En caliente se dicen cosas inesperadas, más por el impulso del momento que por el análisis de la razón. Eso le sucedió a Román González una vez terminado el combate en Dallas, Texas contra Juan Francisco Estrada. Habló en la transmisión de DAZN para más de 160 países e indicó: “Esta será mi última pelea, no he disfrutado suficiente tiempo con mi familia”. No obstante, un día después hizo lo correcto y se echó para atrás: “No me retiro”, le dijo al periodista Levi Luna.
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“Se está hablando de la trilogía y necesito sentarme, no me retiro. Dije unas palabras que es vergonzoso y penoso de saber que uno se esfuerza tanto. Yo sigo en el boxeo. Me comprometo que estaré una semana descansando y luego regresaré al gimnasio”, agregó un Román más relajado del fallo sorpresivo de los jueces, pero ratificando su continuidad en una disciplina compleja en donde parece haberse rejuvenecido a pesar de sus 33 años de edad y una vida completa dedicada al pugilismo.
El nicaragüense demostró una vez más que es un pugilista capaz de brindar espectáculo en el ring, aumentando su valor a pesar de la injusta derrota, lo que le podría abrir muchas puertas para bolsas encima del millón de dólares, pero todo dependerá del rumbo que Matchroom Boxing decida tomar con el Gallo y Rungvisai.