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Félix Maradiaga, precandidato presidencial por la UNAB. LA PRENSA/JADER FLORES

Félix Maradiaga: “Estoy preparado para enfrentar la mafia política y todas las otras mafias”

Es el precandidato presidencial por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) que forma parte de la Coalición Nacional (CN). Apasionado al exponer sus planteamientos de gobierno, asegura que es la oportunidad para que Nicaragua surja con base en la riqueza que posee

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Félix Alejandro Maradiaga Blandón nació hace 44 años en Jinotega por casualidad, mientras su mamá visitaba a unos familiares, pero su origen es matagalpino. “Mi partida de nacimiento dice Matagalpa. Me siento norteño, he crecido entre Matagalpa y Jinotega hasta los 12 años de edad, que me tocó por las circunstancias de la guerra irme indocumentado a los Estados Unidos”, cuenta.

Es politólogo, con una maestría en Administración Pública y con estudios en Inversiones de Impacto. Tiene aspecto y conversación de académico. Es el precandidato presidencial por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) que forma parte de la Coalición Nacional (CN).

Es apasionado al exponer sus planteamientos de gobierno porque asegura que es la oportunidad para que Nicaragua surja con base en la riqueza que posee.

Félix Maradiaga y su esposa Berta Valle. LA PRENSA/CORTESÍA

Casado desde hace 15 años con la comunicadora Berta Valle, son padres de una niña, ambas en el exilio, no las ve desde hace 14 meses, no puede porque está sin pasaporte que le fue secuestrado por el régimen. Es católico y su esposa evangélica, asegura que la niña está criándose bajo la religión católica, decisión de mutuo acuerdo.

Su madre, también en el exilio, acaba de salir con buen suceso de un severo padecimiento de salud.

¿Cuál es la principal oferta que hace Félix Maradiaga como precandidato a la Presidencia hacia una nueva Nicaragua?

Los retos son muchos y nos enfrentamos ante uno de los momentos más complejos de la historia reciente de Nicaragua, pero tratando de ordenar esos retos por partes, yo diría que lo fundamental es democracia y empleo. Democracia y empleo, que son dos temas que están íntimamente ligados. Mi propuesta de plan de nación consiste en tres grandes áreas y dos ejes transversales. La primera es lo que hemos llamado “Paz con Libertad”, que tiene que ver con recuperar la institucionalidad democrática, la independencia de poderes, la estabilidad social del país. El segundo ámbito fundamental es “Prosperidad Incluyente con Justicia Social”, que tiene que ver esencialmente con un plan económico que estimule el rápido crecimiento del empleo, pero con un énfasis de inclusión, porque naturalmente hay políticas macroeconómicas que se han impulsado en el pasado que no necesariamente han permitido que los  réditos que ese crecimiento económico vayan a irradiar de forma incluyente a los sectores más desfavorecidos. El tercer ámbito es “Futuro con Memoria”, que es un plan de justicia transicional que tiene que ver con aspectos tales como la adhesión de Nicaragua al Estatuto de Roma (Corte Penal Internacional que juzga el genocidio),  la creación de una Comisión de la Verdad, un programa nacional de atención integral a víctimas de las privaciones a los derechos humanos.

¿Y los ejes a qué se refiere?

Los dos ejes transversales son “Nuevas Ciudadanías” que tiene que ver con el replanteamiento de todas las relaciones entre el Estado y la ciudadanía. Es decir, de pasar de un Estado con enorme concentración de poder en una pareja dictatorial, a un Estado al servicio de la gente, donde se reactiven los procesos de participación ciudadana, los procesos de gobierno abierto, los procesos de lucha contra la corrupción y varios procesos que venían en camino. El otro eje transversal es “Balance con la Tierra” que es una visión ecológica del desarrollo. Esos son digamos los cinco aspectos.

