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Edgar Tijerino

Edgar Tijerino presenta su nuevo libro Pónganle sello: “Nunca pensé escribirlo en 10 días”

En esta entrevista Tijerino responde todas las incógnitas: por qué el título, si el programa ha estado cerca de desaparecer, su clavo más peligroso y, sobre todo, sus próximos libros

Edgar Tijerino se prepara para presentar este lunes su libro número 12 llamado Pónganle sello. Con 77 años se sigue adaptando a los tiempos. Esta vez no habrá un auditorio lleno de fanáticos, amigos y figuras públicas como solía haber en sus presentaciones pasadas, en donde hasta rivales políticos convergían bajo el mismo lugar con tal de no perderse la presentación. Desde la llegada del Covid-19 su rutina ha variado ligeramente. Se sigue levantando a las 4:30 de la mañana, lee todo lo relacionado con el mundo deportivo y prepara el programa Doble Play, pero cuando se aproximan las 6:00 de la mañana, no toma su vehículo y se dirige a Radio Católica, sino que abre su laptop y se conecta a Skype junto a Miguel Mendoza, René Pineda y German García.

“Sería una irresponsabilidad de mi parte si hago una presentación como las de otros años”, confiesa Tijerino. Así que decidió que será sencilla y a través de Skype en el programa de este lunes al mediodía para profundizar en su más reciente obra que consta de 228 páginas y 17 capítulos. En esta entrevista Tijerino responde todas las incógnitas: por qué el título, cómo se le ocurrió la idea del libro,  si el programa ha estado cerca de desaparecer, su clavo más peligroso, hasta cuándo dejará de transmitirse el programa y, sobre todo, sus próximos libros.

 ¿Cuándo surge la idea de escribir un libro del programa?
Nunca pensé que el programa caminara 40 años. No solo por la simpleza del récord, sino 40 años provocando algún ruido. No excesivo pero sí vinculándome con la gente y haciendo que el nombre de Doble Play se convirtiera en algo conocido. Cuando pasamos los 30 años  me decía que sería interesante hacer un libro, pero dudaba por mi edad. Voy a cumplir 77 años y dudaba que pudiera llegar a los 40 años del programa y más cuando estalló la crisis. Consideré que valía la pena dejar un testimonio del trabajo. Este es un programa familiar porque todos los que han llegado se han convertido en parte de una familia y hemos tenido una relación muy limpia y eso para mí era importantísimo.

En la dedicatoria usted dice que si no te escuchan no tenés vida. ¿Por qué la gente tiene 40 años escuchándolo?
He ido acumulando una serie de opiniones en la calle y me impresionó cuando la gente me detenía y hablaba más sobre cosas de orden humano y de comportamiento que deportivo. Me encontré con parejas jóvenes que me decían que les habían servido mucho mis consejos. Nunca pretendí  dar consejos, sino que relataba experiencias de vida y puntos de vista, eso provocó que continuara con eso, también lo trasladé a lo político.  En lo religioso no porque soy muy respetuoso, monseñor Álvarez me llama ateo creyente.  Pero creo que sin ser un religioso apasionado podés llevar una vida ordenada y una exigencia con vos. Todos somos pecadores y culpables, pero lo interesante es ir batallando con errores viejos para no volverlos a cometer.

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¿Doble Play ha sufrido drásticas correcciones en la dinámica a lo largo del tiempo?
En la dinámica no, lo que se ha ido adaptando es a las nuevas corrientes que la vida y el nuevo sistema de competencia te van imponiendo, es normal. Tenemos meses de trabajar por Skype y nos hemos acostumbrado tanto que creo que vamos a seguir trabajando de esa manera.  Pero eso no cambia el contenido del programa.

