En diciembre de 2020 Luis Montealto salía del estadio de los Tigres al hospital y luego hacia su casa en Rivas con un yeso en la mano izquierda. Era el fin de su temporada con los Tigres de Chinandega, mientras su futuro se veía borroso. “No pasa nada. Me enfocaré en mi recuperación para estar listo para el Pomares”, dijo en ese momento el muchacho rivense. Parecían esas palabras de optimismo que surgen en medio de la pena y el dolor, pero que pocos creen realidad. Sin embargo, no fue el caso de Montealto, quien es el bateador más temido del Pomares: líder en cuadrangulares con siete, y carreras impulsadas con 30.
Pasaron los días, semanas… y llegó el momento de prescindir del yeso. Al inicio se sentía incómodo, hacía terapia, no precipitaba su mano. Luego siguió boleándose, tomando roletazos hasta volver al cajón de bateo alterno con palo de escoba. “Uno se siente inseguro, con miedo luego que te quitan el yeso. Todo es recobrar la confianza”, indicó. Montealto confiesa que no sabía si jugaría en un principio la temporada, tenía muchas dudas, no quería dar un paso en falso en su recuperación. Lo hizo, tomó el riesgo y ahora recoge su recompensa.
Montealto es el mejor bateador con más turnos de su equipo (.346), los sureños anotan 142 carreras y 18 son del jardinero, supera a Félix Castillo en liderato de impulsadas de su equipo con una diferencia de 16, también encabeza los imparables de su tropa con 36 y sale fuego del mango de su bate con los siete jonrones. A nivel nacional Dwight Britton, Jonathan Loáisiga y Ramón Flores lo persiguen con seis jonrones, también en carreras impulsadas, solo que en esa categoría los supera por cuatro y seis carreras remolcadas.
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La clave en la mejoría del rendimiento son varias, además del trabajo sin descanso. Montealto mira el beisbol como si fuera un oficinista: trabaja el día completo, desde entrenar, gimnasio y correr. “Este año decidí ganar más libras para mejorar mi poder, también he incrementado el trabajo de gimnasio e hice unos ajustes en mi mecánica desde la Liga Profesional y la puse en práctica en el Pomares”, explicó el muchacho. Hay muchas personas influyendo en su buen rendimiento. No solo Eloy Morales, mánager del equipo. Montealto agradece a Adalid López y Adolfo Álvarez. “Ellos me dan confianza, pero al mismo tiempo están encima y me dicen qué hice mal. Además la experiencia es fundamental. Tengo tres años jugando Liga Profesional y curiosamente siento que avancé un montón el último año con Chinandega que los anteriores con los Gigantes. El temor de joven va desapareciendo”.
Como todo competidor, el jardinero rivense está claro del maratón llamado Pomares con 112 partidos, pero no oculta sus ambiciones. “No tenemos siquiera la primera mitad de campeonato, pero mi meta es no soltar los lideratos que tengo”, agrega y, con respecto a su no convocatoria a la Preselección Nacional, indicó: “Con mis números mantenía la esperanza que me llamaran, pero esto es así, mi meta será seguir hablando con el madero”, concluyó el muchacho.
Sus números:
Luis Montealto ha jugado en Primera División desde 2015 y en 2017 fue su mejor año con ocho jonrones y 54 empujadas, así que en esta temporada está a la vista de destrozar sus propios números.