En el día en que el capitán estaría ausente por lesión y el segundo al mando fuera por Covid-19, Vinicius pasó de príncipe blanco a rey de Madrid con los dos goles que abrieron y cerraron el cerrojo del partido de ida ante el Liverpool y ganar 3-1. Harto de escuchar todos los días su falta de puntería y poner en duda su valía en el Real Madrid, se erigió como el héroe con sus desbordes, abriendo el campo y martillando a Allison, en otras palabras, sacando la lengua. Vinicius fue esa partícula atómica escabulléndose a la velocidad de la luz sobre la endeble defensa inglesa. Madrid está de fiesta prematura por la ilusión que provocaron sus soldados.
Se sabía de la debilidad defensiva del Liverpool, pero el Madrid se encargó de anular la ofensiva en la primera parte. No hubo un solo disparo de peligro. Calificación cero. Salah huérfano y Jota desaparecido, junto a un Mané desesperado y retrocediendo a buscar balones. Zidane entendió que debía arriesgar a pesar de las ausencias de Varane y Ramos, prefirió la línea de tres atacantes con Benzema, Vinicius y Asensio que jugar con tres centrales y dos carrileros. El Liverpool intentaba ejercer presión alta pero no conseguía su misión, mientras el Madrid iniciaba el baile con los desbordes de Vinicius. Al 26 el brasileño recibió un pase largo magistral de Kroos, quien como si fuera un francotirador cargó la escopeta atrás del mediocampo, midió el viento, hizo los cálculos matemáticos de la caída y llegada de Vinicius. Lleno de vigor y ansias de explotar en las noches de Champions League, bajó la pelota con el pecho en forma de autopase y como si fuera un lustrador le sacó más brillo a la jugada con su definición fantástica.
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La insistencia del Madrid era tal que los goles llegarían en cualquier momento. Al 31’ el árbitro se comió un penalti de Kabak sobre Benzema, pero cuatro minutos después otro pase de Kroos buscando a Mendy fue desviado por Alexander Arnold, pero el esférico encontró a Asensio. El mallorquín definió sobre Allison como si se ganara una estrella Michelin. A esas alturas estaban masticando al equipo de Klopp, quien trató de tapar la hemorragia de su equipo con la incursión de Thiago Alcántara.
Pareció enchufarse el Liverpool en la segunda parte luego del gol al 50’ de Salah, luego lo intentó Jota tras centro de Arnold; no obstante, la tropa de Zidane volvió a tomar al toro por los cuernos. Asensio pecó de compañerismo al compartir pase con Vinicius en una jugada que era para definir y ser egoísta, pero luego apareció ese toque sutil y efectivo de Vinicius tras un pase de Modric para enterrar a los ingleses. Todo era felicidad en Madrid, mientras los de Anfield tenían rostros fúnebres.
Todavía faltan 90 minutos para cerrar ese candado de cuartos de final y avanzar a las semifinales, pero si no ocurre una debacle, la eliminatoria ya tiene dueño. El príncipe Vinicius se hizo rey.