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Un 27 de agosto de 1975, un grupo de intrépidos estudiantes se presentó en el Auditorio 12 de la Universidad Nacional Autónoma (UNAN-Managua), solo con sus guitarras y sus voces rebeldes logrando estremecer al público presente interpretando la canción Pancasán, letra del poeta David McFields.
Ese día fue histórico para la música de protesta estudiantil. Habían ensayado para cantar varios temas en el aniversario de Pancasán —un 27 de agosto de 1967—, cuando se recordaba la muerte de guerrilleros a manos de la Guardia Nacional (GN), y su lucha por ver a una Nicaragua libre de la tiranía de Anastasio Somoza Debayle.
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Aún el grupo musical no tenía nombre. Eva María Teller, dirigente estudiantil del CUUN (Centro Universitario de la Universidad Nacional) improvisó al presentarlos y simplemente dijo: “Compañeros, con ustedes el ¡Grupo Pancasán!”, así recuerda Pancho Cedeño la anécdota que le contó Marlene Álvarez, una de las fundadoras y sobrevivientes.
Además de Marlene, fundaron el grupo Bertha Rosa Guerra, Marta Sandoval, Danny Montenegro, Freddy Aguirre (caído en el Frente Sur), Laura Amanda Cuadra (fallecida en un accidente en 1980).
En 1976 del grupo solo quedaba Marlene, pero se le unen los estudiantes melenudos y rebeldes, Martín Fonseca, Agustín Sequeira, Pancho Cedeño y Patricia Mulligan (fallecida en 1999). Años después Agustín se va a la guerrilla, pero se agrega Salvador Baltodano; luego Osmán Delgado, Francisco Vargas y Auxiliadora Espinosa.
Perseguidos por los guardias
Pancho dice que sus actividades no pasaban de tres o cuatro canciones, “porque al rato llegaba la Guardia Nacional; un poco lo que pasa hoy, si vos mirás a gentes que se reúnen en un mitin al rato llega la Policía a dispersarla”.
“Estábamos claro que siempre íbamos a salir corriendo. La guardia volaba tiros, bombas lacrimógenas. Varias veces dejamos tiradas las guitarras y colaboradores en los barrios se encargaban de rescatarlas, otras veces las perdimos”, agrega.
Por su lado, Agustín cuenta que durante un mitin donde protestaban sobre el aumento del pasaje del bus, en las Américas 4, mientras estaban cantando Trabajadores al poder llegó la guardia y estuvo cerca de capturarlos, pero lograron dispersarse.
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Ese día se refugió en una casa, y para evitar ser reconocido los dueños lo vistieron con otra ropa. Recordó que antes había caído preso en Chontales.
Otro que cayó preso en León fue Martín, cuenta Pancho Cedeño. “Lo tuvieron ocho días preso y bien turqueado. Le hicieron el típico interrogatorio: ¿quién lo mandó, quiénes son los dirigentes del FER, ustedes están con el Frente? Hasta que lo soltaron por gestiones de Julián Corrales, de la Universidad de León”, recuerda Cedeño.
El último momento que estuvieron en peligro de morir —recuerda Martín—, fue cuando la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES) los invitó a cantar en el Instituto Tecnológico de Granada (Inatec). Corrían los primeros meses de 1979.
Ese día llegó la guardia disparando con sus fusiles Galil. Desde la tarima vieron caer a una muchacha a su orilla. Pancho también confirma este suceso. Se olvidaron de los instrumentos y se escaparon para salvaguardar sus vidas. Fue su última presentación. Se avecinaba la insurrección final.
Discos insurreccionales los más escuchados
“Grabábamos las canciones, al aire y sin micrófonos, con una grabadora de periodista”, dice Agustín, quien reconoce que fue integrado al grupo por Marlene.
Los muchachos logran atraer la atención de Lorenzo Cardenal, del estudio Grabanisa y del sello de Sonorama de Horacio Borge y graban en 1978 su primer disco que llamaron Grupo Pancasán, donde participan Marlene, Pancho, Agustín y Martín.
