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Canelo Álvarez derrotó por KO a Billy Joe Saunders. LAPRENSA/AFP

El final que nadie había entendido: Canelo le quiebra el pómulo a Billy Joe Saunders

No veo a ningún aficionado en el At&T Stadium molesto. Gritan como si Alí o Tyson hubieran estado sobre el ring. Perdónenme por la comparación, pero el público es indescifrable. No sé si la algarabía en los fanáticos fue por el alcohol o por haber disfrutado del concierto de Pepe Aguilar y su familia

No veo a ningún aficionado en el At&T Stadium molesto. Gritan como si Alí o Tyson hubieran estado sobre el ring. Perdónenme por la comparación, pero el público es indescifrable. No sé si la algarabía en los fanáticos fue por el alcohol o por haber disfrutado del concierto de Pepe Aguilar y su familia. La pelea de Canelo es otra historia que se explica después de haber terminado. El mexicano ganó por nocaut técnico en el octavo asalto al británico Billy Jose Saunders, unificando los cetros de las 168 libras del CMB, AMB y OMB. A simple vista parecía un fiasco más del oponente del mexicano. Saunder había dejado muchas dudas en los ocho asaltos en los que transitó. Sin embargo, más tarde entendimos lo que ocurría. La derecha en upper cut de Canelo destrozó el pómulo del inglés, perdió su forma natural y todo apuntaba a una fractura. “Me imaginé que no iba a salir porque sentí cómo le quebré el pómulo”, dijo más tarde Canelo. 

Esa es la única explicación de la decisión de no continuar una pelea inconclusa, la cual no terminaba de arrancar y carecía de emociones constantes. Para ser un peleador que gana a base de puntos, sumar como una hormiga hasta construir una victoria, le faltó empuje. Saunders le dio todas las comodidades a Canelo, con usar el jab y pelear hacia atrás era insuficiente para ganar un asalto y mucho menos la pelea. Más establecido Canelo crecía en cada episodio. “No fue tan difícil cómo esperaba”, relató Canelo. El mexicano cuando soltó la mano derecha en el segundo asalto tambaleó al oponente, la derecha la repitió tres veces más y cerró el asalto martillando la barbilla. En el tercero reinó la calma, solo la derecha en volado tocó nuevamente al ahora excampeón mundial. 

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Fue hasta el cuarto capítulo cuando Álvarez agregó el upper cut a su repertorio del combate. Saunders le facilitaba  a su verdugo la entrada y preparación de cada golpe. Un peleador como el inglés hasta este momento no tenía un buen porvenir, era cuestión de tiempo para que fuera noqueado si no empezaba a mostrar algo más. Canelo bajó el ritmo en el quinto y sexto asalto, recobró el ímpetu en el séptimo y en el octavo empezó a soltar la furia. “La idea era empezar a soltar todas las combinaciones a partir del octavo”, explicó Canelo.

En el último asalto de la pelea, Canelo estaba desbordado, no porque estuviera triturando al inglés, sino porque no tenía ni una mosca que apartarse de la cara. El mexicano tenía todo el tiempo del mundo: dirigía al público como si fuera director de orquesta, aterrizaba su derecha y soltaba el upper nuevamente, todo eso mientras Saunder se arrinconaba por su cuenta en las cuerdas. Cuando Canelo impactó la derecha que le partió el pómulo a Saunders, faltaban 40 segundos para terminar el asalto y se pensaba que Canelo iba a presionar más. Dejó con vida al inglés tras doblarle las piernas. Luego cuando debía rematar. Saunders decidió no salir y entregar su cetro de la OMB al mexicano. 

Ahora Canelo peleará en septiembre por la corona que le falta: la de la FIB contra Caleb Plant.

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