Juan Vita cuidó cada palabra que dijo al asumir el cargo de nuevo seleccionador nacional. El discurso del técnico argentino estaba lleno de sencillez, sin palabras rebuscadas, alejadas del usual guion de los entrenadores al ocupar el puesto. “Me gusta un juego de transiciones rápidas”, sostuvo Vita, quien se ha mantenido fiel a ese idea que de momento le ha dejado un discreto balance: una derrota, dos empates, un gol marcado y dos recibidos.
Llevar la iniciativa no está dentro del plan de Vita, quien ha sido fiel a su discurso implementando un estilo de juego que pocos resultados dio en el pasado y tampoco en sus tres partidos como seleccionador nacional. En su debut en octubre contra Guatemala sus intenciones quedaron claras y era evidente que le falta tiempo para mostrar la efectividad de su propuesta, pero lo visto en en el campo en los últimos dos desafíos reflejan otra realidad.
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Nicaragua perdió ante Guatemala el miércoles y sus mejores momentos se dieron cuando los jugadores habilidosos encararon cerca del área y presionaron arriba, contrario a lo que pretende el técnico. La Azul y Blanco marcó diferencias ante los chapines el miércoles y en el amistoso de noviembre ante Honduras yendo al frente, buscando al rival, en vez de esperar y contrataatacar, algo que antes no le salió bien ni ahora deja buenas sensaciones.
El único gol de la Selección lo generó Henry García ante los catrachos encarando y llegando a línea de gol para centrar. Fue una jugada que salió efectiva, una excepción en el equipo nacional, que se encontraba con un jugador menos y logró juntarse en campo contrario para crear peligro. Ante Guatemala intentó tres jugadas de transiciones rápidas y quedaron inconclusas.
Esperar y aguantar nunca dio grandes resultados, ni salvaron de goleadas ni dejaron una buena imagen futbolística. La Selección carece de último pase y precisión en el área. Necesita generar muchas ocasiones para concretar una o dos porque la efectividad es su debilidad. A falta de gol, Vita ha dotado el equipo de mucho orden táctico y sacrificio defensivo para equilibrar la balanza: no marca pero tampoco recibe muchos goles, aunque lo mejor de la Azul y Blanco, ahora y en el pasado, se vino intentando llevar la iniciativa sin perder el orden defensivo.