Son planteamientos muy profundos…

Estos aspectos que yo he mencionado son aspectos que van a requerir un enorme esfuerzo, no solo de un gobierno, es un plan de nación para cinco años, pero además de eso, hay otras acciones que son urgentes, que yo le llamo “Los Cinco Primeros Cambios”. El primer cambio  es el cambio en el empleo. Una Nicaragua con salarios que alcancen. Una Nicaragua que se abre al mundo, que lleva a cada rincón el sello “Hecho en Nicaragua”, entonces, es una parte importantísima en nuestra propuesta. Nosotros creemos que en un nuevo gobierno, podemos captar la atención mundial de un país que se levanta de las cenizas y movilizar dos grandes componentes de la solidaridad y de la atención internacional: la cooperación internacional al servicio de la reconstrucción del país, y en segundo lugar la atención de los mercados, que van a voltear su vista a un país que hace un llamado global, a poner su vista en una nación que se está levantando y que quiere abrir nuevo mercado, que quieran traer la inversión. Queremos involucrar a la diáspora en todo este proceso. Estamos hablando de por lo menos, en cálculos muy conservadores, 850 mil nicaragüenses alrededor del mundo, distribuidos en unos 75 países del mundo, trabajando como embajadores de buena voluntad para poder captar inversión y atención.

¿Pero las prioridades inmediatas?

Ese es el otro gran cambio, son las acciones urgentes, ya no estoy hablando del Plan de Cinco Años, son las acciones urgentes, el Cambio por la Democracia, Justicia y Libertad, que son justicia independiente, justicia imparcial, futuro con memoria, programa de reintegración voluntaria de los exiliados y la reconversión inmediata de la Policía, particularmente, esto es para los primeros cien días. Y además de eso, el cambio por una educación para el futuro.

Pero no lo considera como ambicioso ante toda la situación que existe en el país, actual e histórica, la recesión, los parapolicías, la educación estancada por décadas. ¿No considera que ahorita habría que redefinir prioridades ante esta situación que enfrenta Nicaragua?

Mirá, yo creo que no es ambicioso, creo más bien que es un plan que apuesta a una Nicaragua que puede y merece más. Yo creo que el pensamiento limitante tiene a Nicaragua en la penosa lista de los países más pobres del hemisferio y de los países más desiguales del hemisferio. Y esto no es retórica, si vos revisás la literatura, es altamente especializada en materia del desarrollo vas a encontrar que aquellas naciones que dieron un salto de rana, lo que en inglés le llaman el leap frogging, y hay muchos casos de estudio, verdad, del subdesarrollo y la pobreza a la prosperidad, son acciones que han apostado por cambios profundos en sus sistemas de desarrollo, pero además de eso, con una visión de país muy, llamémosla, ambiciosa. Las naciones tienen más capacidad de la que usualmente creen, y es el pensamiento limitante el que restringe, y te puedo dar un par de ejemplos cuantitativos. Qué es lo que te quiero decir con esto, que desde el punto de vista de la capacidad productiva del país y del potencial teórico; hablemos del potencial teórico, Nicaragua tiene capacidad, cuenta con los recursos de producción, con el recurso humano, con la posición geopolítica para que toda su población salga de la pobreza, en una generación. Sin embargo, estoy convencido de que hay sectores que por negligencia o por oportunismo no están interesados en que se tomen esas medidas para esos saltos de rana.

¿Quiénes son esos sectores?

Hay sectores de pequeños grupos de poder, llámese grupos en algún momento vinculados a partidos políticos, vinculados a los militares, de diferentes épocas, o vinculados a sectores de grandes privilegios, que no les interesan estos modelos porque se lucran de la desigualdad  y se lucran de oportunidades que están solamente restringidas para un pequeño grupo. A qué me refiero de manera concreta, la capacidad económica de Nicaragua va a requerir a su vez trabajar con mercados globales integrados. Eso requiere que el país se abra más. Cuando hablo de mercados globales integrados, eso implica democratizar el Sistema Financiero, implica también abrir Nicaragua a la inversión bajo un esquema de economía de libre mercado, mucho más competitiva, y menos proteccionista. Y eso lo han hecho países como Uruguay, eso lo ha hecho incluso, con bastante éxito, Colombia. Y puedo hablar más de esto, pero el tiempo sé que nos está limitando. Pero la conclusión es que el pensamiento limitante nos tiene donde está. Y nosotros tenemos que creer en el potencial y hacer esa apuesta. No va a ser fácil.

¿Y en la educación?

