“Román González se está preparando para lanzar más de mil golpes”, dijo su entrenador Marcos Caballero en una entrevista durante el campamento en Coachella, California, semanas atrás. Ahora lo veremos este sábado si tendrá esa capacidad. Y la responsabilidad recae no solo en el peleador y su adiestrador, sino en el preparador físico, la persona encargada de diseñar los planes de ejercicio para que el campeón mundial de las 115 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) encuentre el tercer pulmón sobre el ring y no se estacione pidiendo combustible ante un oponente tan exigente como Juan Francisco Estrada.
El costarricense Rafael Rojas tiene la papa caliente, pero deja la impresión de saber dónde está parado. Entró en un momento convulso en la carrera de Chocolatito, cuando su mente se debatía entre el retiro y la continuidad. González había pasado por la muerte de Arnulfo Obando, el cambio de mando a Wilmer Hernández, quien se convirtió en estratega tras ser preparador físico en la época de Obando, pero a pesar de la gran exhibición mostrada en la primera pelea contra el tailandés, fue removido. Tras el fiasco de Sendai Tanaka, Chocolatito encontró un refugio en Marcos Caballero y entró Alfredo Corrales como preparador físico. Corrales se sostuvo poco tiempo y compartió su puesto con Rojas, el costarricense llamado a relevarlo.
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En 2018, Chocolatito decidió regresar al ring a probar su estrella nuevamente y Rojas entró en acción de la mano con Corrales. Llegó sin ser muy conocido, se habían visto en un campamento en Costa Rica en el gimnasio Fight Club, Rojas se especializaba en artes marciales mixtas y muay thai; sin embargo, a pesar que eso sonaba raro para los nicaragüenses, tuvo la oportunidad de demostrar su trabajo en las siguientes tres peleas (Diomel Diocos, Yafai y Jiga González), ganándose no solo la confianza de Chocolatito, sino de todos los que le rodeaban al quedar a cargo en solitario de esa función.
Para esta pelea contra el Gallo, su valoración del trabajo físico es de un 99.9 por ciento, según cuenta, y explicó a fondo cómo Chocolatito trabajó el cuerpo. “Básicamente para la categoría de Román se intenta trabajar la resistencia y la potencia. Él se enfrentará al Gallo, que es veloz y fuerte, y tenemos que llegar en la misma condición. Por la mañana se hacían corridas de larga distancia, corridas cortas pero con trabajo físico dentro del gimnasio, luego corridas cortas con sprint. Por ejemplo, en un lunes se hacía una corrida de cuatro a cinco kilómetros, luego se hace un circuito funcional trabajando los movimientos corporales que él va a realizar en el momento que pelea, se trabaja la fuerza rotativa como antirotativa, de empuje de jaleo y de cardio. Asimismo, se hace mucha explosividad para que esto se refleje en los rounds de sparring y, obviamente, en la pelea”, señala Rojas.
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“En los días de sparring no se puede llegar muy desgastado y en la mañana si iba a pelear 10 asaltos de sparring, la corrida era más corta; si era de seis asaltos, era más larga con cuestas. Lo ideal era no desgastar totalmente el cuerpo para cuando le tocara sparring y así que tuviera mucha energía”, agregó. Rojas considera muy poca la diferencia del campamento realizado al de Yafai. “No hubo mucha diferencia, fueron los mismos principios ante Khalid Yafai, tal vez esta vez fue un poquito más dura al inicio porque con Yafai ya venía con buen ritmo de la pelea tras vencer a Diomel Diocos, después de la pelea de Jiga, Román volvió a Nicaragua y estuvo un tiempo inactivo, pero no tanto como la pelea de Fuentes, no obstante, sí se tuvo que levantar rápido desde el inicio”.
Rojas destacó que Román no suele quejarse ni arrugar la cara durante un entrenamiento. “Nunca me ha pedido cacao, siempre cumple por eso pienso que veremos a un peleador con mucha potencia y fortaleza. Estoy consciente que el peso no solo recae en Román, sino en todos nosotros, sin embargo les puedo asegurar que se hizo un trabajo adecuado. Ganará el mejor, y el mejor es Román”, concluyó.