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LA PRENSA/ARCHIVO

Edwin Román: “Si van a elecciones, que no sea una payasada”

Román opina sobre unas posibles elecciones, división opositora, los sacerdotes que levantan banderas de partidos políticos, de su amistad con monseñor Silvio Báez y un posible retorno al país del obispo auxiliar de Managua

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El sacerdote Edwing Román ha dejado de visitar enfermos y a sus parroquianos por la pandemia del Covid-19, pero sobre todo por el asedio que vive y que no quiere trasladar a otros. Dice que su conciencia es la que le grita que siga denunciando las violaciones a los derechos humanos que a diario se perpetran en Nicaragua y que, si decide callarse, estaría cometiendo un pecado.

En esta entrevista cuenta su día a día en Masaya, una de las ciudades más militarizadas y vigiladas del país. Recordará cuando conoció al comisionado Ramón Avellán y cómo este terminó convirtiéndose en su agresor.

También opinará de unas posibles elecciones, de la división opositora, el exilio, de los sacerdotes que levantan banderas de partidos políticos y de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Además, habla de su amistad con monseñor Silvio Báez y un posible retorno al país del obispo auxiliar de Managua.

En noviembre de 2019 se vivió el asedio durante varios días en su parroquia, ¿cómo recuerda ese episodio?
Fue insólito porque viví en carne propia la represión y el verme rodeado y escuchar en la noche que pasaban tocando con las armas las puertas. Teníamos momentos de oración del rosario, diario celebramos la misa, no había comida, agua, ni luz. Las madres y yo hablamos porque sentíamos que iban a saltar el muro y a entrar la Policía con las turbas y nuestra voz de alarma era tocar las campanas. Rosario Murillo quería que solamente yo pudiera salir y que las mamás se quedaran adentro solas, y en ningún momento eso lo iba a permitir.

¿Alguna vez se han comunicado directamente con usted Rosario Murillo o Daniel Ortega?
No, nunca y ni me interesa.

¿Cuánto ha cambiado su vida en estos tres años?
Antes de 2018 las cosas eran relativamente normales. Luego comenzó la persecución y algunos laicos comprometidos, e incluso religiosas denunciaron lo ocurrido. Ahora vivo el asedio constante a la parroquia.

¿Ha dejado de hacer algo que antes hacía?
Ahora visito menos a los fieles. En eso he cambiado mucho. A veces si me miran entrar a una casa, algunos malintencionados piensan que voy a alguna reunión y terminan involucrando a la pobre familia. Siempre que voy a algún lugar, noto que van los motorizados detrás de mí y aunque doy vueltas para perderlos, me logran alcanzar y me gritan cualquier cosa.

¿Cómo es su rutina diaria?
Mirá, si yo me despierto a las tres de la mañana, me levanto porque ya no me puedo dormir. Hago mi oración, me preparo mi café con un pancito o algo rápido y me pongo a preparar mi homilía del día. Agarro un papel y un lápiz y hago la reflexión para la misa diaria de las seis de la mañana. Luego tengo una reunión con las personas de la parroquia, me quedo confesando y luego me regreso a barrer el patio, regar las plantas; en la tarde si tengo reuniones, voy o si tenemos reunión de sacerdotes por Zoom, también participo.

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Hace poco usted le dio persecución en su automóvil a una de estas personas que lo asediaban.
Yo andaba (ríe) en Granada comprando unas hostias y noté que una persona me estaba grabando. Luego se puso a esperar qué dirección tomaba, así que retrocedí y comenzó a correr en su bicicleta. Lo de perseguirlo fue un impulso humano para que se diera cuenta que lo miré, pero no para nada malo. Lo perseguí como cuatro cuadras. Estoy de acuerdo que no hay que caer en provocaciones.

Hablando de provocaciones, usted se las ha visto de frente con el comisionado Ramón Avellán e incluso este lo agredió. ¿Se lo ha vuelto a encontrar?
No, para nada, no lo he visto. Lo que sí te puedo decir es que no me puedo encontrar una patrulla de la Policía sin que me ofendan.

¿Recuerda cuando conoció al comisionado Avellán?
Lo conocí en Jinotepe cuando estuve de párroco. Yo le celebré el funeral de su mamá. Muchas veces miré a Avellán que llegaba a misa con una guayabera blanca muy pulcro. En ese entonces era un hombre muy educado y me saludaba. Llegaba a misa con su familia diariamente y me lo encontraba en el supermercado y me saludaba. Ya luego me lo encontré aquí en Masaya, cuando las protestas.