En la parte educativa, lo que sí es interesante, porque si vos ves por ejemplo la inversión de educación en Nicaragua, de 1990 a la fecha, ha tenido un crecimiento interesante, comparativamente con el resto de América Latina, sin embargo nuestra mayor inversión en educación desde el punto de vista presupuestario no se ha traducido en mejoras en lectoescritura, en rendición de matemáticas, en calidad docente, en retención escolar, y en lo que yo le llamo la batalla por los seis años de educación primaria. Qué es lo que eso te demuestra, que nuestro principal reto, no estoy diciendo que no lo sea, no es solo un problema de presupuesto, no solo es un tema de gasto, es un tema de actitud, es un tema de política pública…

Maradiaga en una protesta en 2008. LA PRENSA/CORTESÍA

Sobre el tema financiero, ¿está preparado entonces para discutir esto o enfrentar la incidencia de grandes capitales. Porque estamos hablando de abrir el mercado, de mayor competitividad, y de democratizar el Sistema Financiero. 

Sí, yo he trabajado varios años de mi vida como especialista en capitales de riesgo y fondos de inversión. Soy cofundador de un fondo de inversión, Partner Capital Partners, y eso me permitió trabajar con fondos de inversión muy sofisticados, de Asia, de Estados Unidos y de Centroamérica. Así que desde el punto de vista profesional tengo un historial de relaciones con capitales económicos muy sofisticados y muy grandes, y precisamente una de las conversaciones centrales que hemos tenido es que el capital nicaragüense debe ser un aliado, el gran capital nicaragüense en todo esto. Y lo digo con toda claridad, debe ser un aliado, pero debe perderle el miedo a la integración financiera.

¿Ha tenido receptividad?

El gran capital nicaragüense, particularmente, el capital financiero fue muy golpeado por el sandinismo en los años 80, se expropió la banca privada y es un capital que tuvo que salir a otros mercados y fue exitoso. Si vos ves, por ejemplo, la reputación de la banca nicaragüense, son los banqueros más sofisticados de Centroamérica, porque a diferencia de otros mercados financieros, durante los 80 se concentraron mucho en lo doméstico y los mercados financieros nicaragüenses al cerrarse las puertas de Nicaragua tuvieron que incursionar en otros lados. Entonces esta incursión que han tenido abre una gran oportunidad porque te demuestra que tiene la capacidad de interactuar con fondos muy sofisticados, de capital de riesgo, fondos de impacto, inversión de impacto. Yo he tenido una relación muy cercana con estos fondos, pero qué es lo que pasó, y aquí voy a decir, de que en vez de confiar en la integración financiera, en la democratización financiera, en los ejercicios de bancarización que hayan tenido países de desarrollo, algunos de estos capitales, no todos, por favor, te ruego que me ayudés a hacer esa distinción, algunos, no todos, prefirieron una asociación con Ortega.

¿Del capitalismo se plegaron a Ortega?

En vez de confiar en los mercados globales, que están moviéndose hacia un capitalismo del siglo XXI, que es un capitalismo que está entendiendo que tiene que ser sostenible, que tiene que ser más democrático, pero algunos prefirieron más bien, algunos capitales nacionales, prefirieron más bien asociarse con Ortega. ¿Y dónde está la gran oportunidad? Que la historia demostró que la apuesta fue incorrecta.

¿Entonces usted a esos capitales los descarta?

En mi gobierno, lejos de estar criticando y lejos de estar recriminando a estos capitales que hicieron una apuesta incorrecta, lo que yo confío es que mi experiencia con los sectores financieros globales  y la voluntad de estos conglomerados económicos, vamos a trabajar de la mano como aliados en generar empleo. Combinar esta experiencia, que lo he hecho antes, lo he hecho en otros países, yo estoy hasta el día de hoy por ejemplo, no hemos entrado a la parte personal pero muy poca gente sabe que yo vivo de cientista político, yo soy ingeniero en energía renovable y trabajo como consultor en varios fondos, entonces estoy trabajando muy fuerte en Perú, en Ecuador, en Brasil, en la inclusión de mercados financieros rurales y hemos tenido gran éxito con empresas en esos ámbitos. Nicaragua lo puede hacer, y los emprendedores y líderes del sector privado nicaragüense lo entienden perfectamente. Siento yo, que lo que no han encontrado es un líder político que entienda las grandes oportunidades de los mercados financieros globales. No ha habido un líder político hasta ahora con el que puedan tener este diálogo, que es un diálogo de ganar-ganar. En donde el libre mercado, en donde la globalización de los mercados, en donde el aprovechamiento de los tratados de libre comercio, en donde el aprovechamiento de los fondos de inversión que están siempre buscando los mercados de frontera (frontier markets), puedan trabajar de la mano con el Estado. Yo creo, en conclusión, en un mejor mercado y en un mejor Estado.

