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"Lamentablemente, creo que estamos entrando a un segundo brote. Si será igual o parecido al primero, eso solo el tiempo lo va a decir". LA PRENSA/ARCHIVO

“Lamentablemente, creo que estamos entrando a un segundo brote. Si será igual o parecido al primero, eso solo el tiempo lo va a decir”. LA PRENSA/ARCHIVO

Carlos Quant: “Es imposible lograr la inmunización en 2021”

El infectólogo explica qué son las nuevas cepas del Covid-19 y cómo evolucionan los virus de este tipo. Según el especialista, Nicaragua estaría entrando en un rebrote producto de las aglomeraciones por las fiestas de diciembre

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El 2021 será el inicio de la vacunación mundial contra el Covid-19. Pero esta vacunación no será igual para todos los países. Las naciones más pobres, como Nicaragua, solo recibirán una parte de las vacunas durante los próximos meses, mientras los países más ricos ya se han adelantado a comprar incluso el doble de dosis de las que necesitan.

El doctor Carlos José Quant ha estado pendiente del desarrollo de las vacunas de grandes laboratorios y en esta entrevista nos cuenta la eficacia de estas vacunas, la dificultad que tendrá Nicaragua para acceder a estas y si debemos tener desconfianza de estos medicamentos.

Además, el infectólogo explica qué son las nuevas cepas del Covid-19 y cómo evolucionan los virus de este tipo. Según el especialista, Nicaragua estaría entrando en un rebrote producto de las aglomeraciones por las fiestas de diciembre.

Luego de que fuera despedido del Hospital Roberto Calderón, ¿en qué se ha desempeñado?
He estado trabajando gracias a Dios. Hemos estado trabajando fundamentalmente en el área privada. Ahí estamos trabajando en familia y tratando de dar un aporte a la comunidad, tratando de educar y haciendo un poquito de investigación.

Ya se cumplió un año desde que se reportó la aparición de un nuevo tipo de coronavirus en China.
Ya sabemos que ha sido un año catastrófico, esto en el sentido de tantos millones de personas que se han infectado, porque al inicio teníamos la expectativa de que el brote se podía contener en algún momento, pero se ha visto que desafortunadamente comenzaron a aparecer los casos en Italia, España y luego a nivel global. Desde entonces más de un millón de muertes y obviamente hay un subregistro alto a nivel global.

Hay varias vacunas que se están aplicando en varios países.
Hay avances científicos bastante importantes y es una cosa que creo nunca se había visto en la historia de la medicina, sobre todo en el desarrollo de vacunas. Luego de tantos años en la experiencia en este tipo de vacunas, sabemos que lleva hasta 30 años la experimentación, pero se logró en tiempo récord trabajar en la vacuna. Hasta había en proceso más de 30 que tenían muchas posibilidades de progresar, esto de 150 proyectos que había de vacunación. En ese sentido, yo creo que estos progresos que hemos tenido con las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, las vacunas rusas y chinas y ahora hasta los cubanos, que están haciendo sus ensayos clínicos, son un proceso notable en la parte científica. Pero creo que estamos lejos de alcanzar, como dicen los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización colectiva. Todavía todo este año será necesario mantener todos los esfuerzos que se hicieron en el año 2020 y no es más que asumir esa nueva normalidad.

¿Por qué, pese a la existencia de estas vacunas, no se podrá alcanzar la inmunización colectiva?
Por lo lento, por la producción y que no hay la suficiente cantidad. Estamos hablando de miles de millones de dosis que hay que producir y no existe esa capacidad global.

De momento los países que están recibiendo estas primeras dosis son países ricos.
Lo que sucede es que los países ricos firmaron con la industria farmacéutica estos convenios, en los que ellos adquieren prácticamente hasta el 50 por ciento de las dosis que se iban a producir en el año 2021. El resto de países alcanzan apenas para el 40 por ciento. Esa es una desventaja que tenemos los países pobres. Nicaragua, en ese sentido, aplicó a esta iniciativa del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax), que es patrocinada por la OMS, pero solo da el acceso a un 20 por ciento de las vacunas.