¿En qué momento cambió su trato con él?
Cuando comencé a llegar a la Policía con el doctor Álvaro Leiva para mediar la liberación de los muchachos detenidos. Al inicio nos trató con educación, pero a medida que pasaban los días sus gestos fueron cambiando, hasta que un día en una de estas mediaciones me gritó: “Usted cállese, que usted es un político”. Entonces yo le saqué mi celular, donde andaba la foto de Donald López, un muchacho que había asesinado la Policía frente a la parroquia y en su cara le enseñé el cuerpo ensangrentado y le dije: “¿Y esto es político? Esto es lo que hace su policía”. Y solo me quedó viendo.

Usted es uno de los sacerdotes que más ha alzado su voz contra las violaciones a los derechos humanos y por esto desde la dictadura lo han tildado de político.
Casualmente, en estos días, el Evangelio de San Juan está hablando del buen pastor. El pueblo es sabio, conoce la voz de su pastor. Para comenzar, que vean si determinado sacerdote está inclinado hacia algún partido político; en mi caso, que me digan qué bandera estoy levantando y a qué político estoy siguiendo. A nadie, y mi papel ha sido un apostolado humanitario incluso con trabajadores del Estado y de la Policía. Solo he prestado auxilio y me han denigrado, inventado cosas, pero de mí… qué no han dicho y qué dirán, pero eso me tiene sin cuidado.

¿Sería pecado que usted se quedara callado ante todo lo que está ocurriendo?
Estaría faltando a mi labor profética. La Iglesia somos todos y estaríamos faltando a esa labor, todos estamos llamados a anunciar el reino de Dios, pero también se deben denunciar la injusticia y las atrocidades que ocurren. Eso no es política, es acompañar a un pueblo que sufre en sus demandas, y repito, que no soy político y mientras Dios me dé vida voy a continuar hablando. Es mi conciencia la que me grita que actúe como sacerdote.

Ya que menciona su labor sacerdotal y las banderas de partidos, en Managua el padre Antonio Castro deja ingresar banderas del Frente Sandinista a su iglesia y oficia misas por Fidel Castro que terminan pareciendo actos políticos.
Es muy lamentable. Uno celebra misas por todos, sin hacer ninguna diferencia. Por ejemplo, a mí el alcalde de Masaya me solicitaba misas por los caídos de Pancasán y me traían las listas de las personas fallecidas y los encomendaba en la misa y todo era adecuado y no era un mitin del Frente Sandinista. Yo les decía que dentro del templo no podían ondear banderas rojinegras. Este abril las mamás de los jóvenes asesinados vinieron a celebrar una misa y ellas se fueron al atrio a demandar justicia y fueron rodeadas por la Policía. Están en su derecho de demandar justicia y lo están haciendo fuera de la parroquia. Yo tampoco les puedo decir que no griten y no digan nada.

¿Cómo llegó a la conclusión de que quería ser sacerdote?
Mi vocación se despertó cuando estaba trabajando en un banco en los años 80 y miré las injusticias. Porque había muchas personas del campo que llegaban para hacer préstamos y como no podían cancelarlos les quitaban sus escrituras o sus pertenencias. Recuerdo haber visto a un señor campesino salir llorando de ese banco porque le quitaron sus tierras y pensé que de ese banco estaba recibiendo mi salario. Sentí que era dinero sucio, aunque el trabajo que yo hacía era honrado. Luego me di cuenta de una joven que había sido violada por dos policías. La interceptaron, la metieron a un vehículo y la violaron, era una joven que yo conocí y ese tipo de injusticias despertaron mi vocación.

¿Se ha preguntado en algún momento si de no ser sacerdote estaría casado?
No te niego que como hombre a veces a uno le nace un poco el lado paternal. Pero yo lo asumo hasta cierto punto como la imagen de Jesucristo. Cuando uno está rodeado de personas que pueden ser mayores que vos y las ves como tus hijos. Esto de que te digan padre o papá es la imagen de papá Dios. Entonces tengo la paternidad de querer a mis fieles. Pero bueno, nunca me he imaginado dónde estaría porque Dios tiene su camino por donde te lleva. No todos los que entramos al seminario terminamos siendo sacerdotes, cuando yo llegué éramos 16 y solamente terminamos tres. Pero Dios no se equivoca.

