El año pasado marcó personalmente a Lucas Dos Santos. El goleador histórico del Managua FC vivió momentos difíciles por el Covid-19 en dos de los países más golpeados por la pandemia: Brasil en Latinoamérica y Arabia Saudita, el segundo más afectado de Asia.
Dos Santos llegó en enero a Arabia Saudita para forzar a un equipo de la primera división (segunda en el orden jerárquico), donde no pudo demostrar su potencial por el nuevo coronavirus. “Pasé dos meses y medio encerrado, no podía ni salir a la calle”, señala el atacante.
La embajada de Brasil en Arabia —señaló— y los futbolistas brasileños que jugaban en equipos más grandes de la Superliga unieron esfuerzos económicos para contratar un avión que regresó a inicios de mayo a Brasil, donde la pandemia empezó a golpear más fuerte. “Fueron miles de muertos diarios, no salía de la casa para nada, fueron momentos muy difíciles. Ver en la televisión los muertos daba miedo, pero cuando te das cuenta que están cerca de vos, a la par de tu casa, es doble el terror”, cuenta Dos Santos, quien sostuvo que solo salía al supermercado.
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Dos Santos aseguró que en su casa nadie se enfermó porque su hermana (Joana) es enfermera y cuidó a todos. “Prácticamente, vivió aislada de todos en la casa porque mantuvo aparte de todas sus cosas. Cuando llegaba a la casa nos decía ‘hoy una persona podía respirar, otro se murió’ y el miedo se hacía más grande. Fueron momentos donde tuve mucho miedo”, señaló.
El confinamiento por la pandemia impidió al delantero integrarse a los Leones Azules en junio, porque los aeropuertos en Brasil se cerraron y no pudo salir hasta finales de diciembre, cuando regresó a Nicaragua para tener su segunda etapa, en la que intentará ayudar a reivindicar a los capitalinos, tras la temporada para el olvido del pasado curso.