Es interesante plantear la democratización financiera, pero insisto, ¿ya usted se ha acercado a la empresa privada nicaragüense para hablar de esto?

Sí, ya hemos tenido conversaciones francas, muy productivas. Y en esas conversaciones el resultado ha sido muy favorable. Yo te lo resumiría en dos grandes conclusiones. La primera es que la inmensa mayoría de liderazgo en el sector privado nicaragüense, es un sector privado comprometido con la democracia. Ha habido, obviamente, desencuentros, en algún momento, entre quienes tenemos una agenda, digamos, de derechos humanos y algunas voces que creen que esa agenda de derechos humanos importa menos que la estabilidad económica. Y han habido desencuentros, pero esos desencuentros son minoritarios, no representar el sentir de la enorme mayoría del empresariado nicaragüense, grande, mediano y pequeño. Entonces, en estas conversaciones muy privadas que hemos tenido, cuando han escuchado a fondo mi planteamiento, los resultados han sido bastante favorables. Yo creo que lo que existe es una desconfianza histórica, que la resumió muy bien don Emilio Álvarez Montalván. Don Emilio decía que la historia de Nicaragua la podés resumir entre un péndulo que va entre el caudillo de turno o el oligopolio de turno, entonces esa polarización histórica, a veces a muchas personas se les hace difícil entender que hay otro camino.

¿Cuál es la alternativa?

Nosotros tenemos otro camino distinto, que no tienen que ser ni los oligopolios ni tampoco el caudillo. Hay caminos intermedios, que son el camino de la modernidad, de las instituciones sólidas, de la democratización de los mercados, de un modelo económico de crecimiento económico incluyente. Y lo que he notado es eso. Y te voy a hacer otro comentario, que es muy poco mencionado y es la nueva generación de líderes del sector privado. Cuando yo he conversado con gente que viene con experiencia de los 70 y los 80, lo que tienen es una relación compleja con el poder político, o es aliado o es enemigo, porque esa es la escuela de pensamiento de Somoza y de Ortega, pero cuando yo he conversado con las nuevas generaciones que son los ejecutivos más jóvenes y menores de 40 años o los hijos incluso de grandes capitales, dejame decirte que yo no he encontrado ninguna diferencia con ellos. Porque si una cosa han hecho bien los ricos de este país, si una cosa han hecho bien es la de invertir en el pensamiento estratégico de sus empresas familiares y de sus hijos, y han entendido que para tener sostenibilidad a largo plazo requieren tener empresas que tengan una sólida relación con las comunidades en las cuales trabajan. Y yo estoy muy impresionado con los líderes jóvenes de estos sectores económicos, con los cuales tenemos una relación personal y una afinidad de pensamiento bastante cercana. Es decir, la plática, con un ejecutivo de 70 años es distinta a la plática que tengo con el hijo de ese ejecutivo, de 40 años. Los chavalos están clarísimos de los cambios que hay que hacer.

¿Considera que ellos tienen una visión más pragmática entonces, las nuevas generaciones?

Yo creo que más que pragmática tienen un pensamiento más global, más moderno. Yo creo que también la generación de los 70 creció con la polarización de la guerra fría, que era o más mercado o más Estado, o socialismo o liberalismo económico. Y lo que yo estoy notando con esta nueva generación de líderes empresariales, gente digamos de 50 para abajo, aunque no lo quiero poner etariamente, porque me he encontrado gente muy joven, muy cerrada y me he encontrado gente muy mayor, muy abierta. Pero poniéndotelo generacionalmente, lo que he notado es que esa dicotomía se ha venido rompiendo y más bien se ha entendido que la sostenibilidad ambiental, que la inclusión financiera, que la inclusión social, que la responsabilidad social empresarial, son elementos fundamentales, para dejar muy claro y de manera categórica, que yo veo al sector privado comprometido con Nicaragua como el principal aliado para generar empleo. O sea, no veo otra forma, es decir, la generación de empleo de calidad va a requerir que el liderazgo político, el liderazgo empresarial, trabajemos de la mano, pero bajo un nuevo esquema de pensamiento. De que no se trata del viejo esquema de los pactos políticos.

Tocará enfrentar también a grupos de interés, se han reportado mafias madereras, se han reportado corrupciones severas en algunos sectores. 

