FC y Diriangén, y ha disputado las últimas siete finales de forma consecutiva: cinco Liga —ganado una— y dos Copa, coronándose en ambas.

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“La verdad que no ha sido fácil llegar hasta aquí. En la adolescencia me sentía presionado porque mi papá (Marel Álvarez) y mis tíos (David y Nicolás Suazo) jugaron. Siempre anduve sacando pecho porque eran reconocidos, donde iba decían ‘el hijo de Marel, el sobrino de David’. Siempre lo resaltaron a ellos y crecí con eso de jugar y seguir sus pasos”, cuenta el defensor que alcanzó su mejor nivel de juego con el Diriangén a tal punto de tener ofertas para jugar en Sudamérica y Europa. “De momento solo me importa salir campeón”, dijo Marel, quien ya levantó el título de Copa.

A Marel le pesó mucho en su adolescencia saber que era el hijo de un futbolista que jugó en Motagua y sobrino de David y Nicolás Suazo. “Siempre quise hacer bien las cosas para ser igual o mejor que ellos”, cuenta el jugador Diriangén.  “Le conté sobre la presión que sentía antes o cuando me corregía y me decía ‘tenés que hacer esto aquí o así’ y yo me preguntaba ‘será que no me mira bueno’.  Se me venían muchas preguntas a la cabeza”, asegura Marel, quien habla todo el tiempo con su padre. “Ahora dice que tengo muchas virtudes, que juego mejor que él porque tengo salida de balón y meto goles, solo que él era más rápido, pero que me ve bien para dar el salto a otra liga”, señala Marel, quien lleva tres goles en el torneo.

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El central del Diriangén aseguró que su papá y David Suazo se criaron juntos. “Mi papá vendía pan de coco y David jugo de naranja cuando eran pequeños”, asegura Marel, quien dijo que muchas veces compartió con David cuando llegaba a Honduras. “Tengo una camisa que me dio cuando estaba en el Inter de Milán y jugaba con Ibrahimovic. Nunca me la puse, la tengo en Honduras colgada en un cuadro. Es como un trofeo para mí”, confiesa.

Marel cree que David le dio ese obsequio porque era el único futbolista de la familia en ese momento hasta este año que un primo debutó con Marathon. “No tengo mucha comunicación con él porque cuesta que conteste los mensajes”, sostiene el jugador del Diriangén, quien —asegura—  estuvo junto a David Suazo por última vez en 2018, el año que disputó la primera de sus siete finales al hilo en el futbol nicaragüense.

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