Si el país tuviera en este momento una cantidad razonable de vacunas, ¿en cuánto tiempo cree que se podría llevar a cabo una campaña masiva de vacunación?
Esa es una pregunta que se me hace bastante difícil responder. Mirá, Nicaragua tiene una ventaja relativa. En la década de los años 80, el país tuvo buenos programas de inmunización y coberturas muy altas. Incluso en la actualidad, entiendo yo, que en sus programas de inmunización tienen una cobertura que anda por el 60 y el 70 por ciento y creo que es una buena experiencia la que se ha tenido en los programas de inmunización. No todo es tan negativo en algunos aspectos de salud. Ahora, el problema es que estas vacunas, como la de Moderna y Pfizer, requieren infraestructura que no tenemos y se tiene que adquirir. No sabemos cuánto tiempo le puede tomar al gobierno adquirir esta infraestructura y dar la capacitación. Esto depende mucho de la voluntad del Estado, si hay voluntad las cosas se pueden hacer de manera eficiente, pero no sabemos los planes que tiene el gobierno. Con la iniciativa de Covax, Nicaragua tendría capacidad por lo menos de inmunizar a una parte de la población mayor de 60 años y un alto porcentaje de las personas de alto riesgo, como los diabéticos, hipertensos, personas con problemas renales crónicos. Creo que se tendría capacidad, teniendo ahorita un 20 por ciento de las vacunas, de cubrir en parte a la población de más alto riesgo y al personal sanitario. La mayoría de los expertos establecen que para que Nicaragua tenga la inmunidad completa sería en 2022 o en 2023 que esto podría suceder. Pero estas son proyecciones únicamente.

¿Qué tan eficaces están siendo estas primeras vacunas?
Estas vacunas en general son bastante buenas. Las que han liderado hasta ahora los estudios en tercera fase indicaron que su eficacia andaba en torno al 94.5 y el 95 por ciento. Esto es algo sin precedentes desde el punto de vista de vacunación, porque digamos en el mejor de los casos para la influenza la cobertura es del 60 por ciento y hasta el 70 por ciento y estas son bastante buenas, pero una que tiene una eficacia del 95 por ciento es una vacuna extraordinaria. La de AstraZeneca, por ejemplo, ha demostrado una eficacia que anda por el 60 y el 70 por ciento en términos generales. Entiendo yo que en personas mayores tiene una eficacia muchísimo mayor.

Hay mucha gente que ha mostrado su desconfianza ante estas vacunas. ¿Hay de qué preocuparse?
Hasta ahora no hemos visto mayores problemas. Algunas vacunas han tenido, como es esperado, algunas reacciones que son más de tipo local y son síntomas leves como un poquito de calentura, malestar general, pero casi siempre son problemas a nivel local. Son vacunas bastante seguras hasta ahora. Algunas situaciones con la de AstraZeneca que se habían presentado por algunos casos de mielitis transversa (inflamación de ambos lados de una sección de la médula espinal), pero esto se descartó que fuera asociado a la vacuna. Hasta ahora la Sputnik, que es la vacuna rusa que se ha ensayado en Latinoamérica, en Argentina tampoco ha demostrado reacciones adversas importantes.

Toca seguir con la mascarilla y las demás medidas.
Toca seguirnos protegiendo y esta no es solo la realidad de los nicaragüenses, esto es a nivel global. Lograr la inmunización en 2021 es imposible. Este será un año para seguirnos protegiendo, independientemente de si tenemos o no la vacuna.

Lea: Los médicos que han alzado su voz en medio de la crisis sanitaria en Nicaragua 

Por otro lado, mientras se comienzan a aplicar estas vacunas en Reino Unido y en otras partes del mundo, se anunciaban nuevas cepas del Covid-19. ¿Qué son estas nuevas cepas?
Este es un RNA virus que tiene una alta capacidad de mutación. Esto significa que el virus produce millones de copias de sí mismo cuando entra en el organismo y las copias que se generan no son copias exactas y se producen errores en la transcripción del virus, y como son millones de partículas virales se produce un cambio. Esto no sucede solo con los coronavirus, esto sucede con muchos más virus como el de la influenza, que muta con mucha facilidad, de tal manera que cada año hay que estar produciendo una vacuna nueva para la nueva cepa que se va generando y esto pasa también con el VIH, que tiene una alta capacidad de mutación.

¿Significa que con estas nuevas cepas de Covid-19 las vacunas pueden quedarse obsoletas?
Esta capacidad de mutación del virus es esperada. Lo importante es que esta mutación no genere ineficacia de la vacuna. Hasta ahora parece, según los ensayos de Pfizer, que no ha habido problemas y que parece ser activa la vacuna contra estas variantes que han surgido en Sudáfrica y en Europa. El virus siempre intenta mejorar su capacidad de afectar al organismo humano y duplicarse. Este es un mecanismo totalmente adaptativo y evolutivo. Lo importante es que la comunidad científica esté pendiente de estos cambios y valorar si alguna de estas cepas es más agresiva.

Se dice que esta cepa que fue descubierta en el Reino Unido es más contagiosa que la primera.
Es más contagiosa y es parte de la adaptabilidad del virus. Lamentablemente, esto pasa y repito que esto no es solo con este coronavirus. Variantes siempre habrá, de tal manera que no sabemos si en el futuro este virus se comportará como la influenza, que nos hace generar una vacuna distinta cada cierto período.