Sabemos que usted tiene una buena relación con monseñor Silvio Báez. ¿Existe la posibilidad de que vuelva pronto al país?
Nos escribimos y hablamos por teléfono. Él me anima a continuar y me da su bendición. Pero casi no hablamos de estas cosas, es una relación en la que, aunque él sea unos dos años mayor que yo, es mi obispo y yo lo veo a él como mi papá. Me gusta escucharlo, es un hombre sabio y hablamos de otras situaciones y de cómo está la parroquia. Pero de su regreso ya se dará el momento y dejémosle eso al Espíritu Santo. Sabemos que tiene que regresar a su país.

Supongo que la gente que no es sandinista lo debe tratar muy bien.
Yo no ando buscando que me anden en bandeja. Nadie es monedita de oro y yo agradezco que hay tantas y tantas personas que me saludan, y no necesariamente católicas. Me he encontrado con personas que son de otras iglesias. Recuerdo que una señora en la calle una vez me abrazó llorando, me dijo que era evangélica y así varios pastores de las iglesias protestantes me han venido a saludar. Hay tanta gente que te quiere que al final los que no te quieren hacen mucha bulla.

El tema de este año son las posibles elecciones presidenciales, ¿cree en la vía electoral para salir de esta dictadura?
Sabemos que están ahí los precandidatos. Pero ojalá puedan reunirse y lograr la unidad, que es lo que desea el pueblo nicaragüense. Si van a ir a elecciones, que no sea una payasada. Esto se debe hacer con responsabilidad y creo que las condiciones no están dadas todavía. No se puede ir a elecciones con tantos hermanos presos políticos, los otros hermanos que están en el exilio y tienen que regresar a su patria.

¿Cree que se pueda hacer campaña en este panorama?
Toda campaña debe tener un inicio y un cierre. ¿Vos te imaginás un cierre de campaña con un solo líder de oposición? Yo creo que a eso le teme la dictadura, a que se desborde el pueblo nicaragüense. Yo no soy político, pero como ciudadano considero que los líderes deben reunirse y sacar un solo candidato, pero siempre y cuando las condiciones estén dadas. Tanto la liberación de presos políticos, reformas electorales, la libertad, retorno de los exiliados y que la gente se pueda manifestar.

Padre Román: “Ortega y Murillo, son una pareja asquerosa”

Hay gente que dice que si no se dan estas condiciones, igualmente se debería de participar.
Muy grave y difícil para mí darte una respuesta. Los políticos tendrían que consensuar y escuchar lo que el pueblo nicaragüense quiere. No deben de buscar su beneficio o el de su partido.

¿Por qué piensa que existiendo un clamor popular para que la oposición se una no lo hacen?
Espero en Dios que puedan unificarse. Es algo normal tener opiniones distintas, lo más sabio es reunirse y llegar a un consenso. No tenemos iguales ni los dedos de la mano, pero todos componemos un cuerpo. Hay que escuchar a la población. Hay que deponer toda soberbia y toda arrogancia y estas abundan en algunos líderes. Veo mucho de soberbia y arrogancia y falta de humildad.

Pasados estos tres años de represión, ¿qué opina de Ortega y Murillo?
Es una pareja que da lástima. Me pongo a pensar en los presidentes y primeras damas de la región, y dan lástima. Ellos mismos están encarcelados. Yo puedo ir a una venta a comprar una caja de fósforos y solo Dios me acompaña, mientras que ellos no pueden. Desde ya están viviendo su propio infierno.

En muchos sectores de la población hay cierta desesperanza y muchas personas están saliendo del país o pensando en hacerlo, ¿qué les diría?
Yo me doy cuenta de tanta gente que sigue saliendo. Aquí mismo, en Masaya, hay tanta gente que se va y la mayoría son jóvenes. Es lamentable. En otro país también se va a sufrir y no es que llegan a un trabajo que los esté esperando o a una universidad para estudiar. Van muchos de ellos como decimos de arrimados donde una familia a pasar problemas. Hay que pensarlo muy bien y valorar.

Plano personal

Lo ponen nervioso las entrevistas. Dice que si lo agarran en el momento puede contestar mejor.

Desde que inició la pandemia ha tenido que realizar servicios religiosos mediante aplicaciones de videollamada.

El papel que tenía la Iglesia católica durante los años 80 también fue clave para despertar su vocación sacerdotal.

Le gusta leer y ver noticias. Él mismo hace sus compras y se prepara sus alimentos.

En sus años de primaria quería ser veterinario o agrónomo.

En secundaria se le despertaron las ganas de ser piloto de aviones Push and Pull.

La Prensa Domingo Edwin Román

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