Mirá, yo me metí a esto no porque sea fácil, sino porque es necesario, y estoy preparado para enfrentar la mafia política y todas las otras mafias que le han robado a los nicaragüenses las oportunidades. Yo creo que una cosa que necesitamos es precisamente un liderazgo político comprometido con la gente y dispuesto a trabajar tan duro por la gente, como la gente está trabajando por su propia familia. Cuando vos ves por ejemplo cómo en Nicaragua, con esa enorme informalidad del mercado, sale todos los días el trabajador ambulante, cómo sale todos los días la persona que va a abrir su tramo en el mercado, el pequeño comerciante, el dueño de pulperías, el taxista, ¿cómo no tomar riesgos? El que se mete a esto, temeroso de lo que se le viene encima, creo que se equivocó de camino, este es un camino verdaderamente difícil, pero a la par de ser difícil, también es esperanzador, porque una cosa que me impulsa a meterme a esto, con una gran convicción, y no lo digo por otra cosa más que un convencimiento pleno de que es posible, es porque siento y estoy convencido que hay una disposición al cambio con la gente. No siempre lo hemos tenido. En los últimos años creo que podíamos dudar un poco de esa disposición al cambio, pero ese no es el caso después de abril. Y el tema de que estas transformaciones de fondo, desde temas tan sencillos, bueno, relativamente sencillos, como evitar por ejemplo que un comerciante ilegal de madera extraiga la madera de un municipio sin un permiso ambiental, desde temas como esos, hasta temas mucho más complejos, como un acuerdo de nación con el sector privado, requiere que haya voluntad de cambio y lo que yo he encontrado es una voluntad de cambio en la mayoría de los actores claves.

Maradiaga expone la situación de Nicaragua en la sede de la ONU en Suiza. LA PRENSA/CORTESÍA

Pero han pasado tres años desde abril 2018 y no se ha demostrado esa voluntad en los políticos…

Distinto a lo que mucha gente piensa, yo he sentido que hay una sincera voluntad de cambio en la mayoría de los actores, y eso es algo de lo que hablamos muy poco. Todos queremos el cambio, lo que pasa es que las desconfianzas son muy grandes. Entonces, como las desconfianzas son muy grandes, eso no permite que podamos coordinar nuestras estrategias, pero cuando yo he escuchado a los estudiantes, a los ambientalistas, a los grandes empresarios de este país, con los cuales he hablado, y los medianos también, yo escucho de que la agenda básica en un 90 por ciento es la misma, la agenda fundamental es la misma, lo que hace falta es construir confianza.

¿En qué se origina tanta desconfianza?

Mirá, la desconfianza tiene varias raíces, pero esencialmente esas raíces tienen que ver con un pasado político de mucha polarización, donde las heridas abiertas de nicaragüenses que nos enfrentamos en una guerra civil todavía están ahí. Yo creo que tiene que ver con eso y en los acuerdos y pactos más recientes. El pacto con Arnoldo Alemán en el 2000 y con Daniel Ortega los acuerdos que tuvo con algunos sectores económicos. Entonces, qué es lo que pasa, mucha gente tiene viva en la memoria esos acuerdos a espaldas del pueblo y por otro lado, de quienes por razones pragmáticas suscribieron acuerdos con el régimen, desconfían de las voces que claman por un cambio de fondo, porque sienten que quieren impulsar una ola de cambio social que les generaría enorme inestabilidad al país. Por eso yo he dicho, cuando se habla ahora de aterrizaje suave o despegue, mi respuesta es ninguno de los dos va a ser posible si no cambiamos el motor primero, ese cambio de motor tiene que ver con la construcción de confianza, con la construcción de agenda nacional y con un nuevo modelo que reconozca que Nicaragua no puede seguir siendo un país de privilegios. Entonces el Frente Sandinista tiene que despojarse de sus privilegios, los grandes capitales tienen que despojar de sus privilegios, las ONG se tienen que despojar de sus privilegios y tenemos que pensar en el nicaragüense que queda pagando los platos rotos, que es el trabajador por cuenta propia, el taxista, el pequeño agricultor. Los platos rotos de 200 años de privilegios los están pagando los más pobres.

Pero estaría dispuesto usted a meterse a ese trabajo mecánico, con las personas que promueven o plantean este aterrizaje para decirles, mirá, no hablemos de subirnos a ningún avión hasta que no revisemos si está bien calibrado el aceite de este motor.

