Esta sábado se cumplen 38 años de la muerte de 23 jóvenes en San José de las Mulas, quienes fueron enviados a combatir a las montañas de Matiguás (Matagalpa), donde se estaban dando intensos enfrentamientos armados entre los sandinistas y militares de la llamada contrarrevolución.
Los periódicos de la época reportaron la matanza dos días después, aún sin claridad de los hechos ni del número exacto de muertos. Los funcionarios y ministros del entonces gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) expresaron su malestar y rechazo por ese hecho que calificaron como una masacre, pero los líderes de la Contra hasta el día de hoy mantienen que fue un enfrentamiento armado de la guerra que se libraba en las montañas del norte del país.
Carlos Tünnermann Bernheim, titular del Ministerio de Educación en ese entonces, dijo en declaraciones al diario Barricada (edición del 3 de marzo de 1983) que el dolor que sentía por esas muertes era como si fuesen sus propios hijos, porque de hecho su hijo Alejandro también estaba enrolado como reservista en el batallón 30-72.
Tünnermann dijo también que “los familiares de estos jóvenes ejemplares deben estar orgullosos de sentir que sus hijos dieron su vida en aras de la defensa de la patria y la revolución y para evitar que regrese a Nicaragua el negro pasado somocista”.
Ahora que han pasado 38 años y el FSLN lleva en el poder 14 años desde que regresó al poder (en 2007), el exministro de educación es crítico del actual gobierno sandinista, al que además considera una nueva dictadura por la represión armada que ha desatado contra sus opositores.
Tünnermann reconoce que la causa que defendieron los jóvenes sandinistas en los años ochenta fue traicionada, porque “lucharon contra una dictadura, para caer en otra dictadura”, la de los comandante sandinistas.
“Esos jóvenes dieron su vida por una revolución que luego se frustró por el mal manejo que se hizo de ella y porque realmente no se cumplió con el programa de la revolución y se transformó en una dictadura”, dijo Tünnermann a LA PRENSA este viernes.
Tünnermann también recordó que durante el tiempo en que su hijo Alejandro, de unos 19 años, estuvo asignado a las “tropas guarda fronteras” en la frontera de Honduras, fue tratado “muy mal” por ser hijo de un ministro. Recuerda que regresó de su servicio con el hueso esternón salido, por las cargas pesadas que le hacían levantar mientras caminaban largos trechos.
Afirma que no fue una masacre
Luis Fley, comandante de la Contra que combatió en la guerra civil de los ochenta, sostiene que los jóvenes sandinistas que se enlistaban para apoyar la revolución, eran utilizados como “carne de cañón” porque tenían poca preparación para el combate, pero aún así eran enviados a las zonas de conflicto.
Fley niega que las 23 muertes en San José de las Mulas hayan sido una masacre, porque los jóvenes también estaban armados con fusiles y se les dio preparación básica para combatir.
“Cuando hay gente armada que utiliza uniforme, que tiene un distintivo y es parte de un ejército, eso es un combate”, dijo Fley, quien fue conocido como “Comandante Jhonson” en las filas de la Contra.
Lea además: Así fue la «operación limpieza»: La masacre de los Ortega-Murillo
Para Fley, masacre fue la que cometió el régimen de Daniel Ortega en 2018, cuando ordenó la represión armada contra las protestas civiles, lo que dejó un costo de más de 300 muertos en todo el país, según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Fley era parte de un equipo de operaciones especiales de exploración, asignado al departamento de Chinandega durante el conflicto de los ochenta.
San José de las Mulas es sitio histórico
El pasado 18 de febrero, la Asamblea Nacional, controlada por los sandinistas, aprobó la iniciativa de ley que declara “Sitio Histórico San José de las Mulas”, a petición del dictador Daniel Ortega, en homenaje a los 23 jóvenes que murieron en esa zona del país, el 27 de febrero de 1983. Esta ley ya entró en vigencia con su publicación en La Gaceta, diario oficial.