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Ricardo Vega tuvo su mejor etapa en el Real Estelí. LA PRENSA/ ARCHIVO

“A veces dejaba sin comer a mi hijos”: el goleador histórico del futbol nicaragüense que lucha contra el alcoholismo

El chinandegano, quien ahora se reinventa como jugador de baloncesto y voleibol, habla sin filtros de la adicción con la que vivió en su etapa como futbolista

Ricardo Vega festejaba la Navidad de 2017 en la casa de un amigo en Chichigalpa, Chinandega. Llevaba cuatro días consecutivos tomando y casi todo el mes había pasado en ese plan. Su vida giraba en torno a botellas y fiestas los últimos 11 años, en lo que tomaba sin control, sin escuchar razones o consejos de nadie. Tenía un problema de alcoholismo, que no reconoció hasta ese día. Mientras bebía su quinta cerveza, analizó su presente y visualizó su futuro: “Voy camino a ser un borrachito, de esos tirados en la calle y pidiendo para tomar. Tengo 35 años, no soy estudiado y no tengo plata, ¿qué me espera? Cortar caña o ser ayudante de albañil”, recuerda el goleador histórico del futbol nicaragüense, el día —hasta ahora— que ingirió licor por última vez para superarse a sí mismo. “Esta es una enfermedad incurable y luchamos diario para mantenernos sobrios”, enfatiza.

Con ese pensamiento de cambiar de vida, Vega se levantó de la mesa con la firme decisión de visitar los Alcohólicos Anónimos (AA) y luchar contra esa droga legal —a como él le llama— que lo había destruido por años causando daños irreparables a su familia. “No es fácil aceptar tu derrota total. A pesar que jugué tantos años no hice nada, todo me lo tomé. Me hice irresponsable. A veces dejaba sin comer a mi hijos por estar de fiesta. Hice mucho daño a mi familia, mis hijos y muchas personas, perdí buenas parejas. Todo me valía. Creí que tenía el mundo a mis pies, me creí la octava maravilla del mundo”, confiesa Vega, quien comenzó a alejarse de las personas con las que solía salir, para transformarse. “No puedo decir que es culpa de ellos, el culpable soy. La botella estaba ahí y si no la tocaba no pasaba nada. Yo era el débil ante la bebida”, señala el delantero, de 38 años.

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Vega es uno de los 13 jugadores con más goles en la etapa moderna (1980 en adelante) del futbol nicaragüense con 144 tantos. Su mejor momento lo vivió en la temporada 2007-08 cuando en el Real Estelí terminó campeón goleador con 36 dianas, un récord vigente en los últimos 41 años. El chichigalpino confesó que desde su debut en la Liga Primera con el Scorpion en la campaña 2005-06 inició a sumergirse en el alcoholismo sin darse cuenta y empeoraba en la medida que iba mejorando sus ingresos por su buen rendimiento. “Lo primero que hice con mi primer salario del Masatepe (2006-07) fue beber guaro. Como uno era el goleador, uno se creía. ¡Cuántas caballadas hice en el Real Estelí! Cavé mi propia tumba”, reconoce el delantero, quien trató muchas veces de dejar de tomar en Estelí (2007-2010), Ocotal (2010-2012 y  2015-16) y Ferretti (2013-14), pero no pudo.

Ricardo Vega debutó en la Liga Superior de Baloncesto en 2020. LA PRENSA/ CORTESÍA/ LSB

El Pepino, como le llamaron algunas veces por su capacidad goleadora, aseguró que siempre le echó la culpa a los entrenadores por no ponerlo a jugar, sin embargo admitió que el único culpable era él. “Siempre cuento que cuando estuvimos en la Concachampions 2007-08, Oto (Otoniel Olivas) nos dijo que no saliéramos, me valió y me fui a tomar. Estando en Estelí regresé a Chinandega y me vine a perder, no quería volver a Estelí porque no estaba acostumbrado a entrenar fuerte y era más fácil estar bebiendo y de fiesta. Oto me llamó para que llegara a Estelí, que me iban a ayudar, pero nunca entendí, hasta el 2017, que el único culpable de todos mis malos actos era yo”, manifiesta Vega, quien sostiene que nunca faltó a los entrenamientos, a pesar que en ocasiones tomaba hasta cinco días. “Siempre fui responsable con mi trabajo, cuando más tomaba era cuando estaba en Chinandega o iba de vacaciones. A veces llegaba tres días a Chichigalpa y no miraba a mi mamá por pasar tomando”, señala.

Vega creció en una familia de escasos recursos. Siempre tuvo comida y techo, sin embargo, todo lo demás tenía que buscárselo por su cuenta. En el futbol encontró dinero, diversión, pasando de no tener nada a manejar sumas que nunca antes conoció, que lo llevaron al alcoholismo, un mal que sufrió su padre, después él y recientemente batalló con la adicción de su hijo de 17 años. “Yo mismo lo llevé a internarlo. Fue duro. Ahí entendí lo que pasaron mis padres conmigo y lo que pasan las demás familias con sus hijos”, confiesa Vega, quien lucha cada día por mantenerse sobrio, mientras a sus 38 años reinventó su vida deportiva al debutar con Chinandega en la Liga Superior de Baloncesto 2020 y la Liga Superior de Voleibol 2021, dos deportes que los practicó en su juventud y los descartó al encontrar en el futbol el dinero para el licor y la fiesta.

Ricardo Vega (20) juega actualmente con el equipo de Chinandega en la Liga Superior de Voleibol (LSB). LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal

Ricardo Vega dio sus primeros pasos en la Liga Primera con el Scorpion de Chinandega en la temporada 2005-06. Su capacidad goleadora le permitió abrirse paso por diferentes clubes. No obstante, alcanzó la cima en el Real Estelí donde logró su único título de goleo con un registro récord de 36 anotaciones en la temporada 2007-08.

En el Tren del Norte terminó campeón nacional en tres ocasiones: 2007-08, 2008-09 y 2009-10. Se retiró con el Chinandega FC en el 2017, aunque un año después jugó un partido con el Metrostar de Segunda División. En la Liga Primera acumula 144 goles, colocándose entre los mayores anotadores en la historia moderna del futbol nicaragüense.

Vega debutó en la Selección de Futbol ante Antillas Holandesas (ahora Curazao) en las eliminatorias mundialistas de 2008 para Sudáfrica 2010. Tres años después disputó las eliminatorias de Brasil 2014 y en el 2012 marcó su primer gol ante Puerto Rico. El chinandegano, en total, sumó dos anotaciones, ambas ante los boricuas en seis partidos disputados con la Azul y Blanco.

Deportes Ricardo Vega

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