El ambiente en el hogar de la mamá de Román González (Lillian Luna) pasó de la alegría a la incredulidad y frustración en segundos. La esperada pelea de Chocolatito y el Gallo Estrada terminó siendo uno de los mejores combates de los pesos pequeños en la historia del pugilismo profesional, pero al escuchar el fallo de los jueces a favor del mexicano el silencio y la impotencia se apoderó de los habitantes del barrio La Esperanza, que se reunieron en la casa de doña Lillian para ser testigos de un triunfo más de Román.
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Previo al combate todo era entusiasmo y algarabía en las cercanías de la casa donde se crio el tetracampeón mundial nicaragüense por ver a ambos gladiadores dentro del ring. Se dieron cita muchas personas, entre ellos, niños, niñas, adultos y ancianos; para disfrutar la reyerta en pantalla gigante y acompañar a la familia de González. Doña Lillian Luna se mostró impotente y al borde de las lágrimas al ver a su hijo llorar en el centro del ring por sentirse despojado de la victoria. “Gracias a Dios Román está bien y ni modo, qué le vamos hacer. Así es esto (boxeo), tenemos que resignarnos, yo miré ganar a Román y le robaron la pelea. Ahora esperemos a ver qué pasa”, señaló muy molesta doña Lillian al periodista Juan Aguilar.