¿Cuál ha sido el momento más crítico que pensó que desaparecería el programa?
El momento más duro fue cuando decidí salir de radio La Primerísima. Tengo que reconocer que nunca me dijeron andate, pero en la forma  que estaba pensando y expresándome entraba en una contradicción muy fuerte con una emisora que me había acogido durante casi 20 años y consideraba que debía salir de ahí. Nunca me sentí incómodo, pero no quería causar un problema. Uno se percata cuando es un estorbo o perjudica. En ese aspecto decidí salir. Y no tenía dónde ir a parar, se habló de redes sociales.

Edgar Tijerino tiene 77 años de edad y piensa escribir varios libros más en el futuro.

El padre Fernando Cardenal le aplaude en el libro la autocrítica y no comparte su falta de esperanza…
El padre Fernando Cardenal dice que me critica mi falta de fe y esperanzas que este país se fuera a componer. Son varios correos, eso fue en 2004 y mi falta de fe en el futuro de una sociedad es mayor ahora. Año con año fui creyendo menos en el país. Creo que el problema nuestro está más allá de un sistema de gobierno y me duele verlo día a día que está bien cimentado.

¿Sin fe, sin esperanza y con una realidad caótica entonces a qué nos vamos a aferrar?
Yo tengo la ventaja que ese problema es de ustedes. Yo tengo el pecado imperdonable junto a miles de personas que no pudimos construir una sociedad mejor. Le heredamos a las nuevas generaciones una sociedad invivible.  Nunca había vivido momentos como este de polarizaciones perversas.

Hay un relato en el libro cuando usted tenía la campaña “no hay por quien votar” en 1996 y Daniel Ortega pidió reunirse con usted. ¿Si lo llamara ahora lo recibiría en su casa?
Fijate que sí.  Me gustaría hablar con él con la franqueza de siempre, creo que es interesante que alguien se siente con una persona del poder le diga cosas reales, que lo baje de la ficción a la realidad, por lo menos verbalmente. A mí me parecen mentiras cosas que he visto, incluso estaba hablando con Humberto, el hermano de Daniel, y vimos cosas increíbles que pensamos que nunca iban a pasar en este país.

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En aquel entonces después de la plática usted votó por él ¿y ahora?
Ahora no lo haría. Lo que pasa es que desde que no voto por él siempre gana. Me dan ganas de votar por él (ríe). Mi asunto es particular porque nunca fui maltratado por el somocismo, pero veía lo que le hacía al país, igual con el orteguismo o danielismo. Mis posiciones no obedecen a lo mío. Yo tomo decisiones no por mí, sino por lo que veo y lo que conviene al desarrollo del país.

En el libro usted menciona que no quería saber más de la frase pónganle sello. ¿Por qué la trae otra vez?
Es increíble que la gente en la calle me decía pónganle sello, el póngale sello me salía por todos lados y dije que no la volvía a usar. Y ese término no es mío ni nuevo. Yo no he inventado nada. Me aparté de la frase. Cuando vine de Puerto Rico traje la palabra pues y me la quité. Como hay gente que siguió insistiendo dije: como no le puedo poner Doble Play a este libro, si hubiese podido se lo pongo, pero ya existe un libro de Editorial Vanguardia por iniciativa de Erick Blandón,  entonces ponerle Doble Play 2 no me gusta y dije que la mejor manera era Pónganle sello.

Guillermo Rothschuh dice que sin haber estudiado periodismo usted puso una escuela… Sin embargo usted parece más enfocado a una escuela de la vida…
Primero están las experiencias. La gente cree que mi vida radial empezó con Doble Play. Empecé 10 años antes.  Comencé en 1970, pero llegué a convencerme más adelante que podía ser útil. Hay personas que encuentran ser útil rápidamente y otros que tardan más como es mi caso. Entonces ser útil a la sociedad era estar dando un mensaje y para poder dar mensaje uno tiene que exigirse a uno mismo. La vida de uno tiene que cambiar. Yo no puedo decirle a alguien que no haga algo que yo hago o que no abuse de algo que yo abuso, que no sea oportunista si yo soy uno. Yo no le puedo pedir a alguien que respete los valores si yo no los respeto, pero principalmente la escuela real para mí fue la familia, tengo seis hijos y reúno a todos y los malos ejemplos que tienen de mí es que soy terco y que me cuesta perder una discusión. Para poder incidir en los demás tenés que incidir en tu familia primero. Lo peor es engañar a la familia.

