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Proceso electoral se caracterizará por un incremento de la represión y la violencia, opinan opositores

A medida que se acerque noviembre, la represión irá en aumento, afirman opositores. La violencia generalizada podría desembocar en una nueva ola de protestas ciudadanas

Reformas, arrestos ilegales, retenciones, vigilancia, asedio y procesos judiciales. El clima preelectoral se está caracterizando por un visible aumento de la represión del régimen Ortega Murillo. De acuerdo con analistas, esta será la estrategia de la dictadura hasta noviembre, con tendencia a aumentar, y no será revertida si no hay presión interna.

“La represión vino para quedarse en el proceso electoral y va a continuar creciendo”, asegura el analista y miembro del bloque opositor Coalición Nacional, José Pallais Arana.

A su juicio, Daniel Ortega está dispuesto “a saltarse todas las formas” y “no está atendiendo ninguna prudencia”. “Se siente tranquilo con lo que está haciendo, nada lo va a detener, va a caerle duro a cualquier acto, reclamo, protesta o expresión de dignidad de la población que le afecte los planes de su farsa”, sostiene.

Sin embargo, es previsible que la violencia genere más violencia. “El miedo funciona con una parálisis inicial de la población pero llega un momento que esa parálisis se supera y la gente vence el temor y más bien trata de contrarrestar los factores que lo promueven”, dice Pallais Arana. “Esa es una lógica que siempre ha existido en todo proceso represivo dictatorial”.

Solo en la última semana la dictadura arrestó temporalmente a dos periodistas, allanó por segunda vez las oficinas del medio de comunicación Confidencial e impuso casa por cárcel a varios líderes de la oposición política, entre ellos los precandidatos presidenciales Félix Maradiaga y Juan Sebastián Chamorro.

Además de haber iniciado un proceso judicial contra Cristiana Chamorro Barrios, también aspirante a la Presidencia, por supuestas inconsistencias en los reportes que la Fundación Violeta B. de Chamorro presentó en el periodo comprendido entre 2015 y 2019.

Peso a esto, el analista Eliseo Núñez considera que el próximo levantamiento de la población en contra de la dictadura “no va a ser por política”.

Para él, “la gente ya se acostumbró a la represión a los políticos y cree que si no se mete en política no le va a pasar nada”. Pero eso no significa que no habrá nuevas manifestaciones en las calles. “La próxima ola de protestas va a estallar, eso es inexorable para Ortega, y va a estallar por cualquier otra cosa que no sea política”.

Por su parte, el sociólogo Cirilo Otero sostiene que no puede asegurarse que habrá violencia, pero tampoco que no, “porque la gente está harta de la situación”. “Estos tres años deben tener desesperada a la sociedad, con una enorme migración, un desempleo galopante y los precios de las cosas suben todos los días”.

La Policía de la dictadura mantiene un constante asedio y vigilancia sobre la oposición política y ciudadana. LA PRENSA/ Oscar Navarrete

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Solución debe ser interna

El abogado Eliseo Núñez observa que “Ortega está valorando la decisión de eliminar toda competencia electoral”. “Mira que no va a ganar legitimidad en noviembre, porque piensa robarse las elecciones y da lo mismo hoy que noviembre”, sostiene.

Además, agrega, Ortega no ve que su aislamiento internacional vaya a empeorar. Por el contrario, prevé que se mantendrá en el mismo nivel y “cuenta con dos cosas: el dinero de la pandemia y el de los huracanes, que le dan para sobrevivir 2021 y 2022”.

Por otro lado, considera Núñez, el dictador está esperando que el tablero de la política internacional se reacomode a su favor, con el avance de la izquierda en América Latina.

Bajo estas condiciones, “lo único que va a recetar de ahora en adelante es represión y lo único que puede sacarlo de esta estrategia es que la gente vuelva a las calles”, analiza el abogado.

En palabras de Cirilo Otero, la dictadura le tiene miedo a tres cosas: “a ver a la gente en las calles, a las sanciones que le afectan la bolsa y a perder el poder político”. No obstante, subraya, es un error creer que la comunidad internacional vendrá “a resolvernos el problema”.

A su juicio, la única manera de revertir “todo lo que la dictadura ha hecho” es a través de la presión a nivel nacional. Y con lo que ha hecho se refiere a movidas como las reformas electorales que bloquean la participación de candidatos opositores, la elección unilateral de los magistrados del Consejo Supremo Electoral, “las chabacanerías de la Asamblea” y la represión a la ciudadanía.

El problema, dice, es que la cara visible de la oposición no está organizada. “Eso es una desventaja, porque la dictadura da sus pasos de acuerdo a sus propios intereses y a su violencia institucional y no hay quien le riposte”.

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Desde 2018 la respuesta del régimen Ortega Murillo a toda muestra de oposición ha sido la violencia. LA PRENSA/ Archivo

Olla de presión

“Nadie está exento de la represión”, dice categóricamente José Pallais Arana. “Ortega se ha venido preparando, incrementando número de policías, de labores de inteligencia, de paramilitares. Poniendo todo el Estado al servicio de la represión y el control de la población, pero eso tiene un límite y en determinado momento ya no es capaz de sostenerse”.

De acuerdo con el analista, la dictadura “tiene una lógica de control total y lo importante es que las cosas salgan a su favor”. De manera que a Ortega “no le afecta ninguna consideración negativa sobre la calidad de su proceso electoral. Es su proceso y lo va a sostener a base de represión”.

Incluso si no se pertenece a una organización partidaria o de activismo político, se percibe “el clima de control, de vigilancia, de seguimiento”, observa. “La represión es general”.

Otero opina algo similar. Es a los líderes de la oposición política a quienes no dejan salir de sus casas, “pero el resto de la gente es víctima por multas, aumentos de precio, amenazas, denuncias en los barrios de gente que coopera con el Gobierno y son malos vecinos”.

“Yo creo que va a aumentar los niveles de represión para mantener en sus casas”, considera Núñez. Será una represión “muy selectiva, para mantener disperso al liderazgo opositor en los municipios y departamentos”. Afectarán a unos sí y a otros no, “pero en algún momento van a reprimir a la persona equivocada”.

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