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Román González a su llegada al hotel en Dallas, Texas. LAPRENSA/CORTESÍA

Así ha pasado Román González desde su llegada la burbuja de Dallas, Texas, para la revancha contra el Gallo

Chocolatito aterrizó a Dallas y entró en el cuarto. Cada integrante del equipo de trabajo de Román tiene su propia habitación para evitar el contacto por el Covid-19

El domingo reciente fue el día cero para Román “Chocolatito” González, porque empacó sus maletas rumbo a Dallas, Texas,  y se encerró en la burbuja en el Hotel Thompson, un lujoso establecimiento donde el cuarto más barato ronda los 4,500 córdobas por noche. En esta ocasión todo ha sido diferente para el monarca de las 115 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). No ha tenido decenas de cámaras detrás, ni debe brindar muchas entrevistas previo a la pelea. Desde que pasó la línea de entrada del hotel ha vivido una relativa calma: su única lucha será la interna, pensando en las alternativas y estrategias para la pelea del sábado.

Chocolatito aterrizó en Dallas y entró en el cuarto. Cada integrante del equipo de trabajo de Román tiene su propia habitación, para evitar el contacto por el Covid-19. Este lunes se realizó junto a Marcos Caballero un test rápido y así confirmar que estaba libre del virus que ha causado estragos a lo largo del mundo. Hasta el momento solo el resultado negativo de González y Caballero estaban listos. Los demás integrantes como su papá —Luis González—, Rafael Rojas (preparador físico) y Carlos Blandón (apoderado) debían esperar alrededor de 12 horas para conocer su resultado.

Caballero no está sorprendido por las estrictas medidas que se están tomando. En el hotel no puede entrar una persona ajena al combate. Solamente está habilitado para periodistas, peleadores, equipo de producción de DAZN y Matchroom Boxing, además de todo el cuerpo de trabajo de cada uno de los boxeadores programados para este sábado 13 de marzo en el American Airlines Center, ubicado a un kilómetro del hotel.

La rutina de Román no ha variado mucho con relación a la sostenida en peleas pasadas. Desde la mañana el tetracampeón hace un poco de calentamiento matutino en su habitación, luego descansa para desayunar un par de huevos con cebolla. Es uno de sus platos preferidos. Por la tarde se mueve al gimnasio del hotel. Aquí hay una diferencia porque en otras peleas se acostumbraba a ir a un gimnasio de boxeo normal, pero debido a la situación del Covid-19 debe esperar la notificación de la hora en la cual el lugar esté desinfectado y permitido para entrenar un poco. “Como es mi quinta vez que estoy en una burbuja, ya estoy acostumbrado, por ese motivo trajimos un sauna y todo el equipo necesario para entrenar”, explicó su adiestrador Marcos Caballero.

Chocolate retorna a la habitación a seguir durmiendo, hace una que otra llamada a su familia, revisa su celular y descansa. En la semana final de la pelea es normal el desgaste de los pugilistas por mantener una categoría. “Para mí, es fácil evaluar el campamento por el compromiso de Chocolatito. Yo estaré con él el resto de la semana para cuidar su peso y darle indicaciones, por lo pronto, disfruta mucho de la tranquilidad que genera estar encerrado”, explicó el estratega.

Deportes Román González

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