Ya empezó ese cambio, y no lo empezó Félix Maradiaga, lo empezaron los estudiantes en abril. Lo empezaron los campesinos en el 2013 con el Movimiento Campesino, lo empezaron los pensionados con su lucha de OcupaInss en el 2013, lo empezaron los jóvenes ambientalistas con el Movimiento Misión Bosawas y con el Movimiento Indio Maíz. Entonces, el cambio ya empezó, lo que pasa es que mucha gente no se da cuenta. Y no podemos pensar en el futuro recurriendo a viejas prácticas del pasado. Yo sé que hay muchos sectores políticos y económicos, que yo le llamo sectores nostálgicos, que creen que son las viejas recetas del pasado que han funcionado y lo que no saben es que aquí ya hay un movimiento de cambio que no tiene retroceso. Y a ese movimiento de cambio no hay que tenerle miedo, hay que abrazarlo. Es decir, yo escucho discursos que dicen, “tengamos cuidado con esos cambios radicales, porque la estabilidad se pone en riesgo”, pregunto, ¿acaso los acuerdos de estabilidad, con las reformas electorales del 2014 nos generaron a nosotros una estabilidad a largo plazo?, ¿acaso los Kupia Kumi de los 70 nos generaron una estabilidad a largo plazo? No, nos explotó en la cara la revolución del 79, nos explotó en la cara con abril del 2018, y gracias a Dios que fue no violento. Entonces, ese cambio de motor ya empezó, el que no lo quiera reconocer es porque está negando la fuerza de la historia.

Es candidato de la UNAB oficialmente. Para medir a otros candidatos de la coalición. ¿Cómo van a seleccionar a ese candidato único?

Sí, dentro de la Coalición Nacional se ha establecido una metodología de consultas ciudadanas que consiste en una serie de macroencuestas, que se vienen tomando desde hace varios meses. Esta serie de macroencuentros va a concluir aproximadamente en el mes de mayo, para ello hemos aceptado la asistencia técnica de un equipo de consultores  internacionales, que lo han hecho en varias partes del mundo y que le van a presentar a la directiva nacional de la Coalición Nacional los resultados de estas evaluaciones.

Félix, si usted resultase como candidato, con base en estos temas de encuestas, etc. ya con esa legitimidad  de parte de la Coalición, ¿buscaría acercamiento con la Alianza Ciudadana?

Claro que sí, ese es el compromiso que nosotros hemos asumido. De hecho, no estamos esperando a que yo sea electo, recuerde que yo soy parte de la Unidad Nacional, y la Unidad Nacional ya definió una estrategia que le hace honor a su nombre. Que se llama Estrategia de Unidad Nacional, que sencillamente consiste en mantener una permanente disposición al diálogo con las otras exposiciones de expresión del país, concretamente con la Alianza Ciudadana. Nosotros nos hemos referido a la Alianza Cívica, como nuestra organización hermana, porque nacimos juntos prácticamente, y porque la Alianza Cívica fue parte de la Unidad Nacional. Hemos dicho que estamos dispuestos a conversar sin ninguna precondición  y para eso hemos respondido afirmativamente al llamado de la Comisión de Buena Voluntad, nosotros estamos solamente  a la espera de que la otra parte también acepte el llamado, porque el éxito es lograr una alianza electoral y una alianza de país entre los dos bloques, Coalición y Alianza Ciudadana. Así que mi conclusión, estamos a la espera y no necesariamente tenemos que esperar hasta que yo o cualquiera otra persona gane la candidatura. Nosotros creemos que no abona que cada bloque defina a su candidato, queremos esperar, hasta tener un acuerdo electoral.

¿Entonces van en función de conseguir ese acuerdo electoral?

Sí, nosotros seguimos trabajando en eso, porque creemos, y esto es muy importante, que no unirnos sería un acto de traición a las personas que más sufren. Creemos que este es el momento de las coincidencias, no es el momento de la desunión.

Hubo un sondeo y usted encabezó el planteamiento para la Vicepresidencia. ¿Si las circunstancias y esa unidad por la que tanto aboga implica que sea un candidato vicepresidente, lo acepta Félix como aporte al país?

