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Hank Aaron murió a los 86 años. LAPRENSA/TOMADA DE MLB

El rey del jonrón que ganaba 200 dólares al mes

“Tengo miedo no vivir para lograrlo”, dijo Hank Aaron cuando terminó la temporada de 1973, estando a solo un cuadrangular de empatar la marca de Babe Ruth de 714 vuelacercas

“Tengo miedo de no vivir para lograrlo”, dijo Hank Aaron cuando terminó la temporada de 1973, estando a solo un cuadrangular de empatar la marca de Babe Ruth de 714 vuelacercas. No es fácil ligar un jonrón, mucho menos jugar en Grandes Ligas, pero mayor aún, tener que lidiar con el racismo día a día, amenazas de muertes e insultos en las calles y al volver a casa encontrar docenas de cartas en donde los fanáticos de Ruth y racistas vomitaban sobre el nuevo ícono del beisbol. Fueron 930,000 cartas recibidas, y se tiene el dato porque la oficina de correos de Estados Unidos le entregó un reconocimiento a Aaron por ser la persona que más recibía sobres, superando a políticos, estrellas de la música y de Hollywood. Nada pudo apagar la llama de Aaron, con ese temor que te hace sentir humano, pero a la misma vez te motiva a no doblegarte, arropado de la determinación de un rompebarreras, saltó los obstáculos y tumbó a la bestia. En 1974 hizo que los libros de historia de la pelota se transformaran. 47 años después ha muerto su cuerpo, su legado permanecerá por siempre.

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Ese fue el momento de más tensión y seguimiento mediático de Aaron. Cuando inició la temporada de 1974 los Bravos debutaban en Cincinnati con tres partidos, el alto mando de su equipo decidió no alinearlo para que rompiera el récord en su casa, pero el comisionado del beisbol Bowie Kuhn, argumentando que defendía los intereses del juego, obligó para que jugara, haciéndolo en dos de esos tres desafíos. Y ante 53 mil personas frente al zurdo Al Downing tumbó la marca. El legendario narrador Vin Scully dejó un silencio para que las personas en sus casas escucharan la vibra del público, además que el juego se estaba transmitiendo a nivel nacional.  Según relató el editor Lewis Grizzard, de Atlanta Journal, antes de iniciar la temporada tenía preparado un obituario por si asesinaban a Aaron y el día del cuadrangular colocó a varios periodistas afuera de los baños del estadio para preguntarle a los fanáticos qué se sentía haberse perdido el jonrón más icónico de la época.

Nació en medio de la pobreza

Aaron nació en un seno de una familia pobre. Tenía siete hermanos y ante las carencias no se podía comprar un bate, una pelota o un guante. Admiraba día y noche a Jackie Robinson, el primer negro jugando en las Grandes Ligas. Quería ser como él, sin imaginarse que años más tardes lo superaría. Hank, apodo porque su nombre era Henry, recogía palos en las calles o cortaba trozos de árboles para simular que era un bate, recogía desperdicios de basura para simular una pelota y así jugar, además utilizaba tapas de botella para afinar su swing desde pequeño. Nunca desistió de ese sueño, a pesar de vivir en una sociedad convulsa en donde la raza negra era enviada al ostracismo.

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Jugó de joven con los Osos Negros de Mobile en Alabama, a los 15 años fue reclutado por los Dodgers de Brooklyn, le hicieron pruebas pero finalmente no lo firmaron. Luego pasó a los Payasos de Alabama en las Ligas Negras, en donde ganaba tres dólares al mes, alrededor de 99 con el valor actual, y mientras desforraba pelotas, Ed Scott lo firmó por 10,000 dólares, eso entregó a su equipo para poder ser parte de una nueva organización, los Bravos de Boston. Aaron en una entrevista en los años 90 afirmó que tuvo en sus manos la opción de firmar con los Gigantes de Nueva York, pero 50 dólares hicieron la diferencia. “Por 50 dólares no jugué junto a Willie Mays”. Recibió 200 dólares al mes, se le quitó el hábito de batear de brazos cruzados, un derecho tomando el madero como un zurdo.

Curiosamente Aaron era campo corto, así se desempeñó en Ligas Menores hasta que jugó en Puerto Rico. Ahí se encontró con Mickey Owen, un entrenador y cazatalentos que al ver las cualidades de su brazo lo movió al jardín izquierdo, además le mejoró la postura en el cajón de bateo. Esos detalles de Owen, sin imaginárselo en ese momento, le cambiaron la vida a Aaron porque meses después cuando fue invitado al Spring Training, el jardinero izquierdo del equipo, Bobby Thompson, se fracturó la pierna en una barrida en segunda, dejando un espacio abierto. El mánager llama a Aaron y conectó cuadrangular. Ahí empezó la historia de la leyenda en la Gran Carpa: 755 jonrones, récord durante 32 años, un MVP, 21 veces llamado al Juego de Estrellas, cuatro títulos de jonrones, cuatro títulos de empujadas y el mayor de toda la historia, ligó 3,771 hits, anotó 2,174 carreras y podríamos seguir como si esto fueran los decimales del número pi.

Detalle salarial

En Grandes Ligas empezó ganando 6,000 dólares y se calcula que a lo largo de sus 21 años en el mejor beisbol del mundo ganó un total de 2.3 millones de dólares, según Baseball Reference.

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