Sus voces estaban acompañadas de guitarras, timbales, tambores y maracas. En ese momento estrenan temas que hacen eco en los nicaragüenses como: La hora cero (fragmento de un poema de Ernesto Cardenal, musicalizado por Fabiola Mora), Toma la tierra, Compañero estudiante, entre otras.
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Se les une Salvador Baltodano y lanzan su segundo álbum Vamos Haciendo la Historia (1979), con canciones de la insurrección y de los primeros días del triunfo. Grabado en Estudios Egrem, de La Habana, y por la Enigrac (Empresa Nicaragüense de Grabaciones Culturales), que dirigía Luis Enrique Mejía Godoy. Años después estrenan dos discos pero con poca trascendencia, Por la Patria y Los supermanes también mueren, producidas Enigrac.
En 1980, expresa Martín, fueron invitados al Festival de la Canción Política en Berlín, Alemania y cantaron La hora cero, fragmento de un poema de Ernesto Cardenal que critica al dictador Anastasio Somoza García. El público alemán se puso de pie al escuchar el nombre de Cardenal, el primero y único ministro de Cultura de Nicaragua.
Reencuentros y Voces de la insurrección
Martín recuerda el reencuentro en 2005, para conmemorar el 25 aniversario de la Cruzada Nacional de Alfabetización, en el auditorio Ruiz Ayestas de la UCA.
En tanto Pancho dice que en 2009 se reunieron para el concierto Voces de la Insurrección, grabado en vivo en el Teatro Nacional Rubén Darío, luego produjeron un disco con edición limitada.
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En 2007, El Nuevo Diario lanzó al mercado el disco Antología Grupo Pancasán con canciones del primero y segundo disco: Pancasán, María rural (canción de Arlen Siu, 1973), Hora Cero, Vamos haciendo historia, Apuntes sobre el Tío Sam, Son estas mismas manos, entre otras; y lograron vender en dos días 11 mil copias, lo que significó un récord.
El 17 y el 31 de julio del 2014, ofrecieron su revival Voces de la Insurrección, en el restaurante Ruta Maya, de Managua.
En 2018, durante las protestas sociopolíticas algunas de sus canciones de sus primeros dos discos entre ellas, Canción para un reo político, volvió a llamar la atención por la vigencia de su letra.
En sus reflexiones sobre el sandinismo que se vivió en la etapa insurreccional, dice que ahora es más difícil reunirse y hacer conciertos ya que “el término sandinista, por todo lo vivido desde el 2018 para acá, tomó otra connotación”. Y considera que “tiene que haber un proceso para reposicionar la historia”.
Se separaron y siguen siendo amigos
Como grupo dejaron su imborrable huella de una década (1975-1985) en la canción de protesta en Nicaragua y en la Nueva Canción Latinoamericana. Si bien se separaron en 1985, estudiaron sus carreras y tomaron rumbos diferentes, siguen siendo amigos, abuelos y tres de ellos Pancho, Marlene y Martín, están jubilados.
“Yo seguí en la música, me metí al estudio de grabación y publicidad, hasta la fecha de manera que hago las dos cosas”, cuenta Pancho sobre lo que ha sido su vida después de la separación.
Marlene es psicóloga, se dedicó a cuestiones de consultorías en temas municipales y autogestión. Se reúne con el grupo ocasionalmente.
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Por su lado, Agustín terminó su carrera de Psicología, trabajó en la Policlínica Central, organizó una empresa de vigilancia, se regresó a la finca de sus abuelos y tíos, organizó la primera cooperativa ganadera en Acoyapa.
Todos los días se levanta a las 5:00 de la mañana a ver el ordeño de sus vaquitas. Por lo que no piensa jubilarse. En sus ratos libres le gusta hacer karaoke de canciones testimoniales.
Sobre la historia de Pancasán, Pancho revela que la incluirá en su primer libro Un canto que cuenta la historia. Este compilará 150 años de historia de canciones escritas desde la Guerra Nacional, pasando por coplas, cuartetas, corridos, son nica, trova, hasta las canciones revolucionarias.