Sí, no estoy cerrado a la idea, y te agradezco por la pregunta, porque siento que ha habido poco interés de atender esa respuesta con la seriedad con que la he dado.  Número uno, que la consulta ciudadana (de la Coalición Nacional) es una consulta para la Presidencia, la Vicepresidencia no se está consultando. Entonces que yo tengo derecho a competir democráticamente en este proceso, ese es digamos lo primero. Número dos, que yo voy a respaldar sin ninguna reserva y sin ninguna condición a la persona que gane, sin ninguna reserva y sin ninguna condición. Número tres, que la figura de vicepresidente no debe, en mi opinión, y así lo definió la Coalición, resultar de una consulta, sino que debe ser exclusiva, prerrogativa de quien gane la consulta, o sea, así están definidas las reglas del juego. O sea, no es que yo no quiera ser vicepresidente si me corresponde, es que no soy yo el que lo tiene que decir. Es decir, la persona que gane la Presidencia, según el método acordado, va a tener la libertad de escoger. O sea quien quede en segundo lugar no necesariamente va a ser el vice, yo creo que es ahí donde se ha generado una confusión. Entonces lo que yo he dicho es que no me corresponde a mí, pero volviendo al tema de las encuestas, yo las veo con mucha satisfacción, como una muestra, digamos de reconocimiento del respaldo, veo con mucho agrado, incluso verdad, que tenemos candidatos de lujo, empezando por las personas que están digamos en los primeros nombres de las encuestas. Entonces yo me sentiría más que cómodo si no soy yo la persona que resulta escogida en la consulta ciudadana, respaldando en la posición en donde mejor puedo servir a quien gane la consulta.

Estamos hablando de consulta dentro de la Coalición, ¿a quién escogería para su fórmula Félix Maradiaga si resultara ganador?

Mirá, yo creo que esa es una decisión que me gustaría que no fuera una decisión, por lo menos en mi caso particular, yo respeto la forma en que otros escojan. Pero yo quisiera que fuera una decisión colegiada. Yo invitaría a la Coalición Nacional a que conjuntamente escogiéramos a esa persona. No lo haría unilateralmente.

Ahora planteando el otro escenario, ¿va a sentarse con la Alianza Ciudadana, ya esta fórmula definida por la Coalición y si la negociación implica de que Felix Maradiaga, a pesar de que haya ganado la Coalición, le sugieren ahí que compita por la Vicepresidencia, qué pasará?

No tendría objeción. Si eso es lo que abona para una unidad entre los dos bloques. Es decir, la máxima prioridad política de la alianza electoral es que sea una alianza electoral plena. Entonces, si en ese escenario que usted me plantea yo seguiría fiel a mi compromiso de tomar la decisión que más favorezca al país. No tendría objeción.

Algunos detalles familiares

Félix Maradiaga perdió a su padre, Adán, cuando tenía 8 años de edad, en un accidente de motocicleta a los 32 años. Relata que el Frente Sandinista expropió negocios y propiedades familiares, en ese momento su mamá tomó la decisión de enviarlo al exilio. “Mi madre viuda, y además de eso confiscada, entonces mi madre tomó la decisión más dura que puede tomar una madre, en medio de la guerra me dice, ‘mirá, no quiero que crezcás en un país en guerra’”.

Recuerda que varios  primos habían sido reclutados por el Ejército y otros primos se habían ido a la Contra. “Yo creo que para mi mamá fue muy traumático que sobrinos muy cercanos a ella estaban combatiendo al mismo tiempo”.

En 1990 regresa a Nicaragua, y se incorporó a trabajar voluntariamente con la Diócesis de Matagalpa bajo la mentoría del entonces obispo Leopoldo Brenes, actual cardenal. “En aquel momento mi aspiración era la vida religiosa y estuve durante toda mi secundaria vinculado a los procesos de evangelización de la Iglesia católica  y procesos de trabajo pastoral con las comunidades del campo”.

Al concluir secundaria pensó estudiar Teología, pero vinieron ofertas de becas y optó por la Universidad Mobile (ahora Keiser). Posteriormente consiguió una beca para Teología, pero tenía que esperar seis meses, en ese lapso por sugerencia de la Iglesia optó por hacer una pasantía de seis meses en un proyecto que se llamaba Oficina de Seguimiento a los Acuerdos de Paz, que era un proyecto del Ministerio de Defensa con la OEA. Esos seis meses se convirtieron en nueve años.

Posteriormente se convirtió en funcionario público en el Ministerio de Defensa. Trabajó en el Grupo Coen y es fundador del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).

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