¿Con cuál Doble Play se queda: el de antes o de ahora?
Yo casi veo el mismo Doble Play, lo que veo es que los temas cambian, pero en esencia el programa es el mismo. Yo nunca pensé hablar de futbol americano y he comenzado a hablar. Aunque han ido cambiando las personas la esencia es la misma.

 

Edgar Tijerino aclara que no empezó en radio con Doble Play, cuando el programa inició ya tenía 10 años de experiencia.

¿Cuál ha sido el clavo más peligroso durante los 40 años del programa?
El de la conspiración en 1985 porque no sabía qué había pasado. Estábamos en Edmonton  y vino un informe contra mi persona que estaba en una conspiración con Carlos García  quien acababa de salir de la cárcel. Yo lo iba a visitar a la cárcel. Viene un informe de afuera, molestos por unos comentarios de deportes que había hecho y luego decían en el informe que me estaba reuniendo y conspirando en el exterior.  Ese tipo de informes en 1985 era de cárcel, debía caer preso porque mucha gente de círculos de confianza había sido sacada por eso. Perdí la cabeza, me porté vulgar y quería estrangular a alguien y en el trayecto de la mañana exploté, muchas personas intervinieron y la plática con el comandante Núñez fue de lo más importante para que no siguiera.

En una ocasión antes de entrar al aire dijo que este era el libro que más rápido lo había escrito…
Porque todas las vivencias son conocidas. Mi esposa  me dijo que desde enero lo hiciera con calma, pero pasó el tiempo y me vi en octubre. Nunca pensé que lo hiciera en 10 días. Hice dos capítulos diarios, eso daba 20 capítulos y el libro tiene 17. Hay unos capítulos que fueron extensos, hay capítulos pequeños, pero fueron complicados, hay otros que me gustan mucho, como el de la casa de Pedro Selva.  Hay gente que me preguntan cuál es el que más me gusta y es una pregunta un poco incómoda, pero creo que el último capítulo es el que más le puse ganas en el aspecto de contenido literario de lo que soy. Cuando vi la velocidad en la que iba, me recordé cuando Sucre me contrató para hacer el libro del Flaco Explosivo, lo hice en Semana Santa y me pagó 5,000 dólares.

¿Qué otro libro le queda por hacer?
Las ideas son muchas, pero la edad es muy avanzada. Estaba pensando en un libro que fuera una crítica a la sociedad porque vivo molesto, no es que soy un ejemplo, sino que sin ser ejemplo podés señalar fallas. Estuve viendo una serie (Merlí) y me quedó una frase de un filósofo alemán que decía que el inútil no nace, se hace. Parece que nosotros somos muy propensos a la inutilidad a no sacar desde dentro el grado de utilidad que necesitamos para proporcionarle a una sociedad, a un país, entonces quería hacer un enfoque sobre eso con la amenidad que siempre me caracteriza, aprovechando las lecturas. Hacer un trabajo diferente, nada deportivo ni estrictamente político aunque incluiría.

¿Doble Play dejará de existir cuando no usted esté?
Tengo una esperanza y es que el programa podría seguir existiendo, lo podrían mantener ustedes en la misma línea porque son producto del comportamiento humano de Doble Play y eso es lo más importante. Si alguna escuela deja Doble Play es en el comportamiento, en el esfuerzo, la honestidad, el respeto al otro, ser útil. Ustedes tienen capacidad de darle continuidad aunque le pongan otro nombre.

Detalles

El libro tiene un precio de 200 córdobas y se puede conseguir en Hispamer, Literato y Colectivo Shop.

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