En medio de la falta de datos y la dificultad para diagnosticar, ¿en qué etapa de la pandemia estamos en Nicaragua actualmente?
El Comité Científico Multidisciplinario y el Observatorio Ciudadano habían alertado de una posible segunda ola o segundo pico. Esto debido a la congregación de personas en diciembre, las fiestas, la Purísima y fin de año, y vimos que efectivamente la gente no hizo caso a las recomendaciones. Esta situación no abona para el control de la epidemia sino todo lo contrario. Si nosotros nos atenemos a los datos de Funides de que había ocho mil quinientas muertes en exceso y si estimamos una tasa de al menos 2.5 por ciento de letalidad, estamos hablando de que más o menos doscientas cincuenta mil personas en Nicaragua se han infectado. Pero estamos hablando de que somos una población de siete millones de personas, es decir, seguimos siendo susceptibles a una alta cantidad de personas a adquirir el virus y tenemos un riesgo muy elevado de tener complicaciones. De hecho, hemos estado viendo un incremento de casos en las unidades de atención pública y privadas y, por otro lado, ya vimos que tuvimos dos defunciones en el gremio médico. Yo creo que estamos en una situación de rebrote. Las proporciones que va a tener no la sabemos por la poca información oficial y muchos de los análisis que se han realizado son con base al exceso de mortalidad. Lamentablemente, creo que estamos entrando a un segundo brote. Si será igual o parecido al primero, eso solo el tiempo lo va a decir.

Pese a sobrepasar el millón de muertes a nivel mundial y los miles de casos registrados, la gente en muchos países ha relajado las medidas de protección.
Esto no es solo un problema de nosotros. Vemos las imágenes de otros países donde se han tomado medidas extremas, como el toque de queda y un montón de medidas drásticas, y la gente sigue haciendo. Vemos el ejemplo de Estados Unidos y cómo está repuntando la situación allá y lo mismo en Europa. La diferencia con estos países es que en Nicaragua no tenemos una autoridad sanitaria que se ponga al frente. Con solo que las autoridades hicieran el llamado de que no hay que congregarse se hace una gran diferencia, pero más bien se convoca a las actividades masivas y mucha gente se informa por medio de los canales oficiales del gobierno. Hasta que miremos de nuevo los entierros exprés, un familiar que se está muriendo o miremos saturación de hospitales, hasta entonces algunas personas van a tomar un poco de conciencia, y el problema es que algunos creen que la epidemia en Nicaragua ya la tenemos controlada.

¿Usted como médico entiende esta postura del régimen y del mismo Ministerio de Salud?
La verdad es algo que yo honestamente no lo comprendo. Es decir, creo que la mayoría de la población nicaragüense no comprende esta situación. Creo que hay un elemento importante y es que el gobierno utilizó el modelo de Suecia para justificar su política. Pero, al final, la razón no es de salud pública sino una razón más económica y por ahí nos podemos dar una idea de los intereses que privan en el gobierno.

En marzo se cumplirá un año del anuncio del primer caso de Covid-19 en el país. ¿Cómo valora el actuar de las autoridades?
El gobierno está aplazado desde todo punto de vista. Hay que reconocer el esfuerzo del periodismo nacional con la finalidad de apoyar a los médicos y compartir información científica. Hay que reconocer el esfuerzo de la comunidad médica y que les ha costado lamentablemente a muchos médicos perder la vida y otros han perdido su trabajo por decir la verdad. Otra cosa a destacar es que hemos aprendido mucho este año y la información se facilita por internet y los portales científicos están abiertos para que los médicos nos actualicemos y así se ha reducido la mortandad. El balance en ese sentido ha sido positivo, lo negativo es que el gobierno no ha tomado las acciones pertinentes para reducir los fallecidos. Nunca es tarde para rectificar. Nosotros como nicaragüenses, independientemente de los mensajes que vengan desde el gobierno, debemos seguir cuidándonos durante todo este año.

Hablando de 2021, se supone que este es un año electoral. En caso de una participación masiva en unas elecciones, ¿podría pasar lo que ocurrió en Estados Unidos?
Creo que con orden todo se puede. Sabemos que es un riesgo de contagio si nos concentramos en un centro de votación, pero aquí todavía falta caña que moler y estamos hablando de que las elecciones son hasta en noviembre. Creo que los partidos deben llamar a los votantes a mantener las medidas de protección. No significa que la gente no vaya a votar, creo que es un derecho universal, pero manteniendo todas las medidas para evitar riesgo de contagio.

Plano personal

Carlos José Quant Durán nació el 26 de octubre de 1963, el Día del Médico Nicaragüense.

Nació en Managua en el antiguo Hospital El Retiro.

Sus padres se llaman Juan Carlos Quant Pérez y su madre Angélica del Socorro Durán Solórzano.

Su padre se ha dedicado a la litografía casi toda su vida.

En el Hospital Manolo Morales se hizo cargo del área de epidemiología hospitalaria y de los enfermos de VIH durante varios años.

Su abuelo nació en la provincia china de Guangdong.

Se ha casado en dos ocasiones.

La Prensa Domingo Carlos Quant vacuna

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